martes, 23 de marzo de 2010

MENTIR, ENGAÑAR y ROBAR LAS PEORES LACRAS DEL SER HUMANO

La mentira, el engaño, la simulación, el hurtar de cualquier modo y el tratar de enriquecerse abusando de su empoderamiento se han convertido peligrosamente para el desarrollo social y humano de nuestra sociedad como rasgos de comportamiento necesarios para alcanzar o mantenerse en un estatus de prosperidad, éxito económico, empresarial, político y hasta intelectual. Se han integrado como una verdadera epidemia en el mundo político, financiero y empresarial y han estado penetrando en los ámbitos académicos, intelectuales, científicos y lamentablemente en el seno de las familias de todos los niveles sociales donde empiezan a conformar hábitos perniciosos, con la consecuente disfuncionalidad, colocándose como uno de los factores mas peligrosos en la desintegración de las familias y los fenómenos de violencia en sus diferentes manifestaciones incluyendo la propiciada por el estado en su fracasada lucha contra la delincuencia y el narcotráfico.

Estos comportamientos alimentan la corrupción y la propia conducta delincuente que hoy ahoga nuestra seguridad, el bienestar y la prosperidad, dada su alta prevalencia, su gran infiltración y reproducción donde el estado tiene un gran problema difícil de erradicar si no se decide a iniciar preventivamente acciones en el marco de sus orígenes tanto en el desarrollo psicológico y moral en las etapas tempranas del desarrollo humano, donde cobran importancia trascendental las acciones educativas y de salud mental, así como en extirpar sus raíces en las instituciones, primero en las encargadas de hacer prevalecer la procuración de justicia y la seguridad pública en todos los niveles de gobierno y segundo en las instituciones creadas para controlar, supervisar, detectar y denunciar a los políticos y funcionarios abusivos, corruptos y transgresores de la ley, que deberían actuar con todo el rigor de su responsabilidad, asumiendo riesgos y sin proporcionar impunidad a nadie, lo cual es difícil en tanto su operatividad siga dependiendo de las estructuras de poder a las que paradójicamente deben sancionar ante sus conductas ilícitas.

Todos los códigos religiosos, éticos o políticos han proscrito la mentira, según registran magistralmente tanto el filosofo español Adolfo León Gómez, de la Universidad del Valle en su libro Breve Tratado sobre la Mentira y el antropólogo Miguel Catalán en su texto sobre la Antropología de la Mentira. En la tradición ética los filósofos generalmente se dividen en relación a los contextos en que se expresan pero terminan coincidiendo en su posicionamiento en contra, desde Platón con su concepto de las mentiras nobles, hasta Sócrates con su celebre postura de mentir como necesidad de sobrevivencia. En la prevaleciente religión cristiana esta específicamente prohibida, tanto San Agustín como Tomás de Aquino hablaron sobre la existencia de diferentes tipos de mentiras concluyendo en que constituyen uno de los peores pecados: “las mentiras útiles y humorísticas son pecados veniales, mientras que la mentira maliciosa es pecado mortal” decía San Agustin. Emmanuel Kant, el filosofo mas destacado en la discusión sobre la moral, estableció que “el deber de no mentir es una ley moral inviolable porque el mentir no se puede convertir en una ley universal”; así mentir sistemáticamente acarrearía desconfianza entre las personas y no se podría vivir en sociedad, pues la confianza es la base primordial para establecer vínculos entre las personas. En la filosofía política se incorpora la idea de la necesidad de mentir para ocultar una posición estratégica, o para ayudar a la diplomacia, así lo acentúa Leo Straus y el escritor florentino Maquiavelo en sus ideas sobre el arte de gobernar de los príncipes.

El hecho es que sumar a las mentiras, la simulación, el engaño y el robo prefiguran lo que conocemos como conducta delincuente que en el marco de los trastornos de salud mental se diagnostican como conducta disocial o antisocial, de acuerdo a los diferentes sistemas de clasificación internacional de los trastornos psiquiátricos (ICD-10 y DSM-V). El origen de la conducta delincuente sabemos que es multifactorial y no basta ser autocomplacientes con explicaciones reduccionistas como las que se atribuyen a las condiciones de pobreza, marginación y desempleo que algunos políticos refieren como causa; son como las tesis lombrosianas del siglo pasado que se escudaban en tendencias innatas, de orden genético, observables en ciertos rasgos físicos o fisonómicos de los delincuentes como la causa de sus conductas antisociales o como lo que comunicaba el empresario mexicano del deporte Alejandro Martí en su participación en el canal de T.V., CNI en español, en un foro sobre el futuro de México en el 2020 sobre los comentarios que le hacían gran parte de sus amigos empresarios sobre “que el mexicano es corrupto por herencia”.

