viernes, 23 de julio de 2010

ADICCIONES, SALUD MENTAL Y VIOLENCIA SOCIAL

El Congreso del Estado instalará una mesa plural de trabajo para realizar una “radiografía de las adicciones en Nuevo León, que se enfocará no solo en la drogadicción y alcoholismo, sino además otro tipo de problemas, busca también atender el tema de la obesidad como una consecuencia del estrés y que se manifiesta como adicción”, explicó a los medios de comunicación Héctor Gutiérrez de la Garza coordinador de la bancada del PRI. Al encuentro están convocados representantes de la Secretaría de Salud, el Sistema DIF, la Procuraduría de Justicia, la Secretaría de Educación y el Consejo Estatal contra las Adicciones y los Institutos del Deporte y de la Juventud por la parte oficial, la invitación a incluido a cinco universidades de la localidad e instituciones de Salud como el ISSSTE y el IMSS, que refieren aportaran ideas desde la sociedad civil; según el diputado la mesa arrojará una “radiografía exacta del problema de las adicciones, pues de momento no existe un diagnóstico confiable sobre la materia y desconocer el problema impide atacarlo desde el ámbito legislativo”, agrego: “no queremos constreñirnos a esos temas que no dejan de ser importantes, sino incluir otros problemas que no han tenido la atención necesaria por parte del sector público y que representan un riesgo social”.

Es lamentable que el diputado afirme que no existe un diagnostico confiable y por eso busquen una radiografía de la adicciones en nuestro estado, si desde que inicio el mandato gobernante de ese partido (PRI) en el año 2004, cuando él fungía como diputado federal y luego como jefe de la oficina del gobernador, existe un documento base que el poder ejecutivo estatal integró en el marco del Plan Estatal de Salud denominado: Programa Estatal contra las Adicciones y Salud Mental (PREASME), que son instrumentos base de la planeación estatal para el desarrollo a la que se comprometen en los planes estatales de desarrollo los gobernantes de nuestro país y que como ya lo he señalado en otro artículo se han convertido en actos de simulación que en forma impune ejercen sin responsabilidad, desde que el marco legal (Ley General De Planeación) los ha estado obligando como funcionarios y ellos lo transgreden irresponsablemente sin ninguna consecuencia. Por otra parte desde esas fechas, el gobierno federal foxista había también presentado el Plan Nacional de Salud y el correspondiente Programa de Acción en Salud Mental y el Programa Especifico contra las Adicciones, con un abundante contenido descriptivo de estos problemas, en el país y en los estados y con un marco de propuestas que se incumplieron al terminar el sexenio de ese gobierno. El mismo Congreso de la Unión en el 2005 concluyo a través de su Centro de Estudios Legislativos un documento diagnostico sobre la “Salud Mental en México”. Por si fuera poco la misma SSA desde finales de los ochenta realiza la encuesta nacional sobre adicciones en todo el país que muestra la radiografía diagnóstica de estos problemas y que periódicamente difunden informando sobre la situación epidemiológico de las adicciones (la última fue elaborada en el 2008). Existen además trascendentes investigaciones epidemiológicas sobre este problema en nuestro país elaborados por la Dra. Maria E. Medina Mora. También esta el World Drug Report que anualmente pública la ONU y existen además numerosas publicaciones de la Organización Mundial de la Salud y su filial para America y el Caribe, La Organización Panamericana de la Salud, que en sus informes mundiales y regionales abordan estos temas proporcionando indicadores y propuestas para el abordaje de estos problemas. En fin los elementos de la radiografía del problema estan ahí y conocidos funcionarios de salud, expertos como el Dr. Roque Segovia, actual jefe del Programa de Salud Mental y Adicciones en la Servicios de Salud Pública Estatal, lo menos que necesitan es hacer otra radiografía, lo que se necesita es que los políticos decidan invertir para la salud mental de todos los nuevoleoneses, incrementar el financiamiento y adecuar las leyes y normas jurídicas que fortalezcan las acciones para la atención de este tipo de problemas.

