sábado, 31 de enero de 2015

IDEALES DEL SER Y EL DESARROLLO HUMANO.


Una de las más trascendentes funciones de la sociedad, en su conjunto, es sin duda lograr los más altos niveles de desarrollo humano de sus integrantes, lo cual implica lograr un perfil de personalidad de los ciudadanos a los que debemos de aspirar, a manera de la búsqueda del “hombre nuevo” que filósofos y políticos a todo lo largo de nuestra civilización han intentado describir como los ideales de ese ser, en el contexto de sus tiempos históricos.
Aunque los referentes ideales de este ser, han sido persistentemente ubicados en el heliocentrismo dominante de las doctrinas filosóficas generadas en Grecia, no olvidemos los antecedentes de otras culturas milenarias, como las de China, india y la antigua Persia, así  Sócrates, Platón y Aristóteles, se destacan por sus pensamientos e ideales y por sus preocupaciones éticas, estéticas, políticas, analizando la esencia de los hombres en correspondencia con los intereses sociales que representaban, en las sociedades esclavistas, donde estaban inmersos, con los elitismos impositivos de sus concepciones morales.
Luego en el marco de las sociedades feudales, con su obscurantismo, donde se expresó la subordinación del espíritu investigador a la fe religiosa, donde no se buscaba la verdad, sino los medios para fundamentar las verdades reveladas,  erigiéndose  su filosofía sobre tales bases tenía que declinar,  con los ideales impuestos por la iglesia, que  era el centro rector de las letras y de la cultura y donde la atención se centra en la religión, donde filosóficamente se reducen al principio de que la predestinación del hombre es más sublime que su existencia terrenal como tal, así el mejoramiento humano está condicionado por Dios, en tanto se trata del hombre que se renueva a imagen de su Creador, el concepto de hombre nuevo no es para referirse al hombre corporal, sino al hombre espiritualmente fortalecido que somete su alma a Dios, para de esta forma lograr la eternidad.
Luego, al aparecer los gérmenes del modo de producción capitalista, en varias regiones de Europa durante los siglos XIV y XV, fundamentalmente, trayendo cambios económicos, sociales y técnicos tuvieron repercusión en la vida espiritual de los pueblos europeos. En este período surge una nueva concepción acerca del hombre que recibió el nombre de Humanismo, la que proclamaba la plena inserción del hombre en la vida terrenal, contribuyendo a que se formara una concepción no religiosa del mundo. Se empezó a reconocer el derecho del hombre a la felicidad, a la existencia digna en el sentido espiritual y físico. Posteriormente, esa inclinación del espíritu, se transformó en la concepción y los ideales del individualismo como forma específica de explicación de la idea de sublimación del individuo, se trataba de emancipar al hombre de las trabas medievales. Así a mediados del siglo XVIII surge en Francia el movimiento determinante de crítica a la ideología feudal, las supersticiones religiosas y se preocupan por fomento de la libertad de pensamiento científico y filosófico, conocido como Ilustración. Entre los principales representantes de este movimiento se encuentran, entre otros, Montesquieu, Voltaire, Rouseau, Holbach y Helvecio, que plantearon que la educación y la buena administración de un buen gobierno, es el medio más seguro de proporcionar a los pueblos los sentimientos, las aptitudes, las ideas y las virtudes indispensables para el esplendor de la sociedad. Emergen los conceptos de la educación y la cultura como fuerza transformadora y de mejoramiento humano y social, si se les encauza adecuadamente a partir de condiciones socio económico permisible. Se perfilaba al hombre libre, feliz, fraternal, solidario, critico, emancipador, destructor de las relaciones feudales, esclavizadas, con una moral enmarcada en el humanismo que integraba la espiritualidad a través de la filosofía, la religión y el arte; así lo pensaban y lo plasmaron en sus obras clásicas los filósofos alemanes Kant, Hegel y Feuerbach, al mismo tiempo se desarrollaba la ideología burguesa inmersa en sus excepcionales desarrollos de la propiedad privada. En ese contexto, emergieron las ideas socialistas utópicas que tuvieron su máximo esplendor en las figuras de los franceses Saint Simón y Charles Fourier junto al inglés Robert Owen colocaron los valores del humanismo en un lugar de primer orden para lograr los objetivos propuestos para el avance de la sociedad hacia etapas superiores, plantearon que el carácter humano es susceptible al perfeccionamiento si se modifica el ambiente social.
