Antes de las elecciones presidenciales que se celebraron el 1
de julio del 2012, cuando avizoraba la victoria de AMLO como candidato de la
izquierda unida, a la presidencia de México, en prospectiva veía la alegría y
la felicidad de lograr la máxima meta, de acabar con el régimen de oprobio e
iniciar la transformación revolucionaria, por la que décadas atrás hemos
luchado. Veía también el fin de mi participación en la política partidista, con
sus inversiones de los recursos, materiales, económicos y los usos de los
tiempos, más dirigidos a mi bienestar personal y familiar, con la disminución
de los desgastes emocionales, físicos, profesionales, laborales y
socioeconómicos, que habían sido necesarios en el activismo opositor a los
gobernantes desde que inicie mi activismo en 1968 y que empezaban a dañar mi
salud y la de mi familia.
Resulta que el fraude electoral de esa elección,
instrumentado por la maquinaria del estado, integrado por los pripanistas y a
los oligarcas financieros que denominamos como la mafia del poder, impusieron a
Enrique Peña Nieto y fui convocado, por los compañeros dirigentes del
movimiento de regeneración nacional para iniciar la organización de la protesta
en nuestro estado. De manera que ahí estoy nuevamente, posponiendo el fin de mi
activismo político, convocando a la primera reunión, en la segunda semana de
julio, de los principales activistas que
habíamos participado en todos los distritos electorales federales, en mi
consultorio localizado en Miguel Nieto, entre las calles de padre Mier e
hidalgo, una vieja casona que rentaba desde 1994, que denominaba como Casa
Libertad y que además de servir para mis labores profesionales, de donde
provenían los recursos económicos para su mantención, era un sitio de activismo
político cultural donde organizábamos foros y reuniones de organización y debates
con contenidos opositores al régimen, donde transitaron la mayoría de las
personalidades políticas, partidistas no partidistas de izquierda y
progresistas (Severo Iglesias, Esteban Bárcenas, Jesús Ibarra, Lidice Ramos,
Arnulfo Vigil, Abraham Nuncio, Liliana Benavides, Ignacio Zapata, Socorro
Ceseñas, Juan Ángel Sánchez, Lucas de la Garza, Roberto Benavides, Rosario Piedra
Ibarra y una larga lista más imposible de incluir en esta redacción).
El hecho es que en esa primera convocatoria, me encuentro con
un ambiente frustrante, desmotivador, pesimista, inmerso en intervenciones de
los compañeros protagonistas, que habían destacado por su buen activismo, en
las tareas político electorales de apoyo a AMLO, donde prevalecía hasta la
firme convicción de la derrota, del “ya nada podemos hacer”, del “jamás dejaran
que logremos la victoria de nuestro
movimiento con AMLO”, se perdía la esperanza y el avance político electoral que habíamos logrado, ni siquiera cursaba en
las ideas, en los referentes discursados de los compañeros y compañeras protagonistas
de esa reunión. A pesar de esto, logramos motivar y consensar con los
compañeros el desarrollo de reuniones periódicas para lograr el activismo
dirigido a la protesta contra el fraude electoral y seguir los trabajos de construcción
para el fortalecimiento de nuestra organización en el Movimiento de Regeneración
Nacional en Nuevo León que como Asociación Civil habíamos iniciado desde el 2
de octubre del 2011.
Había postergado una vez más, mi retiro, y ahí seguiríamos nuevamente
apoyando con todos nuestros recursos disponibles, las tareas política necesarias
de apoyo a nuestro movimiento, que además cursaba sin ningún tipo de financiamiento
público o privado, era mantenido por las aportaciones en efectivo o en especie,
nadie recibíamos dinero por o para el desempeño del activismo, de manera que dependía
de nuestras capacidades económicas que teníamos cada quien, como ya estaba
impuesto a vivir para la política y no de la política, refrende mis apoyos a la
lucha por la transformación de México.
Así, en el marco de la lucha de resistencia que hacíamos
contra el Fraude que hizo el pripanismo para lograr la imposición de Enrique
Peña Nieto en la presidencia de México, iniciamos, desde la primera semanade
julio del 2012, en mi casa consultorio, una serie de reuniones para lograr
reorganizarnos y seguir apoyando las actividades del movimiento en Nuevo León,
fue un inicio difícil, por la frustración desmoralizadora, que algunos de los
principales activistas tenían, generada por el poder político y económico del
régimen de oprobio, algunos, pesimistamente postulaban que nunca dejarían a
AMLO y nuestro movimiento llegar al poder presidencial. Logramos en una primera
etapa, superar la frustración y lograr la motivación para la unidad en las
acciones que teníamos que realizar para la construcción de MORENA en Nuevo
León.
Logramos superar el vacío de la función dirigente de los
responsables estatales que AMLO había designado, sobre todo de Mario Fernández
y Fernando Turner, quienes coordinaron ejecutivamente las actividades durante
ese proceso electoral, y con la asistencia promedio en las reuniones, de más
del 70% de quienes fungieron como coordinadores operativos distritales de MORENA en Nuevo León, se
generaron reflexiones y propuestas, en el marco de la necesaria activación en
esta etapa de resistencia y movilización popular contra la imposición de EPN,
el retorno del régimen autoritario y corrupto con los políticos más nefastos
del PRI, pero sobre todo en la defensa de la democracia y de la dignidad, que había anunciado AMLO con un plan que definía
claramente objetivos, estrategias y acciones concretas.
Las condiciones políticas que enfrentábamos necesitaban de
una coordinación de MORENA, colegiada, con activismo permanente, vigorosa,
responsable, incluyente, transparente, pero sobre todo capaz de lograr con
eficacia y eficiencia las tareas políticas que nos correspondían en todo el
estado, municipio por municipio, distrito por distrito, en el marco del Plan de
Defensa de la Democracia y la Dignidad de México que habíamos iniciado.
Proponíamos para fortalecer la estructura organizacional,
reactivar las coordinaciones distritales e iniciar la conformación comités
municipales de MORENA en los 51 municipios del estado, desarrollando un proceso
de capacitación que integre cabalmente la democracia en sus conductas
políticas, además de fortalecer su conciencia política con nuestros ideales,
principios, valores y nuestra propuesta política, para evitar las perversiones
y desviaciones que prevalecían en los políticos corruptos.
Así Casa Libertad, de la calle Miguel Nieto, paso a ser como
oficina central, ahí se procedió a consensar las estrategias y acciones
políticas fundamentales para lograr el objetivo de la construcción de MORENA en
el estado, desde ahí el grupo de compañeros: Armando Barreiro Pérez, María
Fernanda Romero Lozano y María del Rosario Piedra Ibarra, designados como el
primer enlace, por Andrés Manuel López Obrador, dispusieron de la instalación
para el desempeño de sus funciones, así se iniciaron los trabajos políticos
para la organización de MORENA como partido en Nuevo León.
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