En el proceso del desarrollo humano los rasgos de estas conductas delincuentes o criminales tienen un curso de evolución que se inicia en la infancia en el marco de carencias afectivas y del desempeño de las figuras de autoridad en la crianza desde las etapas tempranas del contacto social cuando se inician los procesos para lograr controles, limites y regulaciones de las conductas, donde la inconsistencia y la poca tolerancia a la frustración lleva a la trasgresión de los valores humanos esenciales donde la verdad es sustituida por la mentira, tratando de engañar para manipular y no perder los privilegios, donde la bondad y la gratitud son pervertidas por la envidia y la avaricia diluyendo los vínculos afectivos esenciales con la madre y los hermanos, donde la falta de respeto a los padres y sus semejantes prevalece expresándose en conductas pendencieras, temerarias que se refuerzan con los grupos de pares potenciando el comportamiento delictivo de las conductas transgresoras, las cuales conforme sea mayor el grado de transgresión mayor será el comportamiento criminal del delincuente. Por eso el perfil casi universal del niño que perfila como delincuente es en el que prevalece la mentira, es indisciplinado, manipulador, chantajista, engaña frecuentemente a los padres a los maestros, sustrae dinero u objetos materiales de sus propietarios, es busca pleitos, abusa de los demás, recurre fácilmente a la ofensa, el insulto, amenaza constantemente y es capaz de recurrir al comportamiento violento para lograr sus objetivos; sus conductas irán de menor a mayor; si las desviaciones a su curso de desarrollo no son corregidas se constituirá desde ese ratero menor al gran delincuente de los delitos de cuello blanco con sus fraudes y robos millonarios como los que hemos visto de los grandes financieros americanos.

Resulta que mentir, engañar y robar se han convertido en las mejores cualidades para alcanzar el éxito al menos en los políticos mexicanos. Nuestra historia esta llena de ejemplos de políticos mentirosos enriquecidos mediante el robo del erario público, basta conocer el origen de las grandes fortunas de quienes nos han gobernado y sus descendientes para darnos cuenta de que son bienes obtenidos transgrediendo o manipulando las leyes, en algunos casos rayan en el cinismo al enriquecerse y expresar como su consuelo de que ellos no tienen la culpa de que las leyes lo permitan, su moral sigue siendo inexistente. Recuerde usted a Santa Ana y su “gloriosa defensa” de nuestra patria que nos costo perder la mitad de nuestro territorio nacional, no se diga del gran dictador de Porfirio Diaz campeón en la generación los hacendados caciquiles que aun proliferan en nuestros tiempos, ni que decir de los generales revolucionarios (Calles, Obregón, Huerta, Almazán, etc...) que como derecho heroico obtuvieron las miles de hectáreas que siguen usufructuando sus familiares. Recordemos a esos presidentes y funcionarios que mienten y roban al pueblo para terminar trabajando con los consorcios financieros y empresas nacionales o internacionales beneficiarios de sus políticas públicas; a los gobernadores y sus funcionarios que se capitalizan de por vida con el producto de lo robado y que cínicamente son exonerados de acciones penales como los casos que se han informado en los medios del tesorero de nuestro estado que para ocultar el robo a las finanzas públicas abrio cuentas a nombre de su trabajadora domestica en un banco; ni que decir de los empresarios que se han beneficiado con las múltiples formas de apoyos con los bienes y dineros públicos, mintiendo en sus compromisos fiscales, adquiriendo mediante engaños o en complicidad con lo funcionarios facilitadores empresas propiedad de la nación como fue el caso de las minas, las acereras, telecomunicaciones, los bancos, etc..