Superar la desinformación de los políticos y hacer que prevalezcan las bases del conocimiento científico cuando son necesarias en temas como la salud, le educación y la tan pregonada estrategia del neoliberalismo de la denominada sociedad del conocimiento ha sido y es uno de los grandes retos que nuestra sociedad tiene en estos personajes tan importantes para el quehacer de las políticas públicas donde algunos llegan hasta a perder el sentido común que deriva del uso lógico y racional del conocimiento existente. La partidocracia ha generado la prevalencia de políticos acostumbrados al autoritarismo, a imponerse por mayoría en los órganos colegiados como es el caso de los congresos y los ayuntamientos, algunos con gran experiencia y capacidad en su desempeño profesional especializado pero con grandes limitaciones en los ámbitos del conocimiento básico que contextualiza su razón de ser y quehacer político, que debería de estar impregnado del conocimiento sociológico, antropológico, filosófico, jurídico, biológico y psicológico que determinan el desarrollo social y humano; algunos pertenecen a las generaciones del homo videns que el politólogo Giovanni Sartori describe magistralmente en su texto, con sus consecuentes defectos en el quehacer de la lectura y las limitadas abstracciones en el proceso de pensamiento y el desarrollo de juicios.

Quienes hemos trabajado por la salud mental en nuestra sociedad, seguimos además padeciendo ese mal del que hablaba el Dr. Manuel Velasco Suárez, prominente neurólogo, neurocirujano y político mexicano, de gran prestigio nacional e internacional, fundador del Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía de México y ex gobernador de su estado natal: Chapas, que refería “El problema de las políticas de salud mental en México se correlaciona con el estado que guarda la salud mental de nuestros políticos”. Han pasado muchas décadas que la atención a la salud mental y las adicciones se han integrado con modelos de atención integral en un sinnúmero de países en el mundo, que inclusive han incorporado los paradigmas de la salud pública para la atención además de la violencia en sus sociedades haciendo énfasis en la prevención y la detección oportuna, así como en acciones que permitan fomentar y promover la salud mental. En nuestro país y en nuestro estado hemos permanecido inmóviles, ni siquiera hemos logrado acabar con el modelo manicomial, carcelario y deshumanizante que les imponemos a los que padecen un trastorno psiquiátrico o que son victimas de las adicciones, proliferando centros de curación con pésimas condiciones sanitarias y transgresores de los derechos humanos fundamentales. La formación de recursos profesionales necesarios para brindar estas atenciones ha sido una de la debilidades crónicas del sistema educativo de salud en nuestro estado es absurdo que no exista la especialización de enfermería para la atención a la salud mental o psiquiatrica y que la Facultad de Enfermería de nuestra universidad pública (UANL) este dando prioridad a formar orgullosamente especialistas en Podología; ni que decir de nuestra facultad de Trabajo Social, hoy denominada también de Desarrollo Humano, donde no existe ni siquiera integrada curricularmente las asignaturas que proporcionen el conocimiento, las habilidades y destrezas para el abordaje del trabajo de casos psiquiátricos ni mucho menos en perspectiva la especialidad de trabajo social psiquiátrico. Es absurdo además que todas las escuelas y facultades de psicología a nivel público y privado sigan con planes y programas de estudio que redunda en esquemas escolásticos desfasados del desarrollo científico actual de esta ciencia de la conducta que no logran los objetivos terminales de formar profesionistas capaces de brindar atención psicológica en salud de calidad con las modernas herramientas que en el marco del psicodiagnostico, la psicoterapia y otras intervenciones psicosociales y educativas pudieran brindar si estas escuelas abandonaran sus intereses escolásticos y mercantilistas del quehacer educativo. En tanto las Facultades de Medicina siguen formando especialistas sólo en postgrados de psiquiatría con diseños curriculares que hacen énfasis a la atención de enfermedades prevaleciendo, en el marco escolástico, los modelos biologistas en sus procesos de atención, muy lejano del modelo de atencion integral y del trascendente impacto de las actividades de prevencion y fomento de la salud mental que se requieren en nuestras comunidades.

