El desarrollo científico y tecnológico de la era digital,
actual, ha generado las facilidades para tener comunicación, acceso a la información y el
conocimiento de manera inmediata, modificando además la calidad de nuestras
interacciones humanas y en algunos casos colocarse como factor determinante de
trastornos emocionales y de conducta que afectan la salud mental de los
usuarios.
Pareciera ser una gran paradoja, que en tanto, existen estas
facilidades para incrementar nuestras funciones cognoscitivas del cerebro,
mejorando las capacidades de comunicarnos, del conocer, el pensar y del razonamiento, es visible
su disminución en la mayoría de quienes usan estas redes sociales de internet,
resultando atrapados por las redes en formas de comunicación, sustentadas en la
desinformación, las mentiras y las relaciones afectivas superficiales, que
rayan en el mantenimiento de grandes
tiempos de vida, usados en estas redes, prevaleciendo frivolidades,
en sus comunicaciones, sobre las vivencias cotidianas de la existencia humana
ligadas más al tener y no la ser, en el contexto del individualismo y del
hiperconsumo mercantilista, dañando la sociabilidad e
incrementando la deshumanización de nuestras sociedades.
Sin darse cuenta, los usuarios han sido absorbidos por los
intereses del neoliberalismo, imponiendo sus estrategias publicitarias, en sus
propios estilos de vida y comunicación en las redes, pasan a ser mercancía que
es cuantificada por el consumo que hacen y
de la conversión en publicidad de que son objeto en sus links de sus
servidores, algunos de ellos con gran capacidad de investigación de
neuromarketing para seguir manteniendo sus millonarias ganancias en sus corporativos,
que hoy los han integrado a la lista de los grandes millonarios del mundo.
El desbordado narcisismo lleva a los usuarios a verse a sí mismo y mostrarse a los otros, como lo que no
se es, promoviéndose atracción, como los anuncios publicitarios, donde se trata
de manipular y engañar para atrapar en el consumo a las personas, los diálogos
refrendan la superficialidad de la interacción, buscan el valor de si o el
otro, que enaltezca el estatus, el nivel de clase social, de conformidad con
sus hedonismos y fetichismos, los más avanzados convierten a las redes, en la
utopía del gran poder, que tienen certeza de que la tecnología tiene un gran
potencial para el cambio social, capaz de
revolucionar a las sociedades, desdeñando los factores económicos,
sociales, culturales y políticos de sus logros victoriosos.
Encerrados en la soledad de sus actos impersonales, sin el
calor de las interacciones humanas, inmersos en sus imaginarios actos, ideando
soluciones, sin debatir, sin lograr consensos, pensando que sólo con acudir a
Internet, la solución vendrá sola. Algunos llegan a pensar que las tecnologías de la
comunicación darán solución la mayor parte
de los problemas de nuestra humanidad, disminuyendo realidades sociales,
obstaculizando la generación de los cambios políticos y sociales, fantaseando
que estas tecnologías nos conducirán al bienestar general de toda la población.
Las redes de internet se convierten sólo en extensiones de la
realidad que las personas intentan vivir, se han convertido en estrategias de
dominación de la ideología neoliberal del mercado, que generan una distracción
frente a retos muy cotidianos como la desigualdad social y económica o el sometimiento
al mercado de trabajo y al sistema político.
Las redes seguirán siendo un imaginario colectivo de simulacros
de libertad, autonomía y sociabilidad, contribuyendo a la deshumanización, reduciendo el amor
fraternal y solidario, inhibiendo la asociación de las personas, generando seudolibertad,
porque pueden hacer sentir el poder del usuario para apropiarse, cuando en realidad se convierte en un objeto publicitario, dándose a conocer;
han logrado colonizarnos, al igual que
las otras formas de colonización que en la historia de la humanidad hemos
tenido, el reto es lograr nuestra emancipación.
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