La mentira recurrente parece se ha convertido en una apología de los políticos mexicanos que nos gobiernan a la estrategia goebbeliana del régimen fascista de Hitler que como uno de los principios de comunicación de las masas establecía: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”; nuestros políticos gobernantes no se cansan de mentir y engañar a nuestro pueblo. El año pasado los funcionarios responsables de nuestra economía junto con el presidente espurio no se cansaban de mentir sobre el buen estado económico y financiero de nuestro país que no resultaría afectado por la crisis mundial, sus cifras y expectativas proyectaban un optimismo fatal que finalmente estamos pagando la mayoría de los mexicanos, nos aumentaron los energéticos, la electricidad, el gas, las gasolinas, los impuestos del trabajo, los servicios de telefonía y día tras día se incrementan mas los precios de los alimentos básicos que las clases medias y bajas tenemos que adquirir en los comercios tratando de economizar para sobrevivir en estos tiempos permanentes de crisis que a nuestra generación nos ha tocado vivir desde los años setenta del siglo pasado. Para convencer con sus mentiras siguen utilizando millones de pesos en sus publicitados spots, compra de espacios en los noticieros, pago a sus aduladores en los medios (editorialistas, articulistas, periodistas, locutores) y cooptación a críticos e intelectuales con sus apoyos millonarios para que hagan sus revistas, periódicos, programas, viajes y mantengan un nivel de vida gozos que satisfaga su hedonismo materialista.

Son tantas las mentiras que han impactado en nuestra sociedad provocando mas injusticia, corrupción, desempleo, inseguridad, violencia, desempleo, pobreza, graves problemas de salud pública y un autoritarismo transgresor de los derechos humanos básicos que no vivenciábamos desde los años sesentas de la guerra sucia en el siglo pasado y que amenaza desbordar en convertirse en un estado represor violento contra toda forma de disidencia. El año pasado tratando de acabar con uno de los sindicatos más combativos en la lucha por la democracia de nuestro país, el del Sindicato Mexicano de Electricistas, el gobierno absurdamente por decreto y usando la fuerza policíaca del estado decido liquidar la compañía paraestatal para así acabar con este sindicato, les ha importado un bledo las miles de familias y trabajadores que subsisten del trabajo en esa empresa. ¿Cuales han sido sus estrategias?, recurrir sistemáticamente a la mentira y al engaño una y otra vez usando los medios masivos para manipular cumpliéndose su función en el sostenimiento de su poder espurio.

En la semana antepasada la clase política dominante en México perteneciente a los partidos políticos del PRI y el PAN, a través de sus dirigentes nacionales: Beatriz Paredes y Cesar Nava respectivamente, que se desempeñan además como diputados federales, se enfrascaron en mas que un debate en una gresca en el Congreso de la Union acusándose mutuamente de mentirosos, derivado de sus declaraciones en torno a un convenio político de no hacer coaliciones con otros partidos diferentes a sus principios en las elección estatal próxima del Estado de México, los diputados federales integrantes de ambos partidos que actuaban en defensa de uno y otro nos colmaron de sus conductas pendencieras que generaron un clima de violencia con sus ofensas, insultos y amenazas por sus corresponsabilidades en la situación actual de la ingobernabilidad con un presidente que en sus discursos aceptaron haber sido cómplices al entronarlo espuriamente y lamentarse de haberse equivocado por su mal desempeño que nos mantiene en la pobreza, el desempleo, la violencia y la inseguridad a todos los mexicanos.

Pues bien el problema es que han sido estas mismas mentiras y engaños recurrentes en el comportamiento que ha estado caracterizando la conducta pública de los políticos de todos los partidos políticos sean de derecha, de izquierda o de los centristas simuladores estableciendo una red de complicidades que difícilmente podrá crear condiciones para lograr acabar con la impunidad prevaleciente y la consecuente crisis de credibilidad tan necesario para motivar en el esperanzado cambio transformador de nuestro país. El cinismo y la desvergüenza de los dirigentes políticos de los partidos que se integran en una Coalición que han denominado DIA ( PRD-PT y Convergencia) cuyo ultimo objetivo es llegar al poder para transformar a nuestro país no tiene limites cuando recurren a la mentira sistematizada para justificar sus alianzas con el partido en el poder, el PAN, que nada tiene de principios ni ideología política socialista o progresistas y que enarbolan dogmática y fundamentalistamente en sus documentos básicos, su voraz ambición por el poder los desnuda en un sistema político donde se han acostumbrado a vivir medrando de la politiquería, poco les ha importado el desarrollo social y mucho menos su propio desarrollo humano donde las mentiras darían paso a la integridad en su comportamiento personal enalteciendo a nuestra sociedad ávida de liderazgos trascendentes que promuevan la transformación de nuestra nación y dejen atrás sus intereses miserables personalizados o de grupos que obscurecen a nuestro legado de héroes y revolucionarios mexicanos en este año del bicentenario de nuestra independencia y a cien años de iniciada nuestra revolución que daba esperanza para logara la anhelada prosperidad y felicidad de lo mexicanos superando las lacras de la pobreza, marginación y opresión que siguen afectando a la mayoría de nuestro pueblo.

