Estamos inmersos en sociedades dirigidas por gobernantes que siguen
desdeñando el conocimiento científico en la toma de decisiones para sus
políticas públicas, sobre todo las inherentes al desarrollo social, sus
decisiones han perdido hasta el sentido lógico para lograr el bien común, sin
poder sacudirse las lacras de los modelos económicos del neoliberalismo, como
la subordinación de sus decisiones a los intereses de la burguesía que nos vienen
dominando, desde su emergencia posterior a la revolución industrial desde el
siglo XVII, hoy integradas en la corporatocracia, que los estados, sobre todo
imperialistas, les han transferido a nivel mundial.
Después de los grandes siglos, XV y XVI de la ilustración renacentista, con
sus nuevos enfoques humanistas en los campos de las artes, la política, la filosofía
y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval, que emergieron posterior
a la obscuridad del razonamiento, inmersa en los perjuicios de las religiones,
en el teocentrismo, las codicias ambiciosas por el poder de los imperios, siguieron
con sus acciones militares para expandirse, sometiendo a grandes pueblos, alterando
sus culturas y manteniendo la ignominiosa explotación con sus lacras de desigualdad,
pobreza, hambrunas, pero sobre todo de ignorancia, inmersos en el analfabetismo
formal o funcional, con bajos niveles educativos, donde la inteligencia no
fuera mas allá de servir para lograr la sobrevivencia de los pueblos dominados,
las religiones servirían para que sus rituales fortalecieran el servilismo y la
pasividad de los ciudadanos ante el ejercicio del ignominioso poder de los
oligarcas al servicio de los imperios.
El siglo XX inmerso en la primera y segunda guerra mundial, extendiendo
las luchas imperialistas por sus expansiones territoriales, evoluciono hasta
este siglo XXI, generando grandes desarrollos técnicos y científicos, capaces
de solucionar con eficacia y eficiencia los grandes problemas de la humanidad,
como el hambre, las enfermedades, el deterioro ambiental y las necesidades para
el desarrollo urbano y rural de nuestras sociedades, soluciones que una y otra
vez han sido pospuestas, por la prevalencia de la deshumanización, con sus lacras
de corrupción de los gobernantes y oligarcas que se han sumado a lucha rabiosa
por los dineros, emergiendo sus guerras silenciosas, modernas, sólo privilegiando
las estrategias militares, cuando fallan sus aliados gobernantes y sus
oligarcas; su militarismo es sustituido con sus estratégicas imposiciones de
políticas económicas dirigidas a mantener su estatus quo y la extensión de su
poder, subsumiendo a las poblaciones en desinformación, la ignorancia y los mas
bajos niveles educativos, inhibiendo el desarrollo posible de la inteligencia
humana e integrándola a los rituales del hiperconsumismo, que fortalece su mas
valiosa forma moderna de esclavitud, los grilletes de las deudas, que los
someten mas a la lucha por sus sobrevivencia. Los estados sometidos y la gran
masa de las poblaciones se integran en el pensar sometido a la solución de
estos problemas, como tener dinero para solucionarlos, cerrando el ciclo
ignominioso del monetarismo prevaleciente de la economía del neoliberalismo.
Sus procesos educativos son dirigidos simuladamente a fortalecer las inteligencias
de las persona en las instituciones, se diluyen en procesos de aprendizaje
autoritarios dirigidos mas a lograr el desempeño profesional en una o varias técnicas
de las ciencias, muy lejos de la
necesaria visión holística, mas lejos de sus reiterados objetivos y peroratas de “formación
integral”, humanista, están más dirigidos a que permitan la incorporación al
trabajo, a la productividad económica, donde las personas son integrdas a monótonas rutinas
anquilosando, ausentes del pensar creativamente, que sumado a las necesidades de
mayor ingreso económico, para mantener o alcanzar los mínimos del bienestar en
sus familias, les limitan los tiempos para integrar no sólo los nuevos
conocimientos emergentes de los ámbitos científicos relacionados con sus
profesiones u oficios, sino el fundamental contacto humanista que deriva de la
interacción con las artes, la música, la literatura y de la filosofia. El neoliberalismo ha
integrado sus estrategias de “sociedad del conocimiento”, que están dirigidas a
fortalecer sus engranes de la productividad económica, acorde a sus voracidades
sin escrúpulos, de lograr más el enriquecimiento de unos cuantos, con la
pobreza de millones de personas en el mundo, su interes mercantilista por el uso de las ciencias y la tecnología, no tiene limites. Estúpidamente han llegado a conceptualizar
a la inteligencia de las personas en razón proporcional al logro de sus
exitosas vidas inmersas en su poder económico, no importándoles la calidad de
las penosas existencias inmersas en la corrupción y los abusos del poder que
reproducen en el seno de sus familias como la condición necesaria para extender
su pregonada inteligencia.
Las personas viven entonces motivadas por ganar más y mas dinero, tener
mas y mas cosas, bienes patrimoniales, se pierde la esencia del ser humano, el
pensar, vive para sobrevivir, el trabajo le sirve para ganar dinero, existe
poca motivación para ser creativo, para
innovar, para investigar, para cultivar su inteligencia, su desarrollo
espiritual y con ello su desarrollo humano y social que le permita transformar
su entorno y con ello vislumbrar la libertad, para dejar de vivir sometido,
explotado, adaptándose para sobrevivir, y no para vivir plenamente la vida con
todos sus satisfactores, lejos de los mínimos de bienestar que una y otra vez,
los gobernantes insisten en alcanzar en sus demagógicos discursos y planes de
desarrollo.
Lograr el desarrollo de la inteligencia, implica el predominio del
razonamiento, en el contexto del conocimiento científico y técnico mas actual,
que la humanidad ha generado, en lograr que pensemos mas los ciudadanos; los
políticos seguirán desdeñándola, porque su desarrollo atenta contra su propio
empoderamiento, que sigue la ecuación de que a mas ignorancia, mas fácil es la
explotación y la manipulación de las personas.
Cultivar la inteligencia, integrando conocimientos, actualizando
información, ejerciendo cotidianamente el pensar, reflexionando, analizando,
comparando, juzgando y actuando, constituye uno de las estrategias fundamentales
para alcanzar los mejores niveles de desarrollo humano y social de las
personas, es el instrumento más poderoso para lograr la libertad y lograr el
anhelado desarrollo sustentable de nuestro planeta.
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