viernes, 23 de enero de 2015

POLITICOS Y DESARROLLO HUMANO

En el mes de octubre, del año pasado, en una de las páginas electrónicas del boletín de Monitor Político, que contiene opinión y análisis de la política contemporánea de periodistas e intelectuales connotados de Nuevo León, uno de ellos, el  Doctor en psicología,  Ernesto Piñeyro Piñeyro, intitulaba su colaboración como  “Los Jodidos y refiriéndose a Monterrey, expreso: “La ciudad, que muchos consideramos una extensión de nuestra residencia familiar, es un verdadero asco, un muladar bíblico, un chiquero lleno de marranitos, marranotes, margarranitas y margarranotas. Todos felices batiéndose en el lodo y compartiendo sus detritos personales. Para donde quiera que voltee uno la mirada, la nariz, los oídos o que encaminemos nuestros pies, nos asalta el desorden, lo malos olores, el ruido incontrolado y el zoquete que dejan a su paso, los zoquetes de los políticos de todos los niveles. En otras palabras, el caos, el desmadre y el despadre para ser justos con ambos progenitores, campean en plenitud absoluta. Y aún piensan en reelegirse los desvergonzados que fungen y fingen como autoridades "de facto electoral", por no llamarlos de fraude electoral. A los que votaron por ellos, premiados con una despensa, un lonche con soda y ahora, hasta con billetes de $500.00, M. N., deberíamos de exhibirlos en la plaza pública. Desgraciadamente no hay suficientes parques para tantos Esaúes que vendieron su primogenitura por un plato de frijoles a la charra, (por los charros). Gracias idiotas, traidoras hambreadas que regalan o venden al mayor postor, sus traseros y los de las mujeres de sus familias, sean madres, hijas, hermanas o esposas, se los volverán a comprar en las próximas elecciones y les darán un uso intensivo.”
Eran los tiempos preelectorales, donde la alcaldesa Margarita Arellanes y su grupo político, incrustado como funcionarios públicos, en su mayoría en su administración pública de la ciudad de Monterrey, que gobernaba como panista, estaban más ocupados en sus intereses para lograr avanzar hacia su nominación como candidata a gobernadora por ese partido; abandonaban a  nuestra ciudad en esa grotesca realidad, que el Dr. Piñeyro exhibía y complementaba con la prevalencia de las conductas, que la mayoría de los ciudadanos asumen, durante las elecciones, integrándose al fraude electoral, que una y otra vez persisten gobernantes, políticos y autoridades electorales reproducir. Eran los tiempos también en que también los políticos del partido gobernante en nuestro estado, el PRI,  que aspiraban a ser candidatos a la gubernatura, algunos incrustados como funcionarios, otros en funciones de diputados y senadores, se desvivían en posicionarse de “popularidad”, mediante exhibiciones ramplonas de su ser humanitario, inmersas en el asistencialismo a indigentes, personas en pobreza, hambrientas, enfermos, niños sin capacidad de vivir las fiestas navideñas; con el apoyo de los dominantes medios de comunicación dirigiéndose a su mejor producto que ellos habían procreado en sus influyentes programas de entretenimiento, me refiero a Ivonne Álvarez, que resulto como su candidata al gobierno del estado, humillantemente para los 10 o más precandidatos, que tuvieron que disciplinarse en aras de la unidad interna que los regímenes priístas dominan muy bien con sus militantes serviles y sumisos al político empoderado en turno.   
No estoy de acuerdo con la expresión del Dr. Piñeyro y sus calificativos de: “idiotas, traidoras hambreadas, que regalan o venden al mayor postor, sus traseros y los de las mujeres de sus familias, sean madres, hijas, hermanas o esposas, se los volverán a comprar en las próximas elecciones y les darán un uso intensivo.” Es muy comprensible su iracunda reacción de hastió ante una sociedad donde prevalece la ignorancia, la pasividad, el conformismo, la insensibilidad ante la injusticia, la prevaleciente corrupción de las y los políticos, pero sobre todo la deshumanización, que perniciosamente ha avanzado liquidando las normas y valores fundamentales del ser humano en el seno de los grupos e instituciones sociales, donde no son sólo los políticos y las políticas, con o sin partido, sino los demás agentes de cambio como líderes empresariales, religiosos, científicos, académicos, intelectuales, artistas que siguen en sus zonas de confort sin asumir los riesgos que conlleva el activismo transformador y obstaculizante del deterioro de nuestra sociedad.
Los que cultivamos o cuando menos intentamos el pensar, como proceso fundamental del desarrollo humano, seguimos percibiendo la ofensa, el insulto a nuestra sociedad, derivado de las conductas de gobernantes y políticos, que siguen con sus decires y hechos, inmersos en la mentira, pensando que la inmensa mayoría de nuestra población son unos tontos, capaces de ser comprados, humillados y aguantar todo. Observemos como están en este momento candidatos y candidatos de los principales partidos del PRI y el PAN, y hasta de los denominados “ciudadanos independientes” que han gobernado, que han sido funcionarios, y que  no sólo han sido incompetentes en sus desempeños, sino en sus funciones han estado inmersos en la corrupción, son hombres y mujeres sin principios, sin honestidad, sin integridad, sin escrúpulos, serviles a los poderes de la oligarquía, de quien ha dependido la gobernabilidad en nuestro estado, con quienes conjuntamente aquí en Nuevo León y en México les ha importado un bledo el que nuestra sociedad alcance los niveles del  desarrollo social y humano que nos ha correspondido, de acuerdo con la riqueza de nuestro desarrollo histórico, cultural, económico y los recursos naturales, humanos y patrimoniales que todos los ciudadanos y ciudadanas hemos contribuido en los más de cinco siglos de construcción de nuestro estado-nación
No tengo duda que estos personajes, seguirán con sus poderes económicos y políticos, manipulando, imponiendo, corrompiendo, proyectando sus espejismos de cambio, para que las cosas sigan igual, explotando la prevaleciente ignorancia, el analfabetismo formal y funcional de la inmensa mayoría de los ciudadanos, fortaleciendo el individualismo, la competencia descarnada para el éxito de las personas basadas en sus economías y bienes materiales, menoscabando el amor, la bondad, la generosidad, tratando de liquidar la solidaridad, pero sobre todo viviendo de la corrupción que como cáncer diseminado en toda la sociedad, persisten en reproducir y seguir extendiendo, olvidando que como enfermedad el cáncer si no lo detenemos destruye todo, aun sus propias vidas.
La política y los políticos en México, con mayor vergüenza en mi estado de Nuevo León, han demostrado que el desarrollo humano y social es sólo una frase, a lo más uno de los objetivos que encierran en una de sus secretarías, en sus planes de gobierno, para hacer sus políticas asistencialistas y clientelares,  que les siga permitiendo ganar las elecciones fraudulentas; ni hablar de su menosprecio por la democracia participativa del pueblo.

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