El tema distractor de esta semana en México, ha sido la
decisión Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que de acuerdo a la nota
periodística de la Jornada, (http://www.jornada.unam.mx/2015/11/05/politica/003n1pol) “declaró la inconstitucionalidad de
la ‘‘prohibición absoluta’’ del consumo de mariguana, al conceder un amparo
–que beneficia exclusivamente a cuatro quejosos– para que consuman, siembren,
cultiven, cosechen, preparen, posean y transporten la yerba para autoconsumo
lúdico y recreativo”.
Rápidamente los políticos en el poder, desde el
presidente, Enrique Peña Nieto, su
gabinete de seguridad y hasta su Secretaria de Salud, Mercedes Juan,
reaccionaron tratando de imponer el mensaje: “el uso de la marihuana no se ha
legalizado, tampoco autoriza su producción ni comercialización en México”, sin
dejar de reforzar el mandato de la SCJN, que refuerza la necesidad del debate
sobre la legalización del consumo personal de la marihuana. En tanto algunas de
las personalidades del arte, la cultura, intelectuales y académicas,
refrendaron sus posturas a favor de esta legalización, motivados por el beneplácito,
por esta decisión de la SCJN, que como sociedad nos coloca en una etapa para el
bien de nuestro desarrollo social.
El manejo mediático de este tema, se integra a la distracción
de los graves problemas nacionales, generadas por la corrupción, la desigualdad
y sus lacras de pobreza, injusticia que han generado las “reformas
estructurales” de este régimen peñanietista, que esta semana, vuelven a brillar
con dos imposiciones de los politicos pripanistas: una de la Comisión de Seguridad
Social de la Cámara de Diputados, que aprobó la iniciativa presidencial para
sustituir el Fondo Nacional de Pensiones de los Trabajadores al Servicio del
Estado (Pensionissste) por una administradora de fondos para el retiro (Afore)
que operará con el esquema privado; luego el Senado aprobó, con el voto de PRI, PAN y
PVEM, otorgar la Medalla Belisario Domínguez 2015, al empresario Alberto
Bailleres, uno de los cuatro hombres más ricos de México, cuya fortuna, la hecho,
inmerso en las prácticas corruptas de los gobiernos pripanistas, traficando
influencias, recibiendo prebendas de los funcionarios y protegiendo su
impunidad contra las injusticias y depredaciones ambientales en sus empresas
mineras, como dijo Andrés Manuel López Obrador “son tiempos de decadencia”. Premiar
a un hombre que se enriqueció sin escrúpulos y con los abusos del poder,
generador de pobrezas y conductas mercantilistas deshumanizantes, es la mayor afrenta
a Belisario Domínguez, quien fue víctima mortal de esos abusos del poder de los
gobernantes y cuya medalla se instauro para reconocer las luchas trascendentes de
las y los mexicanos, contra esos usos del poder ignominioso, los pripanistas están
elevando a categoría trascendente el abuso del poder de los ricos, acorde con
las políticas rapaces del neoliberalismo, que cada día nos degrada mas en el
mundo.
El tema de despenalizar o descriminalizar el consumo de
marihuana en México, desde hace una década, había venido posesionándose como
uno de los debates necesarios, en el marco de la infame tragedia que los
mexicanos padecemos de violencia, homicidios y desapariciones, por la guerra
absurda que el estado y sus gobernantes han declarado contra la delincuencia
organizada inmersa en el narcotráfico, con sus estrategias de militarización y sus
lacras de cientos de miles de muertos y tragedias como las de Ayotzinazapa
,Tlatotaya y San Fernando, además de la violación persistente a nuestros
derechos humanos fundamentales. Resalta además según los datos estadísticos de
la oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, que en los pasados
tres años han sido detenidas 253 mil personas por delitos contra la salud, lo
que representa 73 por ciento por cargos penales de posesión y consumo de
mariguana en México.
El año pasado, asistí al 16 Congreso Internacional de
Adicciones, celebrado en Cancún, organizado por los Centros de Integración
Juvenil, uno de los organismos de la sociedad civil, que en México ha destacado
por sus acciones preventivas, de investigación y atención a las adicciones, y
con sorpresa observé la prevalencia de posturas en contra del uso medicinal, lúdico
y recreativo, no sólo inmerso en los discursos de los funcionarios de la Secretaria
de Salud, en los estados y del Consejo Nacional Contra las Adicciones, sino
hasta de respetables académicos y científicos que casi fanatizaban “por sus conocimientos
científicos”, inmersos en sus investigaciones, sobre las maldades y perversiones
de esta droga, hasta existió una mesa promotora y receptora de apoyos contra la
legalización de la marihuana, en los cuatro días que duro este congreso. No
hubo el ambiente de libertad, tolerancia a la diversidad y a la pluralidad que se
requiere en un congreso académico-científico, para tratar estos temas; este es
el mismo ambiente que se reproduce en los diferentes ámbitos de los grupos
conservadores.
Así, el debate abierto sobre este tema, que debe prevalecer
en todos los ciudadanos, principalmente a los políticos, legisladores,
intelectuales, académicos, científicos, profesionistas, y artistas, debe tener
por objetivo la visión de este problema, como un problema de Salud Pública,
dejando la prevaleciente perspectiva de un tema asociado a las ciencias
penales, como ya lo había referido en
este blog. Sólo el paradigma de las ciencias de la salud pública ofrece una
visión holística, integral sin reduccionismos reforzadores de prejuicios, más
lejos de intereses políticos, sustentados en la mentira o la pseudo moralidad,
de gobernantes como Jaime Rodríguez Calderón, el “Bronco”,
quien declaró a la prensa, sobre esta decisión de la
SCJN, “esta situación es el principio de la perversión.” “No estoy de acuerdo,
nunca estaré de acuerdo en que se tomen decisiones así, porque ése es el principio
de la perversión total”, proyectando con todo esplendor, la moralidad que
parafraseaba así, la Santa Inquisición, en los tiempos más obscuros de la
historia de nuestra humanidad, para justificar sus atrocidades, inmersas en sus
torturas y asesinatos de los pervertidos. En el consumo de drogas, como la
marihuana, son necesarias acciones de
regulación sanitaria, prevención, atención y rehabilitación integral que el estado debe garantizar, más que
moralizar y criminalizar sobre sus problemas.
Los políticos y mas
los gobernantes, deben de tener muy claro que una de las responsabilidad del Estado es aplicar
políticas que garanticen no sólo el derecho a la salud de las personas y la
comunidad, sino del respeto cabal a los derechos humanos fundamentales, hoy muy
transgredidos por el gobierno, que le ha merecido llamadas de atención hasta de
la ONU.
No hay comentarios:
Publicar un comentario