miércoles, 9 de diciembre de 2009

POLITICA SEXUAL Y DESARROLLO HUMANO

Luchar por la salud sexual en nuestro país constituye uno de los retos mas difíciles de lograr por las implicaciones de la ideología política-social del sistema social que circunscriben los marcos en los cuales se debe de desarrollar la conducta sexual-social del humano que refería Kate Millet y la cual analiza ampliamente en su celebre texto de “Política Sexual” publicado a finales de los sesentas en el siglo pasado; a mediados de ese mismo siglo Wilhelm Reich, en sus textos clásicos de “Libertad Sexualidad y Represión” y “la Irrupción de la Moral Sexual”, ya había señalado como los factores económicos, políticos, sociales, educativos y culturales integrados a la ideología dominante motivan la aprobación de las conductas sexuales y enumeran las normas morales que deben de cumplirse para el manejo de la sexualidad donde la tendencia era la represión del impulso sexual menoscabando la libertad sexual de las personas.

El desarrollo científico de la sexología y de las ciencias de la salud llevo a la Organización Mundial de la Salud a integrar el concepto de “Salud Sexual”, quien la definió como: “la integración de los aspectos sociales, normativos, afectivos e intelectuales de la sexualidad humana para enriquecer positivamente la personalidad, la intercomunicación y la afectividad”. La salud sexual, luego fue integrada a la salud reproductiva como componentes para el desarrollo social y económico de las comunidades y las naciones, y un componente fundamental de una sociedad justa. A pesar de esto en México y particularmente en Nuevo León hemos tenido una historia de resistencias de los grupos conservadores y de la derecha que sistemáticamente se han opuesto a las políticas educativas relacionadas con la promoción de la educación sexual pública y en el contexto de las políticas de salud se han resistido a integrar acciones y programas dirigidos a la promoción y fomento de la salud sexual con los consecuentes efectos negativos en el desarrollo humano de nuestros habitantes y la inhibición del desarrollo social de nuestras sociedades.

Así nuestra sociedad se ha estado desarrollando con la prevalencia alta de disfunciones sexuales, intolerancia a la diversidad sexual con sus lacras de homofobía, misoginia y machismo; la violencia familiar, el abuso sexual, los delitos sexuales, los embarazos no deseados, sobre todo en adolescentes que se ha incrementado hasta el total del 30% de los embarazos en estados como el nuestro, las madres solteras, la maternidad forzada, las enfermedades de transmisión sexual como el SIDA, el virus del papiloma, las persistentes trichomoniasis y clamidiasis, los abortos que ponen en riesgo a las mujeres y el persistentemente denunciado trafico de mujeres y menores objeto de explotación sexual en el marco de la prostitución. Ni que decir sobre la persistente desinformación y el consecuente mal uso de los métodos y técnicas anticonceptivas desvinculadas de la educación sexual que fortalece mitos y prejuicios sobre la conducta sexual humana sin respetar clases sociales o niveles educativos de las personas.

A nivel mundial, el embarazo desarrollado entre las mujeres del grupo de edad de 15 a 19 años está considerado como la principal causa de muerte entre las mujeres. En Latinoamérica y el Caribe la maternidad y el aborto están clasificados entre las principales causas de muerte, en ese mismo grupo de edad, de acuerdo a estadísticas de la Organización Mundial de la Salud. En México la muerte materna es la segunda causa más común en mujeres de 15 a 24 años, debido a complicaciones de la maternidad y el aborto. Estudios realizados en Latinoamérica muestran que las adolescentes embarazadas por causas de una violación, son en su mayoría víctimas de padres o familiares, predominando de las menores de 20 años.

Uno de los problemas que nuestros jóvenes continúan padeciendo es el alto porcentaje de embarazos no deseados producto de sus conductas sexuales en el marco de sus relaciones de noviazgo o de amistad, donde al calor del impulso sexual se consume el acto sexual sin protección contra el embarazo; este es un problema que se presenta en todo nuestro país y que en el caso de nuestro estado según las estadísticas oficiales de salud pública el 35% del total de los embarazos se presentan en el periodo de edad de los 13 años a los 21 años de edad, convirtiéndose en causa de abortos, matrimonios prematuros, incremento de madres solteras, abandono de estudios, paternidad forzada pero sobre todo el desempeño de un rol de padres que la mayor parte de las veces se integra a las otras estadísticas de divorcio, violencia familiar, alcoholismo, drogadicción, depresión y otros trastornos prevalecientes de la salud mental y sexual de nuestra comunidad.

