En la semana pasada uno de los temas centrales de
preocupación para los mexicanos, que circuló por los medios de comunicación
tradicionales y las redes sociales de internet, fue acerca de la privatización
de los servicios médicos que prestan las principales instituciones de seguridad
social en México, me refiero al IMSS con sus coberturas de más de sesenta
millones de derechohabientes y al ISSSTE con sus doce millones de afiliados.
Tanta preocupación provoco, que los principales políticos del partido en el
poder, PRI, y sus funcionarios de las diferentes instituciones, tuvieron que
hacer una gran campaña, en estos mismos medios de comunicación, para negar
rotundamente esa información, era muy necesario no sumar más problemas, al
grave deterioro de las políticas del gobierno federal que dirige Enrique Peña
Nieto, que en esa misma semana, sumaba uno más de sus fracasos, al informarse
el incremento de la pobreza en nuestros habitantes. Los protagonismos
exhibicionistas de su régimen de gobierno, exaltando sus virtudes políticas
para mejorar nuestras condiciones económicas y sociales, sobre todo con sus
reformas “estructurales” en su última gira por Francia, tenían un indicador más
de su fracaso estrepitoso, como la carestía, la inflación, la devaluación del
peso, ni que decir de los actos de las redes delincuenciales, como la fuga del
Chapo, y la permanente violación de los derechos humanos de los militares y
policías en nuestra sociedad.
Si existiera la revocación de mandato y se procesara la
consulta ciudadana, en este momento, estoy seguro, que la mayoría absoluta de
los mexicanos votaríamos porque se fuera Peña Nieto, no sólo por su incapacidad
mostrada, sino por ser uno de los gobernantes más corruptos y serviles a las
redes del poder que integran políticos, criminales y empresarios sin
escrúpulos, prestos a satisfacer las políticas impuestas por los organismos
financieros mundiales, como el Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional.
Por eso, el domingo pasado en una mesa de análisis sobre la
crisis del sector salud que desarrollamos en el programa CAMBIOS, en
Multimedios Televisión, con el Arquitecto Héctor Benavides, en tanto el resto
de los panelistas, un delegado del ISSSTE, una diputada federal del partido en
el poder (PRI) y un agente financiero, concluían con intentos de dar certeza
incuestionable que no se privatizarían los servicios médicos, les expresaba mi
desacuerdo informándoles que no dejaba de ser una de las posibilidades, que
recordaran que estas “privatizaciones”
de los servicios públicos que otorga el estado, son y serán propuestas
recurrentes del neoliberalismo que rige las políticas económicas de nuestros
países, y que convertir nuestra salud en mercancía sería lo más degradante
para nuestra población, les ponía como ejemplo el caso de la propuesta de la
privatización de los servicios médicos, que el gobierno de Madrid, del
derechista y conservador Partido Popular, había intentado hace dos o tres años,
ante el clamor popular tuvo que hacer consulta ciudadana y obtuvo un rotundo
rechazo de más del 90% de los madrileños. Recordaba el excelente libro del
colega Julián Tudor, sobre Economía de las Salud, donde analiza los efectos de
las políticas neoliberales sobre los sistemas de salud y la precarización de
los servicios, como le ha sucedido al Sistema de Salud Británico, uno de los
mejores que ha existido en el mundo en materia de universalidad y calidad en la
prestación de los servicios médicos para los habitantes de una nación.
Nuestros políticos y funcionarios mediocres, del PRI y el
PAN, que nos han gobernado, ya saben muy bien, el camino para justificar la
inoperancia de las instituciones y empresas del estado, para alienarse a las
políticas del neoliberalismo capitalista que domina nuestro mundo, primero
hacen la mala dirección y administración de las entidades públicas, por eso no
es vital, en su designación, su experiencia en el área, ni el perfil
profesional y ético para el desempeño, basta con sus contribuciones de apoyo
político y financiero en sus campañas, sin faltar el amiguismo, compadrazgo y
el nepotismo; luego fortalecer sus servicios que prestan al régimen, a las
redes de corrupción, con sus infinitas formas priorizando el servilismo al jefe
mayor, luego saber mantener lealtades y reproducir las simulaciones y engaños
con las manipulaciones informativas necesarias. El control absoluto se impone
sobre la eficacia y eficiencia de las tareas directivas y programáticas de las
dependencias, si no cumplen las metas siempre tienen sus buenas justificaciones.
