En pleno siglo XXI, una vez más, en
Nuevo León, los grupos sociales más
conservadores y reaccionarios de nuestra sociedad, con el apoyo y beneplácito
de las instituciones religiosas, principalmente la iglesia católica y los
políticos pripanistas están por lograr que se modifique nuestra constitución local,
insertando el texto del derecho a la vida desde la concepción, lo cual
criminalizaría con mayor energía a las mujeres que decidieran abortar por
embarazos no deseados, debido a abusos sexuales, violación, causas médicas y psicosociales,
lo cual afectaría en mayor medida a las
clases sociales medias y bajas que viven en condiciones marginales sin el goce
pleno del derecho a la salud y a la educación.
Pretenden que nuestra sociedad
involucione a las etapas más oscuras de hace décadas, del siglo pasado, del régimen
pripanista, haciendo un lado los avances legislativos en el mundo, sobre los
derechos sexuales y reproductivos de las mujeres que han fortalecido el derecho
de la mujer a decidir sobre su persona,
para no seguir siendo víctima ignominiosa del obscurantismo fundamentalista de
las retrogradas creencias moralistas religiosas y de personajes políticos
inmersos en la ignorancia y desinformados en las ciencias básicas que
determinan las saludables decisiones en temas que tienen que ver con sus
decisiones políticas, sobre todo relacionados con el desarrollo humano y
social, como este derecho fundamental de las mujeres a gozar plenamente de su
libertad de decidir sobre su persona.
Lo increíble en este momento es que
pretendan imponer su estrechez moral sobre sus concepciones de los derechos
sexuales y reproductivos de las mujeres, estando sus propias instituciones
religiosas en una grave crisis de credibilidad moral por las abominables
conductas sexuales perversas de sus integrantes, como sus orgullosos
legionarios, que sobre todo en Nuevo León,
estos grupos conservadores apoyaron con gran determinación financiera y
políticamente al ignominioso padre Maciel, que sirvió para imponerse como poder
factico no sólo en nuestro país, sino en todo el mundo, erosionando la moral de
toda la iglesia católica en el mundo, que no termina de superar por la
pederastia clerical y las transgresiones a los votos de castidad de los
sacerdotes que sigue emergiendo, por el problema fundamental de armonizar la
salud sexual y reproductiva con la filosofía de sus religiosos, tema evadido, una
y otra vez por sus jerarcas.
Son sus instituciones, que se han
resistido a integrar el conocimiento científico para fomentar y promover la
salud sexual, no sólo de sus sacerdotes y religiosos, sino hasta de los
ciudadanos. Desde mediados del siglo pasado se negaron, y luego una y otra vez,
a que los habitantes de Nuevo León, tuvieran el acceso a la educación sexual
elemental, que permite integrar saludablemente la información necesaria para
ejercer responsablemente la conducta sexual y reproductiva, sus
fundamentalistas llevaban al extremo sus protestas contra los intentos de
insertar en los libros de texto gratuitos, capítulos informativos sobre
sexualidad, a quienes insistimos una y otra vez nos satanizaban, sus estrategias
permanentes han logrado sustraer, no sólo los alumnos de educación básica, de
recibir información sexual mínima, sino de integrar plenamente el conocimiento
en los niveles medio superior y superior, sobre todo en los profesionistas de
las ciencias de la educación, salud y de la conducta humana en nuestras
sociedades.
Está ausente educación sexual de las personas, en nuestra sociedad es la que
se encuentra como fondo generador de los prevalecientes conductas sexuales sin responsabilidad
y que sean víctimas del mercantilismo imperante de los empresarios que explotan
el sexo, desde los frívolos programas de entretenimiento de pseudo artistas,
hasta el trabajo sexual de las mujeres. Ni siquiera han dimensionado el
problema de los embarazos no deseados, sobre todo en adolescentes, que siguen
representando más del 30 % de los embarazos que suceden en nuestro estado,
donde no conmociona las políticas públicas para que logren frenar esta grave
problemática de salud sexual y reproductiva.
Su defensa del derecho a la vida, en
esta reforma constitucional que pretenden es sólo una distracción, lo que
realmente pretenden es que se siga y se amplíen las causas de responsabilidad
penal en los casos de abortos hacía las mujeres y el personal de salud que
atienda estos problemas de salud.
El derecho a la vida está presente en
nuestra constitución mexicana, es un deber de todos los ciudadanos exigir que
se cumpla el respeto pleno a la libertad y a los derechos fundamentales de
todas las personas, no sólo los humanos, sino hasta los sociales, que logren el
acceso a buenos servicios de salud, educación, alimentación, vivienda y los
salarios dignos, dejen la demagogia de su defensa del derecho a la vida.
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