En países como el nuestro las mujeres menores de 15 años tienen más posibilidad de trabajo de parto prematuro y 4 veces más probabilidad de morir por causas gestacionales que las mayores de 20 años, como así menos posibilidad de recibir atención prenatal y más de recurrir a un aborto inseguro, en especial en países con legislación prohibitiva. Aun si el aborto es legal, puede haber mayor riesgo de complicaciones si se tarda en solicitarlo. En los países desarrollados con un uso elevado de anticoncepción los gobiernos igual tienen problemas con el embarazo de adolescentes. En muchos países en desarrollo, la maternidad adolescente significa interrumpir la educación, el aislamiento social y los ciclos repetidos de embarazos no deseados. En esos países no es problema conseguir el método anticonceptivo sino que el método no se usa regularmente y en forma correcta; paradójicamente en países como el nuestro donde los métodos anticonceptivos se obtienen gratuitamente, cerca del 25% de los embarazos que terminan en aborto fueron concebidos sin anticonceptivo; la mayor parte de los embarazos restantes son el resultado del uso incorrecto e irregular del anticonceptivo o del uso de anticonceptivos menos eficaces. Los tres métodos más accesibles para evitar el embarazo no deseado son el uso del preservativo o condón que además se recomienda como preventivo de las Enfermedades de Transmisión Sexual como el SIDA y otras, luego esta el uso diario de píldoras anticonceptivas y finalmente cuando la persona tuvo coito sin protección o ha tenido irregularidad en el uso de anticonceptivos esta usándose la denominada píldora de emergencia conocida como POSTINOR 2 UNIDOSIS que consiste en una tableta que administrada dentro de las primeras 72 horas (3 días) después del coito no protegido evita el embarazo y que esta disponible en la farmacias para la venta al público.

Los servicios de salud sexual y reproductiva no solo son las clínicas de planificación familiar con tratamientos para las infecciones de transmisión sexual sino que contemplan cinco componentes: el mejoramiento de los cuidados prenatales, perinatales, posparto y del recién nacido; la provisión de servicios de alta calidad para la planificación familiar, incluyendo servicios de esterilidad; la eliminación de los abortos no seguros; la prevención y el tratamiento de las ITS, incluyendo el HIV, las infecciones del tracto reproductivo, el cáncer cervical y otras enfermedades ginecológicas; y, la promoción de la sexualidad saludable.

En nuestro país los grupos conservadores siguen resistiéndose a integrar políticas que mejoren la salud sexual y reproductiva en temas sobre el uso de los anticonceptivos, hoy centrada en el debate sobre la píldora del día después y no se diga en la despenalización del aborto, aprobada por gobiernos como el del Distrito Federal y que esta sufriendo el embate de las legislaturas de 17 estados que penalizando intentan acabar con su legislación y con ello el derecho que tiene la mujer ha decidir sobre su salud. Sus propuestas de hacer modificaciones a la ley para elevar a rango constitucional al derecho a la vida enmascaran su concepción de modernizar este derecho inalienable del ser humano. Lo más lamentable es que recurren a criterios medievales lejos de la modernidad y del desarrollo científico que fundamenta las grandes diferencias en la definición de vida, persona, concepción, placer, erotismo y la propia salud sexual y reproductiva a debate. Su doble moral es evidente por un lado utilizan todo su poder económico, moral y mediático para combatir la libertad y los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres y por otro se envilecen con su mutismo y pasividad ante el uso y abuso de las personas en el negocio del sexo beneficioso para sus empresas. Emprenden campañas supuestamente moralizantes, contrarias en realidad a la libertad de expresión y al cambio necesario para el asentamiento de una democracia tanto política, como social y moral; son exposiciones moralistas que tienen que ver con puntos de vista del conservadurismo y de los sectores más atrasados de la sociedad mexicana, el origen de estas actitudes mojigatas se encuentran en el marco del antecedente histórico de la conquista y tienen relación con el establecimiento de nuestra cultura cristiana, donde en ese contexto nos llama la atención las actitudes diferenciadas de los grupos progresistas del cristianismo que han estado asumiendo en contra de estas mismas culturas moralizantes.

