jueves, 15 de enero de 2015

PACTOS DE LOS POLITICOS, MENTIRAS Y SIMULACIONES

El pasado viernes 8 de enero, acudí en representación oficial, del compañero Rogelio González Ramírez, presidente del Comité Ejecutivo Estatal de MORENA en Nuevo León, ante el Pleno de la Comisión Estatal Electoral, en nuestro estado, para transmitir la postura política de MORENA, en su propuesta de un “Pacto de Comportamiento Ético y de Civilidad para el Proceso Electoral 2014-2015, que firmarían todos los representantes de los partidos políticos, buscando garantizar el respeto a las leyes y la prevalencia de la ética en los comportamiento políticos inherentes a este proceso.
En representación de los partidos estuvimos: Gilberto de Jesús Gómez Reyes, del PAN; Eduardo Alonso Bailey Elizondo, del PRI; Aníbal Garza, del PRD, Asael Sepúlveda, del PT y Edgar Salvatierra Bachur, del PVEM, Juan Antonio Rodríguez, del Panal; Alain Gerardo Sandoval, del Partido Demócrata; Luis Farías, de Cruzada Ciudadana; Gerardo López del Partido Humanista, Esteban Tello, del Partido Encuentro Social y un servidor, por Morena, con la encomienda no sólo de no firmar el pacto, sino de posicionar un mensaje sobre el motivo de nuestra postura política.
Resulta, que una vez que se dio el protocolo de bienvenida, los parabienes por la asistencia concurrida y la intervención  del titular de la CEE, Mario Alberto Garza Castillo, con una síntesis ejecutiva del contenido del documento a firmar, inmediatamente se pasaron los documentos para sus firma, por lo que tuve que intervenir para expresar, inmediatamente nuestra negación a firmar y solicitar, a la vez, comunicar el mensaje que portaba, a lo que amablemente Mario Alberto Garza, respondio que me esperara a que procedieran a firmar el resto de los representantes de los partidos, para luego darme la voz para intervenir, no dejando de sorprender, a los asistentes, nuestra postura.
Una vez que se registraron las firmas, al intervenir comuniqué que MORENA, nuestro partido no firmaba este pacto, porque en esencia sus contenidos ya están integrados en las leyes electorales, civiles y penales vigentes que norman nuestras obligaciones y responsabilidades no sólo de los militantes, ciudadanos, precandidatos, candidatos, partidos, funcionarios públicos, electorales, así como previenen y contienen las sanciones a los transgresores, además de que tenemos la convicción de que no se debe disociar la ética de la política y en el ejercicio de las leyes, de tal forma que resultaba falaz, protagónico, simulador, como la mayoría de los pactos que los regímenes pripanistas han hecho en nuestra nación, nutriendo la devaluación del quehacer político, inmersa en la mentira y la deshonestidad, obstaculizando los anhelos de libertad, democracia y justicia de todos y todas los mexicanos.
Bastaría que cumpliéramos cabalmente con la ley y no se daría la pretendida “guerra sucia”, entre los partidos y candidatos, que según las autoridades electorales, pretenden evitar con este tipo de pactos, que según su , Mario Alberto Garza Castillo, presidente de la Comisión Estatal Electoral “con este se busca velar por el cumplimiento de la equidad, independencia, imparcialidad, legalidad, objetividad, certeza, definitividad, máxima publicidad y transparencia; e impulsar la participación democrática, promoviendo el respeto y la tolerancia, para que las condiciones sociales del proceso electoral sean de tranquilidad y convivencia.”
Invitar a respetar la ley, por las y los obligados a ejercerla, mediante pactos, es una de las posturas más mediocres de los políticos gobernantes que han servido sólo para simular y extender las mentiras que han sistematizado, logrando la  precarización de la política y de la ética, alejando y provocando aversiones de la mayoría de los ciudadanos hacia la política, nutriendo la sociedad deshumanizante en que vivimos, donde son precisamente las normas, principios y valores desintegrados de la formación de la personalidad de los seres humanos, logrando obstaculizar el incremento de los niveles de desarrollo humano y social que como país nos merecemos.
Las leyes existentes para lograr la anhelada democracia en el seno de toda la sociedad, no sólo la que se refiere con este pacto, dirigido a la democracia electoral, siguen sin ser perfeccionadas, obstaculizadas por las y los oligarcas de los poderes económicos, políticos y partidistas, para que cumplan cabalmente como sucede en los países más desarrollados, contribuyendo a los más altos niveles del bienestar, aun mas su grave problema es que son leyes que como refiere la politóloga Soledad Loza, en su artículo del periodico la Jornada, del día de hoy, el problema es mucho más profundo  “las leyes no han podido extirpar ni contener, que tiene que ver con nuestra comprensión del ser humano, de su dignidad, del inexcusable respeto a su integridad”.
Dignidad que para los políticos pripanistas, no forma parte de su existencia, menos de su quehacer político, como lo están demostrando en sus conductas transgresoras de la ética y la legalidad, desde todo el año pasado, en el posicionamiento de sus imágenes y sus lacras clientelares, corporativistas y asistencialistas para lograr candidaturas, que estos días han definido posicionar con el típico dedazo, sobre todo los priistas a la senadora Ivonne Álvarez, ex alcaldesa del municipio de Cd. Guadalupe, que juro ante notario público, que ella no iba a chapulinear, es decir dejar de gobernar ese municipio, para buscar otro puesto y resulta que incumplió con su palabra, que hizo en su campaña para ese puesto, ante notario público, resultando ahora que deja el senado, porque quiere ser gobernadora de Nuevo León. Lo mismo le paso a la precandidata del PAN Margarita Arellanes, que acaba de solicitar licencia, como alcaldesa de Monterrey, porque también quiere ser gobernadora de nuestro estado, a pesar de haber prometido públicamente, cumplir todo su periodo en ese gobierno.
Estos son tan sólo dos excelentes ejemplos de que en la política de los pripanistas la moral no existe, sigue siendo “el árbol que da moras”, como decía el cacique político príista de San Luis Potosí, desde la década de los cincuenta, del siglo pasado Gonzalo N. Santos, menos la dignidad, muy lejos de la integridad que hoy siguen aborreciendo sus principales líderes, desde el ignominioso Enrique Peña Nieto, en funciones de presidente de nuestra patria,  hasta el imberbe gobernador de Nuevo León: Rodrigo Medina.

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