jueves, 5 de junio de 2014

EL DERECHO A LA VIDA Y SUS DEMAGOGOS


En pleno siglo XXI, una vez más, en Nuevo León,  los grupos sociales más conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad, con el apoyo y beneplácito de las instituciones religiosas, principalmente la iglesia católica y los políticos pripanistas están por lograr que se modifique nuestra constitución local, insertando el texto del derecho a la vida desde la concepción, lo cual criminalizaría con mayor energía a las mujeres que decidieran abortar por embarazos no deseados, debido a abusos sexuales, violación, causas médicas y psicosociales,  lo cual afectaría en mayor medida a las clases sociales medias y bajas que viven en condiciones marginales sin el goce pleno del derecho a la salud y a la educación.
Pretenden que nuestra sociedad involucione a las etapas más oscuras de hace décadas, del siglo pasado, del régimen pripanista, haciendo un lado los avances legislativos en el mundo, sobre los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que han fortalecido el derecho de la  mujer a decidir sobre su persona, para no seguir siendo víctima ignominiosa del obscurantismo fundamentalista de las retrogradas creencias moralistas religiosas y de personajes políticos inmersos en la ignorancia y desinformados en las ciencias básicas que determinan las saludables decisiones en temas que tienen que ver con sus decisiones políticas, sobre todo relacionados con el desarrollo humano y social, como este derecho fundamental de las mujeres a gozar plenamente de su libertad de decidir sobre su persona.
Lo increíble en este momento es que pretendan imponer su estrechez moral sobre sus concepciones de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, estando sus propias instituciones religiosas en una grave crisis de credibilidad moral por las abominables conductas sexuales perversas de sus integrantes, como sus orgullosos legionarios, que sobre todo en Nuevo León,  estos grupos conservadores apoyaron con gran determinación financiera y políticamente al ignominioso padre Maciel, que sirvió para imponerse como poder factico no sólo en nuestro país, sino en todo el mundo, erosionando la moral de toda la iglesia católica en el mundo, que no termina de superar por la pederastia clerical y las transgresiones a los votos de castidad de los sacerdotes que sigue emergiendo, por el problema fundamental de armonizar la salud sexual y reproductiva con la filosofía de sus religiosos, tema evadido, una y otra vez por sus jerarcas.
Son sus instituciones, que se han resistido a integrar el conocimiento científico para fomentar y promover la salud sexual, no sólo de sus sacerdotes y religiosos, sino hasta de los ciudadanos. Desde mediados del siglo pasado se negaron, y luego una y otra vez, a que los habitantes de Nuevo León, tuvieran el acceso a la educación sexual elemental, que permite integrar saludablemente la información necesaria para ejercer responsablemente la conducta sexual y reproductiva, sus fundamentalistas llevaban al extremo sus protestas contra los intentos de insertar en los libros de texto gratuitos, capítulos informativos sobre sexualidad, a quienes insistimos una y otra vez nos satanizaban, sus estrategias permanentes han logrado sustraer, no sólo los alumnos de educación básica, de recibir información sexual mínima, sino de integrar plenamente el conocimiento en los niveles medio superior y superior, sobre todo en los profesionistas de las ciencias de la educación, salud y de la conducta humana en nuestras sociedades.
Está ausente educación sexual  de las personas, en nuestra sociedad es la que se encuentra como fondo generador de los prevalecientes conductas sexuales sin responsabilidad y que sean víctimas del mercantilismo imperante de los empresarios que explotan el sexo, desde los frívolos programas de entretenimiento de pseudo artistas, hasta el trabajo sexual de las mujeres. Ni siquiera han dimensionado el problema de los embarazos no deseados, sobre todo en adolescentes, que siguen representando más del 30 % de los embarazos que suceden en nuestro estado, donde no conmociona las políticas públicas para que logren frenar esta grave problemática de salud sexual y reproductiva.
Su defensa del derecho a la vida, en esta reforma constitucional que pretenden es sólo una distracción, lo que realmente pretenden es que se siga y se amplíen las causas de responsabilidad penal en los casos de abortos hacía las mujeres y el personal de salud que atienda estos problemas de salud.
El derecho a la vida está presente en nuestra constitución mexicana, es un deber de todos los ciudadanos exigir que se cumpla el respeto pleno a la libertad y a los derechos fundamentales de todas las personas, no sólo los humanos, sino hasta los sociales, que logren el acceso a buenos servicios de salud, educación, alimentación, vivienda y los salarios dignos, dejen la demagogia de su defensa del derecho a la vida.

 

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