Luego en el siglo XIX, los clásicos del marxismo Karl Marx y Friedrich Engels,  nutriéndose de toda la obra de creación humana, que les antecedió, sitúan al hombre no sólo como centro de sus preocupaciones filosóficas sino que proponen las vías para lograr una verdadera existencia humana y en ese sentido proyectan la formación de un hombre nuevo, un individuo superior plenamente emancipado y desarrollado multifacéticamente en todos sus aspectos, dejan plasmado que el carácter esencialmente humano, de la sociedad futura, estará dado en las posibilidades que tendrá el hombre de desplegar todo su potencial humano lo cual solo se logra en la sociedad comunista que propugna la formación de individuos multifacéticamente desarrollados, plantean la necesidad de superar la sociedad capitalista como causante de la deshumanización moderna y crear una sociedad que propicie la plena realización del hombre. Esta sociedad, denominada comunista es la que permitirá el libre desarrollo pleno y armónico del hombre, un productor capacitado universalmente, conocedor de las bases científicas de la producción y con un pensamiento universal que le permita la plena satisfacción de las necesidades materiales y espirituales con un alto desarrollo ideo político, estético y moral.
Con la victoria de la revolución socialista en CUBA, emergió con el CHE Guevara, La concepción ética sobre la formación del hombre nuevo, que él  fundamentaba en dos elementos esenciales: 1.Re-educar al hombre adulto, pues es el individuo quien debe transformar la sociedad después de la toma del poder político y que se ha formado en la sociedad anterior.  2. Formar las nuevas generaciones encargadas de continuar el proceso revolucionario, el hombre del siglo XXI. Lo que quiere decir, que la sociedad socialista se edifica en dos direcciones fundamentales: el desarrollo material y la formación de la personalidad de nuevo tipo, con nuevos hábitos, a los que se refería el Che, que quiere decir lograr el afianzamiento de valores, proceso condicionado por la posición social del sujeto y los cambios sociales que generan a su vez mejores condiciones materiales y espirituales de existencia. Esto es posible a través de las interacciones aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica y  la que lleva a cabo la sociedad a través de sus relaciones cotidianas de convivencia, la que asimilada por las masas en forma de normas, hábitos y costumbres, llega a convertirse en patrón de conducta. El perfeccionamiento de la personalidad, implicaría progresivamente para el hombre, igualdad, participación, responsabilidad, libertad y desalineación Este hombre nuevo, es el que enarbolamos una y otra vez en las propuestas transformadoras de los movimientos sociales en el mundo, luchando contra la injusticia y la desigualdad de los regímenes autoritarios, fascistas y dictatoriales, sobre todo de los denominados países del tercer mundo, como México; donde nuestras propuestas era la construcción de una sociedad socialista. El desarrollo integral del ser humano, como concepto, invadió todos los estratos de las ciencias sociales, de la salud y las relacionadas con la conducta humana, desde la psicología hasta la psiquiatría.  
Este hombre nuevo, es el que enarbolamos una y otra vez en las propuestas transformadoras de los movimientos sociales en el mundo, luchando contra la injusticia y la desigualdad de los regímenes autoritarios, fascistas y dictatoriales, sobre todo de los denominados países del tercer mundo, como México; donde nuestras propuestas era la construcción de una sociedad socialista. El desarrollo integral del ser humano, como concepto, invadió todos los estratos de las ciencias sociales, de la salud y las relacionadas con la conducta humana, desde la psicología hasta la psiquiatría.
Así se vislumbró la caracterización ideal de la personalidad del ser humano nuevo para este siglo XXI, que seguiremos abordando.

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