Si nos basáramos en el desarrollo científico actual de las neurociencias, las ciencias de la conducta y de la salud pública la conclusión sería contundente: Violencia, Adicciones y la Atención a los Trastornos de la Salud Mental requieren un modelo de atención integral, articulado, interdisciplinario; no fragmentado como los políticos lo han venido haciendo, que así están impuestos a conducirse, incapaces de descentralizar, centralizan, fragmentan, no se informan, son inflexibles en sus paradigmas reduccionistas y desfasados del desarrollo científico, hacen los mismos programas en diferentes instituciones, lo que mas les importa es su control administrativo y político. En el momento actual los que trabajamos para la salud mental desde hace mas de treinta años conocemos y hemos difundido el conocimiento de estos problemas, una y otra vez sexenio, tras sexenio hemos dicho que se requiere un Programa Estatal de Salud Mental que afronte no sólo los problemas de la salud mental sino además la sociedad violenta y adictiva que esta dañando gravemente el bienestar de nuestras familias, donde la estrategia principal sea la prevención a todos los niveles, capaz de llevar las acciones rehabilitadoras a todos los afectados sin exclusión con modelos de atención integral, interdisciplinario, todo esto ya se conoce, existe, esta disponible no sólo en el marco diagnostico sino además programático, lo que requiere es que los políticos superen la ignorancia y decidan cuando menos cumplir lo existente en el marco de los planes y programas elaborados y de las normas jurídicas que obligan su cumplimiento. En algunos casos se hará necesario actualizar y reformar estos planes y el marco jurídico, en otras crear leyes que están ausentes como una Ley Estatal de Salud Mental que explícitamente humanice la atención del enfermo mental y proporcione las bases para el desempeño profesional responsable de los especialistas de la salud mental. El problema mas difícil es el que el estado proporcione el financiamiento necesario en los presupuestos anuales que aprueban los congresos, que es vital para lograr la disminución de estos problemas y donde no necesitan quebrarse mucho la cabeza los funcionarios y diputados por lo que se necesita: La Organización Mundial de la Salud recomienda que los gobiernos inviertan por lo menos tres a cuatro dólares por habitante al año para la atención de estos problemas.

Las diferentes formas de violencia y adicciones que prevalecen en Nuevo León comparten numerosos factores de riesgo subyacentes comunes. Algunos consisten en características psíquicas y del comportamiento, como un escaso control de éste, una baja autoestima y trastornos de la personalidad y la conducta. Influyen también problemas psiquiátricos, como la depresión y otros trastornos anímicos, la ansiedad, la esquizofrenia, trastorno bipolar o un sentimiento general de desesperanza. Otros como el suicido, están ligados a experiencias, como la falta de lazos emocionales y de apoyo, el contacto temprano con la violencia en el hogar (ya sea como víctima directa o como testigo) y las historias familiares o personales marcadas por divorcios o separaciones. Existen diversos acontecimientos o circunstancias estresantes que pueden aumentar el riesgo de que las personas atenten contra sí mismas, entre tales factores figuran la pobreza, la pérdida de un ser querido, las discusiones familiares o con amigos, la ruptura de una relación y los problemas legales o laborales. El abuso de drogas y alcohol se asocia con frecuencia a la violencia, antecedentes de abusos físicos o sexuales en la infancia y el aislamiento social; entre los factores comunitarios y sociales más importantes destacan, además de la pobreza, las disparidades en los ingresos y las desigualdades entre los sexos.

Que bueno es hacer ejercicios intelectuales para conocer sobre los problemas, que malo es que una y otra vez estos ejercicios de los funcionarios no sirvan para solucionar los problemas políticos, jurídicos y de financiamiento para lograr construir el proceso que se requiere en la atención de la salud mental que constituye el fondo sobre el que se basa el bienestar no sólo de las personas sino de las familias y la sociedad. El problema de la violencia social, las adicciones, el incremento prevaleciente de los trastornos psiquiátricos y las conductas poco saludables que provocan la epidemia de obesidad, diabetes e hipertensión, que esta "agobiando" a las autoridades sanitarias, derivan de la mala salud mental que se inicia desde la gestación misma y que se empieza a manifestar por los comportamientos de riesgo desde las etapas mas tempranas hasta la senectud misma. Para el abordaje de la salud mental y sus trastornos se requiere de un modelo integral, interdisciplinario que debe incluir conceptos que atiendan los necesidades y problemas con una visón integral y que ejerzan acciones sobre sus múltiples factores culturales, sociales, psicológicos, biológicos, económicos y ecológicos sólo así se estará en posibilidad de lograr los comportamientos saludables necesarios para avanzar en la solución de los graves problemas de salud, adicciones y de la violencia que padecen nuestras sociedades.

Los diputados del congreso de nuestro estado tienen la palabra, si tan sólo decidieran incrementar el miserable financiamiento dirigido a la atención de la salud mental, las adicciones y la violencia de los nuevoleoneses, en el marco de la discusión del presupuesto para el próximo año, estaríamos del otro lado superando la inmovilidad de la simulada preocupación habitual de los políticos en estos problemas de la salud pública.

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