sábado, 5 de abril de 2014

LAS ONG´S Y CLIENTELISMO POLITICO


En el siglo pasado, después de la segunda guerra mundial y en el contexto de la guerra fría que prevalecía en el mundo entre los países capitalistas y socialistas, encabezados por EU y la URSS, nuestros países emergentes, como México, denominados eufemísticamente países del tercer mundo o subdesarrollados eran objeto de políticas, para el desarrollo social, mediante el denominado estado de bienestar, que los gobiernos mal ejercían tratando de garantizar los satisfactores básicos como salud, seguridad social, vivienda, alimentación y educación de las poblaciones. La pobreza extrema, el hambre y las enfermedades hicieron prevalecer las organizaciones caritativas de la sociedad civil, la mayoría inmersa en los grupos religiosos de la iglesia católica y con el apoyo de algunos empresarios.

Las condiciones económicas y políticas que prevalecían en nuestras sociedades de injusticia, autoritarismo, antidemocracia y explotación, hicieron emerger los grandes movimientos sociales revolucionarios en las ciudades y en las zonas rurales, como el estudiantil del 68 y la guerrilla de los setentas, que  proyectaron el agotamiento del modelo corporativista, surgido de la Revolución Mexicana, el cual había generado sus propios interlocutores de la sociedad civil, con una política inmersa en el paternalismo y un fuerte intervencionismo estatal en la vida pública. Muchos de los pensadores críticos pasaron de la movilización política, a los proyectos de desarrollo de los gobernantes, que gustosamente los integraban, a sus estrategias para lograr mejores controles en el ejercicio del poder, sobre todo que limitaran la acción política de los opositores, mas de los que se integraban en la militancia de los partidos de izquierda, a quienes los gobernantes y los oligarcas primero privilegiaron la represión feroz que usaron en su abominable guerra sucia, luego empezaron a espejear una reforma política que a la fecha sigue sin concretarse en la anhelada transformación política de nuestro país donde prevalezca la libertad, la justicia y la democracia.

Las Organizaciones de la Sociedad Civil, algunas con años de existencia, aparecieron a la luz pública en el contexto del temblor en la ciudad de México de 1985, cuando prevaleció la pasividad gubernamental, donde ante la gran catástrofe, la ayuda internacional se canalizó a organizaciones sociales en vez del gobierno, así el auxilio a las victimas y la posterior reconstrucción visibilizaron a un movimiento hasta entonces desapercibido, como actor social alternativo a los tradicionales del espectro corporativo, movimientos gremiales-sindicales y políticos-partidos. Ante la ausencia de un concepto que permitiera catalogarlos o nominarlos se optó por la negativa con el término Organización no Gubernamental (ONG).

Luego al incrementarse el poder político de los  opositores al régimen, logrando hasta victorias por la vía electoral, como el caso de Cuauhtémoc Cárdenas, que ganando la elección presidencial en 1988, fue objeto de un gran fraude electoral, el priismo gobernante incrementó esas estrategias de control que permitiera dispersar la unidad en la acción de los ciudadanos progresistas, sobre todo de los activistas, simpatizantes de izquierda, que bregaban en la lucha por solucionar los problemas en las graves violaciones de los derechos sociales fundamentales, los derechos humanos, las persistentes transgresiones a la ecología, en los problemas emergentes de salud como el incremento de las adicciones, el SIDA, la Violencia Familiar y la lucha contra las desigualdades y la explotación de la mujer, etc., así iniciaron cientos de organizaciones de ciudadanos con objetivos particulares, en ámbitos específicos que estaban dirigidos a coadyuvar a mejorar el desarrollo humano y social de los habitantes. Actualmente destacan las dedicadas al apoyo a las mujeres impulsadas por feministas; las ecologistas; las dirigidas a la atención de los problemas de pobreza y vulnerabilidad, incluyendo el trabajo con indígenas, los inmigrantes y las de atención a la población discapacitada, entre otras. Sus abordajes van desde la perspectiva educativa, el desarrollo de proyectos productivos, de mejora de la calidad de vida, como los proyectos de autosuficiencia alimenticia o de autocuidado de la salud, o la combinación de dos o más orientaciones. En otros casos se trata de organizaciones para la movilización y la protesta, como las constituidas en contra de la globalización y de las políticas neoliberales. Un sector de las OSC ha optado por la denuncia y la movilización para exigir el respeto o las denuncias por violaciones de los derechos humanos, la depredación de recursos naturales, o se organiza en contra de políticas específicas, como por ejemplo la movilización en contra del Tratado de Libre Comercio. Su trascendencia ha hecho que organismos internacionales como la ONU los reconozca como interlocutores permanentes de la sociedad civil organizada, fundamentalmente en el marco del PNUD (Programa de Naciones Unidas Para el Desarrollo.
 
