domingo, 16 de febrero de 2020

NEOLIBERALISMO RESISTENTE A LOS CAMBIOS EN LA SALUD EN MEXICO

En estas semanas ha seguido el oposicionismo desafiante del conservadurismo y sus redes beneficiarias del poder corrupto, con sus personeros funcionarios de los gobiernos estatales y empresarios, que siguen con su campaña para descreditar las políticas de salud, que estamos procesando, para lograr los cambios de fondo para la reforma de la salud, de la 4T, que tiene por objetivo hacer realidad, el cumplimiento cabal de otorgar el derecho a la salud de las y los mexicanos, y más para hacer un sistema de salud pública, con capacidades resolutivas, semejantes a países como Canadá o los países nórdicos, como lo ha referido nuestro presidente Andrés Manuel López Obrador. 

Así, se han manifestado nueve estados que no se adhirieron: Aguascalientes, Baja California Sur, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Chihuahua, Coahuila, Michoacán y Tamaulipas, están contra las estrategias inmersas en los convenios, que se les han propuesto, dirigido a la federalización de los servicios y el funcionamiento del Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI), con sus programas dirigidos a acabar con la corrupción y lograr que la Federación, se haga cargo de la infraestructura, personal y equipamiento de los hospitales en las entidad. Solo 23 gobiernos estatales claramente se comprometieron con este nuevo esquema y se adhirieron al sistema de salud para el Bienestar, según informó, Hugo López Gatell, subsecretario de Salud. 

Refiere AMLO que el desastre de nuestro sistema de salud, fue generado por el mercantilismo atroz del modelo neoliberal, que genero gran corrupción y abusos en la prestación de los servicios, agregaríamos la deshumanización de la medicina, con la prevalencia de la medicina curativa, sobre la medicina preventiva, con sus reduccionismos, lo que nos debe llevar a recordar, como en el siglo pasado, se generó el proceso de integración conceptual, que logró la definición en 1947, de la salud, como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”, por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Luego siguieron los tiempos en que prevalecieron los grandes avances de las ciencias de la salud pública, de la medicina social, preventiva, comunitaria y en las técnicas para el diagnostico y tratamiento de las enfermedades, conformando la necesidad de que nuestro pensar sobre los procesos de salud enfermedad, integraran los diferentes niveles biológicos, ambientales, socioeconómicos, psicosociales y existenciales, con sus estilos de vida en la prevención y tratamiento de los problemas de salud de nuestra población.

Influidos por la oleada mundial de movimientos sociales, emergente de los años sesentas, demandantes para lograr acabar con las lacerantes desigualdades sociales, generadoras de las lacras de pobreza  y hambrunas, inmersas en la explotación, las injusticias, la transgresión de los derechos humanos y sociales fundamentales, con gobiernos autoritarios, antidemocráticos y dictatoriales, nos sumamos a los movimientos de resistencia contra los regímenes de oprobio, logrando integrar en las luchas universitarias por la autonomía y la reforma académica de nuestro país, la necesidad de combatir la deshumanización y el mercantilismo imperante que prevalecía en el ejercicio de la medicina, producto del prevaleciente sistema de enseñanza en las escuelas y facultades de medicina de nuestro país, que veíamos con pavor, como se estaba integrando a las instituciones del sistema de salud pública. Así, logramos impulsar la reforma de la enseñanza de la medicina dirigida al cambio de los planes de enseñanza, donde predominaban los contenidos biológicos, fortaleciendo paradigmas reduccionistas, deshumanizantes del ejercicio médico, con su modelo curativo, desdeñando la prevención y el saber de los contenidos filosófico humanistas inherentes al ser médico. 

En tan sólo dos décadas, el capitalismo atroz, que dominaba a los estados nación, como México, emergía como un gran depredador del humanismo, alejándose de la visión integral, que la OMS, había construido para guiar los procesos de atención a la salud y la enfermedad, haciendo énfasis en la participación comunitaria y del ejercicio medico inmerso en la prevención, con el trabajo en equipo, donde se ejerciera la interdisciplinariedad, concurrente de las diversas áreas de las ciencias sociales y de la salud para lograr los más altos niveles de salud de las poblaciones. 

