Vivimos en México, un proceso de elecciones para renovar los
diputados federales el Congreso de la Unión, diputados locales en todas las
legislaturas de los estados, alcaldes en todos los municipios del país y gobernantes en nueve estados, la elección será el próximo 7 de junio del
presente año. Constituye un proceso electoral inédito por la gran cantidad de
partidos políticos participantes, 10 a nivel federal y 12 en las elecciones
locales, además de la integración de candidatos independientes, por primera vez
en la legislación electoral vigente.
Nuestra democracia imperfecta, sigue siendo obstaculizada por
los políticos y gobernantes, que hacen de estos procesos una reproducción de
sus conductas autoritarias, simuladoras, deshonestas, prevalecientes en la
mentira, el engaño, la manipulación, con las lacras del uso clientelar y
corporativo de la política, donde asoman el poder de sus dineros para lograr la
compra y la cooptación del voto. Son conductas proyectivas de sus bajos niveles
de desarrollo humano, en lo que debiera ser una de sus opciones básicas,
que insisten integrar en sus peroratas, de propuestas transformadoras o revolucionarias,
desde la búsqueda elemental del bien común hasta el logró de alcanzar los
máximos niveles de ese desarrollo humano y social de nuestras sociedades.
En todos los partidos, los procesos internos que deberían ser
un ejemplo de procesos democráticos, siguen sin consolidar la ejemplar
democracia participativa, a la que según todos ellos aspiran integrar en
nuestra sociedad, una vez en el poder por el que compiten. Los tres principales
partidos gobernantes, que integraron el ignominioso pacto por México, PRI, PAN
y PRD siguieron reproduciendo las decisiones verticales, cupulares,
antidemocráticas, centralistas de sus oligarcas partidistas para satisfacer a
sus intereses sectarios y hasta familiares, en tanto los pequeños partidos,
unos como el partido verde ecologista (PVEM), Nueva Alianza (PANAL), siguieron
los ejemplos, como satélites del partido en el gobierno (PRI); luego en el
Partido del Trabajo (PT) y Movimiento
Ciudadano (MC), no sólo reprodujeron las conductas de los partidos gobernantes sino
además formaron alianzas con el PRI o el PAN, mostrando el perverso pragmatismo
y una gran incongruencia con sus ideologías
y principios, como “una gran promiscuidad”, como lo refirió Andrés Manuel López Obrador,
en referencia a la alianza del PT con el PAN en las elecciones del estado de
México. Los partidos de reciente registro como el Partido Humanista (PH) y
Encuentro Social (PES), ni siquiera desarrollaron procesos internos democráticos,
integrando decisiones centralistas “por designación”, dirían ellos, en la búsqueda
de refrendar su registro con el mínimo porcentaje que la ley electoral exige.
Nuestro partido MORENA, en tanto, desarrolló los procesos democráticos
que contemplan en su estatuto, mediante la realización de asambleas electivas, donde el voto directo, universal y secreto de
sus militantes determinó sus candidatos; las denominadas postulaciones
de representación proporcional en todos los niveles, desarrollamos el novedoso método
de la insaculación, con un sorteo público de los candidatos propuestos, para
así combatir, uno de las principales lacras de los políticos oportunistas de las
campañas electorales, que en estos tiempos abundan en México, buscando estas posiciones
plurinominales, desde luego que no fue fácil, el proceso fue generador de
conflictos, por políticos acostumbrados a los males de la cultura política prevaleciente
de los partidos de donde provienen, en una gran mayoría del PRD.
Las irregularidades sustanciales de las elecciones en México que
las alejan de ser libres, justas, equitativas y serias, con sus debilidades
institucionales permeadas por sus dependencias al poder económico y político de
las oligarquías empresariales y partidistas han iniciado una vez más
obstaculizando nuestra integración plena a ser parte de las sociedades democráticas
más avanzadas del mundo.
Seguirán manteniendo el uso de su poder, buscando perpetuarse de manera
indefinida, satisfaciendo a sus familias, a sus negocios, aumentando sus
fortunas, empobreciendo más a las mayorías,
utilizando la retórica revolucionaria del cambio, para no cambiar nada, el peso
económico y mediático definirán otra vez a quien pondrán en el poder servil a
sus intereses, la democracia y el desarrollo humano sólo seguirán en sus
discursos.
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