El Estado mexicano inició una política de fomento y fortalecimiento de estas organizaciones, legitimando su institucionalidad, además de los estímulos fiscales, destinó  recursos económicos para apoyar el financiamiento de sus actividades por todos los niveles de gobierno, desde el federal, el estatal hasta el municipal, privilegiando a las organizaciones dirigidas por personajes antipartidistas, antipolíticos, mas a los que se integraran a su perseverantes ideología de la vía ciudadana como solución a los problemas sociales prevalecientes, excluyendo a los de férrea oposición al régimen, con excepción de quienes aceptaran ser integrados a sistema de cooptación, donde les eran aceptados sus discursos innovadores y hasta revolucionarios siempre y cuando se exentaran  en la práctica de sus actividades en sus organizaciones de la sociedad civil.

Se les ha llegado a considerar las protagonistas de una nueva forma de gobierno, la gobernanza, se las convoca a integrar consejos consultivos en las dependencias gubernamentales, en los que supuestamente se definen las políticas públicas y los programas, se invita a sus dirigentes a incorporarse en la conducción de programas de gobierno, sobre todo de contenido social; son incorporados con la figura de candidatos ciudadanos, en las listas de candidatos a puestos de representación popular de los partidos, que inclusive modifican sus estatutos para poder incorporar a estos actores, supuestamente no partidistas, se convirtieron en sujeto de financiamiento público de diversos programas gubernamentales, y se encargan de actividades gubernamentales mediante los sistemas de subrogación, sobre todo en las secretarias de desarrollo social, del medio ambiente. La propuesta de esta gobernanza como nuevo modelo se ha concretado en la constitución de Consejos Consultivos, en la mayoría de las dependencias y programas de Gobierno, y foros de consulta, organizados generalmente por candidatos, o las cámaras. Entre otros se pueden mencionar los Consejos Consultivos de: Desarrollo Sustentable, Educación, Salud, para el Desarrollo Social, de Políticas de Población, de Transporte.

La realidad actual muestra un sistema de control estatal muy definido, el cual tiene como objetivo mantener relaciones de control y dependencia de las ONG,S. Los mecanismos de registro, instaurados han permitido a los gobiernos no solo conocer sino fundamentalmente regular a las organizaciones, convirtiéndolas en apéndices de las dependencias y programas gubernamentales. La mayoría optaron por registrarse, para acceder a las ofertas de financiamiento y apoyo derivadas de su integración a la gobernanza, que les ha limitado la capacidad crítica y propositiva de las organizaciones convirtiéndolas en organizaciones para-gubernamentales aniquilando la voluntariedad, integrando mecanismos de atracción mediante la amistad, el compadrazgo y la promoción y no sólo mantienen relaciones desinteresadas de trabajo, sino formas disimuladas de trabajo remunerado, de interacción clientelar con las instituciones y de formas veladas de promoción político electoral.
 
La realidad es que las Organizaciones de la sociedad civil, también denominadas organizaciones no gubernamentales, están muy alejadas de la perspectiva teórica, donde “se consideran como condiciones del surgimiento de la sociedad, la constitución de ciudadanos, en tanto sujetos, individuos con autonomía y capacidad crítica, su capacidad de asociarse libremente, sin coacciones ni por necesidad”, es decir que el prerrequisito de su existencia remite a la autonomía: autonomía económica,  autonomía de criterio y autonomía organizativa.

En este momento cabe preguntarse qué tan civil es la sociedad civil, o buscar nuevas conceptualizaciones, la  más drástica opta por denominarlas oportunistas-clientelares.

 

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