La realidad esta evidenciando que la delincuencia y la mayor parte de los políticos comparten en común el uso de la mentira y el engaño que sistemáticamente incorporaron en el curso de su desarrollo humano, donde las carencias afectivas, los conflictos de autoridad, la inmadurez caracterológica y emocional, la deficiente integración de valores les hace integrar una personalidad con una dinámica y conflictivas propias que generalmente se exterioriza en sus actitudes prejuiciosas y autoritarias que están al servicio de sus necesidades profundas y cumplen una función imprescindible para el mantenimiento de su integración e identidad personal; son personas que temen desintegrarse, se aferran a sus dogmas y a su comportamiento para el mantenimiento de su integración e identidad personal. Son personas que perciben al mundo como hostil, tienen baja autoestima de las personas en general y una visión pesimista de la naturaleza humana, no creen en la democracia y consideran prioritario el orden y la disciplina, partidarias de la mano dura, poseen una estructura mental rígida, intolerantes a la ambigüedad inherente a la realidad, son enemigos del dialogo y no escuchan realmente al otro, rehuyen a la introspección, no saben apreciar las individualidades ni las diferencias personales, no establecen vínculos con personas sino con individuos-cosas, padecen de carencias afectivas en sus relaciones sociales, no toleran al adversario, lo convierten en enemigo hacía el que no cabe la compasión, su hostilidad interior la proyectan hacia afuera descargando en otros la responsabilidad de sus propias frustraciones, habilidoso para encontrar victimas que sean blanco de su agresión. De tal forma que su desarrollo maduracional se obstaculiza por el empobrecimiento mental y emocional de la personalidad llegando a desdeñar el trabajo intelectual, su comportamiento se vuelve pragmático buscando el poder por el poder mismo, los principios y convicciones son sustituidas “doctrinariamente” por dogmas y fundamentalismos enmarcados en una pseudoética utilitaria a sus intereses personales y orientado a mantener el estatus, por eso habitualmente los vemos con posturas carentes de lucidez, reflexión y moderación y con estándares éticos que dejan mucho que desear en sus funciones. No son pocos los políticos y delincuentes que llegan a desfigurar mentirosamente la idea que tienen de si mismos, magnificándola integrando delirios de grandeza que pueden llevarlos a dañar peligrosamente las sociedades donde influyen, mas si padecen adicciones, alcoholismo, trastornos de personalidad tipo borderline, paranoide o trastornos afectivos como el trastorno bipolar.

No se puede aspirar a que las mentiras desaparezcan completamente del ámbito de la política, de la justicia, de la diplomacia, del periodismo y de otros muchos ámbitos de la vida social pero si se puede aspirar a que mentir, simular y robar no sean estrategias necesarias para lograr el éxito en nuestra sociedad, de no ser así la decadencia de los valores que estamos vivenciando terminara por desintegrarnos socialmente.

2 comentarios:

  1. Ricardo:

    Aparte de valioso y aleccionador tu artículo
    mueve las entrañas y magnifica la imporancia
    que reviste nuestra lucha para exigir la legalidad y rendición de cuentas de quienes dicen gobernarnos.
    Recibe un respetuoso saludo.

    SRA. MA. DE JESUS M. DE MARQUEDA

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  2. ¿Por qué no mentir, engañar, robar o matar, cuando ello resulta ventajoso y, en un caso dado, no hay que temer ser descubiertos o castigados?

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