Han existido tres términos que en forma reiterada los conservadores han estado utilizando insistentemente tratando de expresar su rechazo o repudio a actitudes o comportamientos inmorales en sus posturas contra la libertad sexual, estas tres palabras son lo obsceno, pornografía y el libertinaje, desde una perspectiva intelectual es inadmisible cualquier forma de censurar, así la tendencia conformista sea subrepticiamente una censura racional, esto es aquella que intercepta los elementos en verdad dañinos para una comunidad. Preguntarnos que es lo obsceno, que es lo pornográfico, es un asunto que sin duda es difícil definir, en el ámbito del desarrollo de comportamientos que nos permitan ser imparciales o neutrales sin caer en moralismos. Pero quien decide limites y actitudes y en manos de quien esta el tratar de imponer estos mecanismos morales de censura, por lo común con excepción en los estados totalitarios, la responsabilidad visible de las opresiones yace en manos de personajes que tienen un curso de vida disociado ambivalente, en el marco de su moralidad para tratar de complacer a superiores o bien complacer sus obstinaciones moralistas, se alejan de todo propósito critico y reflexivo, pero sin duda si hablamos de responsabilidad la responsabilidad principal le corresponde a las deleidades y componendas de la política estatal.

El libertinaje es un concepto paternalista que implica por obligación el abuso de confianza en que incluye también una presunción caritativa, las libertades son un regalo y no una obligación primordial del estado, quien acepta la noción del libertinaje se somete a la concepción de su libertad garantizada constitucionalmente como don celestial y bienaventurado, indica un primer paso en la ubicación de la censura sea negar este concepto filantrópico, moralizante y declarar inexistente el libertinaje hay libertad y sus legislaciones correspondientes y no-libertinaje. Para los moralistas la pornografía industrial miserable ni tiene ni puede tener el don subversivo de provocar una crisis de valores, pero la pornografía al ser socialmente indefendible le proporciona a la censura una coartada excelente, designará todo lo que le moleste como pornográfico y amparado en el terrorismo de la virtud se evitara la pena de precisar y definir. Por eso de ahí la expresión a la cual recurren generalmente los defensores de la moral publica, al señalar a oficios o comportamientos como inmorales, como excitantes de la sexualidad, como forma de recreación lasciva, ofensivos al pudor, propicios a la mayor corrupción, ultraje público a la decencia o bien el ultraje a las buenas costumbres, incitación a la prostitución o a la practica de actos licenciosos o impúdicos.

Así, en el marco de estos comportamientos moralizantes, que tienden dizque acabar con la moral negativa o con el mal desarrollo moral que nuestra sociedad ha estado teniendo, en el marco de la sexualidad, los moralistas se quieren vestir quijotescamente con el escudo y la lanza, que les permita sanar las maldades y las indecencias de nuestra sociedad, que ante el vacío de una política definida desde el punto de vista sexual, articulada en el ámbito nacional y en el ámbito estatal, lo sexual sigue siendo algo muy lejano y muy remoto como parte del marco de políticas a desarrollar en aras del desarrollo de nuestra sociedad, entonces es muy fácil caer en dogmas y fundamentalismos religiosos o ideológicos y así recurrir a ideas y fundamentos que están lejos de ser sustentadas en el marco del desarrollo del conocimiento científico en los diferentes ámbitos de nuestra sociedad.

La política sexual del estado mexicano para incorporarse a la modernidad debe integrar los marcos programáticos que permitan incidir en el proceso educativo formal e informal sobre sexualidad en todos los niveles escolares, en nuestra cultura, en la salud y el desarrollo social con definición clara en relación a temas como el aborto, la equidad de genero, la promoción y fomento de los métodos anticonceptivos, la atención universal gratuita de las disfunciones sexuales, las infecciones de transmisión sexual; la prostitución y la industria del sexo, el trafico de mujeres y niños para su explotación sexual, el apoyo a las madres solteras y la provisión de atención a la salud reproductiva indisoluble de la salud sexual de mujeres y hombres lejos de los atavismos morales que obstaculizan el desarrollo humano.

En la década de los setentas fuimos pioneros en nuestro país al iniciar en nuestro estado conservador un movimiento que promovía y fomentaba la educación sexual desde el nivel básico hasta el profesional. En nuestro plan de estudios de medicina, fuimos la única escuela que incorporo curricularmente la asignatura de sexología clínica que tenía por objetivo general integrar el conocimiento existente sobre la sexualidad humana así como de los problemas y disfunciones relacionados con el comportamiento sexual y los procesos de atención que permitieran su atención eficiente por el medico sin prejuicios ni moralismos, la experiencia formativa que tuvimos fue además de innovadora invaluable, nos permitió conocer la pobreza en que se desarrollaba el comportamiento sexual en nuestra sociedad llena de mitos y prejuicios no sólo en las personas en general sino de los médicos, psicólogos, maestros y otras profesiones derivada de falta o mala información y moralismos que lamentablemente siguen prevaleciendo en estas profesiones importantes para el desarrollo humano esperando reformas educativas en el marco de la política sexual del estado.

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