miércoles, 7 de enero de 2015

LAS Y LOS ENFERMEROS EN SU DIA


El 6 de enero, celebramos en México, a los trabajadores de la salud  dedicados a la profesión de la enfermería en nuestra sociedad, en sus diferentes categorías que históricamente han sido consideradas de conformidad con sus formaciones académicas, que van desde el nivel técnico, consideradas como auxiliares de enfermería, luego las y los del nivel básico, que desarrollaron estudios de enfermería con el nivel educativo de educación media superior,  que se integran como enfermeras generales, seguidas por quienes cursaron estudios de licenciatura en enfermería en el nivel superior y finalmente quienes desarrollaron estudios de especialidad y postgrados en maestrías y doctorados.
Es una de las profesiones con una gran esencia humanista que integra, en sus actos los máximos de bondad y generosidad, con el amor fraternal solidario inherente, hacía los usuarios de los servicios de la salud, desde la prevención, el tratamiento hasta la rehabilitación y la asistencia en el camino hacia el inevitable final del ciclo de la vida humana: la muerte. Son y han sido fundamentales para el desempeño de los procesos de atención con calidad y calidez en la medicina, pilar esencial con los médicos de todas las especialidades y demás profesiones inmersas en el equipo de salud, en estos procesos con los laboratoristas, rehabilitadores, trabajadores sociales, promotores de la salud y los psicólogos.

Poseen una mística de servicio invulnerable, en la gran mayoría, a muchas de las condiciones adversas que las instituciones públicas y privadas les generan en sus condiciones laborales y burocratismos administrativos que se suman a las carencias crónicas, sobre todo de los hospitales públicos de la SSA y de la seguridad social, como el IMSS y el ISSSTE, deteriorando sus niveles de bienestar disminuyendo sus años de vida saludable en sus expectativas de vida. En silencio, toleran no sólo sus enfermedades físicas, producto de sus actividades laborales en ambientes de riesgo sanitario, sino las angustias, tristezas, depresiones y los malos tratos que van desde el simple abuso autoritario de los colegas médicos, que algunos, siguen subyugando a este gremio, inmersos en el mercantilismo medico, hasta la violencia institucional, familiar y social en todas sus manifestaciones, como la que hoy padecen la mayoría de ellos y ellas, al no reconocer cabalmente el estado mexicano, sus derechos a una mejor compensación salarial producto de sus esfuerzos por mejorar sus capacidades en el desempeño de sus tareas.
Resulta, que en esta fecha, en vez de celebrar, las y los enfermeros mexicanos tuvieron que realizar una jornada de lucha contra las injusticias, desarrollando una marcha en la ciudad de México, la tercera que realizan, desde el año pasado, refrendando su demanda de que se les reconozca sus capacidades profesionales sin exclusiones, sobre todo porque el programa de profesionalización de la SSA tiene entre sus requisitos que los aspirantes a ocupar una plaza de especialista (con licenciatura o posgrado) debe comprobar dos años de antigüedad en la unidad de salud y con las funciones de enfermería;  reiteran que desde que se creó la licenciatura de enfermería no se les ha reconocido su preparación académica, ni en el ámbito laboral ni salarial, su exigencia principal fue que se reconozca “de inmediato” su formación académica, una vez que empiecen a laborar, refrendaron además su exigencia de que el programa de profesionalización, que sólo se aplica para trabajadores con plazas federales de la SSA, se extienda a todas las instituciones del sector salud.

Ni siquiera merecieron la atención personal, por ser su día, de la secretaria de Salud, Mercedes Juan, no los recibió, se limitó a enviarlos con representantes de la Comisión Permanente de Enfermería, para instalar una mesa de negociaciones sobre el pliego petitorio de los compañeros y compañeras enfermeras. Sus demandas justas, no se han cumplido desde el proceso de profesionalización que desde 2006 se aplica en esta dependencia federal, con la finalidad de mejorar la calidad de los servicios médicos y reconocer la preparación académica de sus trabajadores.
En México laboran más de 289 mil enfermeras y enfermeros, lo que representa un incremento de 50 por ciento en los pasados 10 años. Del total, 30 por ciento tienen nivel de licenciatura, y de éstos la mitad se encuentran en hospitales de la Secretaría de Salud (Ssa), desde el 2006 sólo se ha beneficiado a 18 mil 243 personas  mediante el  reconocimiento a los trabajadores.

Resulta que no sólo las enfermeras y enfermeros han sido tratados con justicia mediante este programa de profesionalización de sino además los de trabajo social, terapistas físicos y rehabilitadores, donde absurdamente se condiciona a los tiempos de antigüedad y el plazo para acreditar la obtención del grado académico de licenciatura y especialidad, obstaculizando el pleno derecho de los trabajadores.
Lo que no dicen los funcionarios de salud, es que la razón más poderosa  de estas injusticias, es su subordinación a los intereses del capitalismo neoliberal y el régimen nefasto de peñanieto, que está al servicio de la mafia de oligarcas que lo impuso, no quieren aumentar el presupuesto en salud  que sigue siendo menos del 4 por ciento del PIB, cuando requerimos en este momento, cuando menos más del 6 por ciento, muy lejos de países como Cuba y nuestros vecinos americanos que invierten más del 10% de su PIB. Menos aceptaran el prevaleciente modelo administrativo que ejercen inmersos  en la corrupción, los altos salarios y gastos de los funcionarios sumado al dispendio en el manejo de los pocos recursos financieros.

Refrendando su inmensa bondad , los trabajadores dejaron claro que ninguna clínica ni hospital paró sus actividades. Al contrario, gritaron: “después de trabajar, venimos a luchar”, en tanto recibieron la garantía de las autoridades, de que no habrá ningún tipo de represalia ni hostigamiento en contra de los participantes en las movilizaciones, como si su derecho de  libertad de expresión no existiera.
Felicidades, son un ejemplo no sólo para quienes somos trabajadores de la salud, sino para quienes necesitan darle sentido a la vida retomando los valores del humanismo.

 

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