Quienes impulsamos y bregamos en Nuevo León, por reformar la enseñanza de la medicina y luchar frontalmente, contra la medicina mercantilista y deshumanizante que imperaba en nuestra sociedad, sufrimos una gran represión de los grupos dominantes conservadores, que no sólo lograron aniquilar nuestra escuela, alma mater, sino obstaculizar nuestro reconocimiento legal para lograr el ejercicio profesional, que afortunadamente logramos, estigmatizando luego nuestra existencia profesional, llegando al grado de negarnos el derecho los estudios de postgrado de las instituciones públicas que controlaban. 

Nos asistía la razón, que luego la misma OMS, siguió promoviendo en sus múltiples resolutivos, no solo sobre la necesidad de reformas los planes de enseñanza, sino de reformular los procesos de atención a la salud, haciendo énfasis en los modelos de prevención, sobre los curativos, que luego en La Conferencia Internacional sobre Atención Primaria de Salud de Alma-Ata de 1978 fueron enmarcados en La Declaración de Alma-Ata, que surge en esta Conferencia, donde se reivindica el derecho a la salud como un derecho humano fundamental de todas las personas. Sus definiciones han permitido interpretar la Atención Primaria de Salud (APS) como estrategia política de los Estados y la sociedad civil para transformar los sistemas de salud y los procesos de determinación social de la salud de la población. 

Sin embargo, otra vez el neoliberalismo capitalista, durante estos 40 años a pesar de haber acumulado conocimientos y experiencia en materia de salud, siguió predominando con su modelo mercantilista y deshumanizante, logrando la prevalencia de la medicina curativa, sobre la preventiva, haciendo que esa agenda promovida por la OMS, sigua inconclusa, aún hay metas por cumplir y millones de personas carecen de acceso al derecho a la salud, no sólo en México sino en todo el mundo. 

Hoy en la 4T donde reafirmamos que la Atención Primaria a la Salud, es un camino sostenible para lograr la salud universal, como derecho de todas y todos con calidad, equidad y justicia social, con políticas de Estado que garanticen tales derechos, respeten la diversidad y cuenten con recursos económicos suficientes y equitativos, fortaleciendo a las comunidades como factor de transformación de las realidades y que ninguna persona quede fuera del sistema de salud. Es necesario que este concepto este integrado, en todos y todas los trabajadores de la salud, como una propuesta de construcción social, política y técnica que permita el ejercicio efectivo del derecho a la salud a todas y todos, y en especial a aquellas personas en condiciones de vulnerabilidad y exclusión social, solo así lograremos que la transformación de los sistemas de salud integre un nuevo modelo de atención orientado a las necesidades de salud de la población, que permita garantizar la equidad y la justicia social. 

Transformar nuestro sistema de salud a partir de un nuevo modelo de atención, donde cambiemos el enfoque predominantemente medico curativo, hospitalario, con servicios de salud sin recursos humanos suficientes ni formación orientada a la Atención Primaria a la salud, con el  modelo preventivo y  limitada participación social, con la falta de recursos públicos e infraestructura inadecuada en las instalaciones del sector salud, seguirá enfrentando resistencias de quienes en sus funciones siguen con la mentalidad tradicional, inmersos en sus paradigmas de la medicina neoliberal, curativa, deshumanizante, simuladora, sobre todo de quienes siguen como funcionarios de nuestras instituciones de salud,  con pasados de ser serviles y seguir integrados a las redes de los poderes de los personeros del régimen de oprobio que estamos tratando de acabar.

Debemos asegurar el modelo institucional del Estado que permita cumplir con su responsabilidad ineludible, de garantizar el derecho a la salud, en el marco de los derechos humanos, no basta con luchar contra la corrupción y desarrollar los marcos jurídicos y normativos para garantizar el ejercicio pleno del derecho a la salud para todas y todos. Hay que generar estructuras nuevas, desmantelando las viejas redes de poder, institucionales, reformar los planes de enseñanza en las escuelas y facultades, formadoras de trabajadores de la salud, eficientar los procesos que correspondan a las responsabilidades de las autoridades de salud,  incluyendo las áreas de rectoría y regulación de los sistemas de salud, así como la capacidad de articulación intersectorial para el abordaje de procesos de determinación social de la salud. 

Si no generamos mecanismos de participación de los trabajadores de la salud y de la sociedad en forma real, profunda, inclusiva y accesible, con perspectiva de diversidad intercultural y funcional,  garantizar el ejercicio pleno del derecho a la salud, seguirá siendo el gran pendiente de nuestro Estado.

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