En nuestro sistema de salud, sobre todo las instituciones de
seguridad social, a pesar de las políticas de calidad, impuestas por el Banco
mundial, para recibir los apoyos financieros en este rubro, han pasado las
pruebas de certificaciones, sin lograr trascender en la calidad de la atención
médica que se ofrece a los usuarios. Nuestras instituciones de salud siguen con
tres problemas principales: El modelo
que prevalece para la prestación de los servicios sigue siendo curativo, se
desdeña la prevención con sus estrategias de fomento y protección de la
salud, que las ciencias de la salud pública han enriquecido en las últimas
décadas, así se invierte más en procesos curativos, que más satisfacen los intereses
de la industria farmacéutica y proveeduría clínica hospitalaria. Segundo: son modelos de atención que no integran la
interdisciplinaridad de las ciencias de la salud en sus procesos,
resultando percepciones diagnósticas y terapéuticas reduccionistas de las
enfermedades, con sus inevitables iatrogenias en los procesos de atención, los
más ignominiosos: hacer intervenciones quirúrgicas innecesarias o extraer
órganos sanos. Finalmente los servicios
de las unidades están muy fragmentados, son dispersos, incapaces de lograr
el acceso inmediato a cualquiera de las necesidades de atención, en cualquier
nivel, desde la atención primaria en las unidades (medicina familiar, centros
de salud, clínicas) hasta las especialidades (segundo y tercer nivel).
Ni que hablar, que el estado dedica muy poco dinero para el
financiamiento de nuestra salud, menos del 3.1% del PIB, en comparación a
países con buena inversión como Cuba (9.3%) o Canadá con el 10%, el poco dinero
se mal administrado y víctima de la corrupción, genera las persistentes y
cíclicas aberrantes faltas de medicamentos en sus farmacias, tiempos de espera
prolongados para atención especializada, exámenes de diagnóstico, de laboratorio, radiológicos, de
imagen, electrónicos, ya no se diga los especializados inmunológicos, de medicina
molecular y genotípica, no se diga a los procesos especiales de tratamiento
contra el cáncer, o los trastornos metabólicos que requieren diálisis
peritoneal. Sin faltar los medios ambientes dantescos, insalubres, que
ordinariamente tienen que vivir los pacientes y familiares que acuden a los
hospitales, hasta en sus áreas de urgencias, como me ha tocado vivenciar en
hospitales del IMSS de especialidad en nuestro estado, dantescas, porque he
llagado a observar pacientes en camillas en el piso, en sillas de ruedas, en
áreas de urgencias, esperando desocuparse camas para ser atendidos, con
el obvio sufrimiento de sus tragedias.
Así los nefastos
funcionarios de salud, hacen alharaca de las crisis financieras, justificando
el estado de crisis permanente en que se encuentran, sin dejar de simular que hacen su mayor esfuerzo, engañando,
mintiendo, simulando, manipulando, siguiendo con la precarización de los
servicios de atención a la salud, obstaculizando el cabal cumplimiento del
derecho a la salud, que constitucionalmente tenemos los mexicanos, derecho
que seguirá esperando, como lo expresé en junio del 2103, al presentar Enrique
Peña Nieto, su Plan Nacional de desarrollo, que en materia de salud sigue con
las políticas públicas a tono del neoliberalismo, donde inclusive integra como
área de oportunidad la inversión privada para la prestación de servicios de
salud, dándole extensión a las asociaciones público-privadas, que el panista
Felipe Calderón, ya había hecho durante su sexenio presidencial 2006-2012, en
algunos hospitales estatales de la SSA, que hoy son un fiasco en los objetivos
que se impusieron.
Para concluir en esta mesa, exprese firmemente que lo que
falta es VOLUNTAD POLITICA, para cambiar verdaderamente, sobre todo en el nuevo
gobierno de Nuevo León, voluntad que si existiera, empezaría por lograr
realidad la anhelada cobertura universal de los servicios de salud para todos
los nuevoleoneses independientemente de su condición social y laboral, tenemos
una infraestructura de unidades y hospitales públicos del sector salud, con capacidad
de solución a las necesidades de todos los habitantes, sin esquemas
privatizadores, con modelos de atención integral, pero sobre todo exterminando
los actos deshumanizantes en todos los procesos de atención médica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario