Una vez que han terminado las actividades de las campañas políticas celebradas en 14 entidades de la República el pasado 4 de Julio, en las que se renovaron 12 gubernaturas estatales y otros cargos de elección popular y donde las izquierdas partidistas presentaron, en casi todos los casos, candidaturas en alianza con el partido que gobierna espuriamente en el ámbito federal. En el caso de Chihuahua, el Partido del Trabajo (PT) se alió al Partido Revolucionario Institucional. En otras entidades, el PT, Convergencia y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) justificados en la estrategia de derrotar los cacicazgos priístas, formaron coaliciones con Acción Nacional con todo el rigor del perverso pragmatismo y la repugnancia del estercolero ambiente que les caracterizo y que para quienes intentamos mantener la congruencia y la integridad ideológica con los principios y valores del ser de la izquierda política constituyeron un fracaso que impacto negativamente retrocediendo en los resultados electorales, dañando el avance organizacional y de posicionamiento ideológico que con firmeza veníamos desarrollando después de la instalación del gobierno espurio de Fecal en el 2006.
En Nuevo León ya habíamos vivenciado la brutalidad de la actividad política electoral estercolera de los partidos de izquierda en las últimas elecciones efectuadas el año pasado. Un Partido de la Revolución Democrática débil, dividido, desorganizado, con una miserable vida orgánica, dirigido autoritariamente, con sus principales activistas y militantes enfrascados en las miserias del pragmatismo electorero de las tribus, peleándose los recursos del financiamiento público y las candidaturas, desarticulado de los movimientos sociales y las demandas ciudadanas, no fue capaz de desarrollar estrategias efectivas para el avance electoral ni aprovechar el escenario para superar el grave problema de la ausencia de recursos humanos para la defensa del voto, en un sospechoso contubernio de alianzas obscuras de sus lideres con personajes nefastos del priísmo gobernante. Un Partido del Trabajo que una vez más finco su estrategia nefasta del quehacer político cohabitando en alianza con el partido gobernante del PRI en el estado, en el marco de mantener y extender las prebendas y la impunidad que recibe de sus gobernantes en sus instituciones asistenciales, educativas y de salud que dirigen y administran autocráticamente acompañadas de las gestorías facilitadoras de su quehacer político clientelar y corporativo que los funcionarios les articulan en los programas sociales y asistencialistas de sus gobiernos. En su estrategia pragmática-electorera tuvieron que recular retirando su alianza oficial con el PRI y su candidato al gobierno del estado, que habían registrado legalmente ante la Comisión Estatal Electoral del Estado, ante la exigencia de Andrés Manuel López Obrador de actuar con congruencia con los principios políticos que les une en la alianza pactada. El llamado fue cumplido a medias, retiraron su registro en esa alianza, no presentaron candidato a la gubernatura ni a la alcaldía de Monterrey, haciendo actividades proselitistas en sus territorios apareciendo efusivamente sus dirigentes apoyando y ordenando votar a sus clientelas a favor de los candidatos del PRI al gobierno del estado y al municipio de Monterrey. En tanto el Partido Convergencia ejerció su típica presencia testimonial, no presento candidato a gobernador, presento los mínimos candidatos en el resto de las elecciones, apoyando con su estrategia, en los hechos, al priísmo gobernante. Por su parte el Partido Social Demócrata sin presencia institucional ni vida orgánica en el estado y con el problema de no perder su registro federal como partido político, realizo una campaña electoral casi testimonial sin estrategias definidas y con graves carencias en los recursos materiales y económicos que permitieran alcanzar mínimos objetivos de posicionamiento electoral y con ello avanzar en el estado, trascendió su candidato al gobierno del estado por la defensa digna de la ideología de izquierda en el marco de las propuestas para el buen gobierno del estado. El hecho es que en esa elección del 2009 se proyecto, con todo rigor, la enfermiza incapacidad de los principales activistas y dirigentes de estos partidos para construir la unidad estratégica en una alianza que permitiera integrar los principios y valores del proyecto político que a nivel nacional comparten y que les ha permitido mantenerse en una alianza política electoral desde las pasadas elecciones presidenciales del 2006, apoyando en lo fundamental el proyecto de nación que encabeza Andrés Manuel López Obrador hoy denominada DIA (Diálogo para la Reconstrucción de México).
Así los partidos de izquierda de Nuevo León sin unidad, ni estrategias claras, desorganizados y dispersos no sólo tuvieron malísimos resultados electorales en las elecciones locales y federales sino ni siquiera lograron iniciar un proceso político que les permitiera marchar hacia la construcción de la unidad de la izquierda en nuestro estado con miras al proceso electoral del 2012. La candidata del PRD al gobierno del estado, Martha Zamarripa, fue victima de la guerra de las tribus y de las alianzas pragmáticas del PT y Convergencia con el priísmo gobernante. Por otra parte otros actores políticos, otroras militantes del movimiento de apoyo al gobierno legítimo que encabeza AMLO, formaron un partido palero: Cruzada Ciudadana, dirigido por Luis S. Farias, operador político de Manuel Camacho en Monterrey durante la campaña política presidencial de esta alianza en apoyo a AMLO en el 2006, con el cínico y desvergonzado apoyo del gobierno se alió con el PRI, quien a cambio le otorgo el registro estatal electoral y la regiduría que ostenta este personaje en Monterrey. Otros militantes del movimiento del gobierno legítimo se integraron como candidatos del partido espurio del PANAL sin lograr sus propósitos oportunistas electoreros. Así los partidos de esta izquierda en su conjunto no alcanzaron ninguna victoria electoral, menoscabaron sus posiciones de representación proporcional ante el Congreso del Estado donde sólo lograron posicionar un diputado del PT y uno del PRD por la vía plurinominal. En los principales Ayuntamientos como es el caso de los municipios que integran el área metropolitana que concentra el 85% de los electores de todo el estado los resultados fueron mas negativos: en Monterrey no existen regidores del PT, tiene uno solo del PRD, en San Nicolás no alcanzaron un solo regidor de los partidos que integran esta alianza, en Guadalupe sólo tiene un regidor del PT, en Apodaca alcanzo dos regidores de cada partido, en San Pedro ninguno, en Santa Catarina sólo un regidor del PRD y en Escobedo también sólo un regidor del PRD.
La actividad política de esta izquierda no ha pasado de ser reproductora de estos estilos de trabajo incongruentes con el quehacer político ideologico y programatico de la izquierda en sus ámbitos de influencia; los diputados y regidores de los partidos de izquierda siguen haciendo horrendas prácticas políticas sumándose a vergonzosas alianzas en beneficio del priísmo gobernante. En tanto estos partidos políticos continúan con la incapacidad de desarrollarse institucionalmente, con escasa vida orgánica, sin educación política de sus militantes, cerrados a la articulación con los movimientos sociales y las demandas ciudadanas, sin integrar en su vida interna las exigentes demandas de democracia y transparencia, con sus castas de dirigentes aduladores del caciquismo, el autoritarismo, el pragmatismo, el clientelismo y el corporativismo politico, exigiendo una militancia mas dispuesta a la adulación servil que a la critica y reflexión libertaria, marginando y excluyendo a quienes se conducen libertariamente y que con sus capacidades amenazan sus liderazgos. Los que no son expulsados, renuncian a la vida política partidaria, los que tratan de integrarse son botados automáticamente por las burocracias de esos partidos, algunos se integran al tan de moda “honorable” movimiento ciudadano en sus diferentes trincheras enalteciéndose en el apoyo a las demandas del movimiento obrero, los sindicatos, los derechos humanos, los presos políticos, la ecología, los usuarios de los servicios públicos; otros mas se agrupan en el quehacer contracultural y/o revolucionario de la artes, todos ellos terminan odiando la vida política de estos partidos. En tanto la mayoría de los militantes y activistas de izquierda que perseveramos intentando ser congruentes, seguimos coincidiendo en los eventos públicos y las actividades de apoyo al movimiento de resistencia ciudadana a las políticas injustas del gobierno espurio, en apoyo del proyecto de nación, por el que luchamos, así como en la organización territorial y de difusión del movimiento en nuestro estado soportando los embates de la ausente organización eficaz y eficiente que parece ser el mayor lastre en las actividades de la izquierda en nuestro estado y que lamentablemente no se quiere aceptar por los responsables y dirigentes del DIA para beneficio de los intereses políticos en los que medran los castas de dirigentes de los partidos de izquierda en el estado que sólo ven en el 2012 el botín de los puestos públicos.
Ante este panorama de descomposición será muy difícil lograr la unidad de esta izquierda partidista militante que sigue bregando sin superar los conflictos del pasado, resistente a los procesos de unidad si esta no se enmarca en su utilitarismo, con un sector donde prevalecen los estilos de trabajo sectarios, dogmáticos, autoritarios, sin apertura a la critica, autocomplacientes, resentidos crónicamente, intolerantes al debate, resistentes a los procesos democráticos en su interior, con una gran capacidad teórica-discursiva desarticulada de la acción pragmática eficaz, anclados al pasado político con posturas irreductibles. En tanto el otro sector esta inmerso en el perverso pragmatismo utilitario buscando el poder sólo por el poder, son los compañeros que integraron con facilidad la cultura política de las lacras del clientelismo y el corporativismo de los regimenes prianistas, ausentándose de la ética política que distingue la verdadera vocación del ser de la izquierda. Son los que justifican sus perversiones y desviaciones del quehacer político con razonamientos insertados en sus ideologías doctrinarias, ostentando una ortodoxia fundamentalista de su forma de hacer política, orgullosos de su quehacer revolucionario que les proporciona el disfrute personal de los grandes satisfactores de la odiosa vida burguesa que dicen combatir en su lucha ideológica.
Por eso la mejor estrategia política de la izquierda debiera de ser orientada a contribuir en la construcción de organización social de base, para fortalecer el movimiento, desde los barrios, colonias, comunidades y en los grupos de activistas de la sociedad civil, convocando a todas las personas no sólo militantes de la izquierda sino a todos y todas las que compartan una mentalidad progresista, victimas de las políticas y la injusticia del gobierno estatal y del gobierno espurio de FECAL, hartos de la violencia, la inseguridad social y la corrupción imperante. Busquemos y convenzamos a los activistas sociales, dirigentes sindicales, a los obreros, los campesinos, intelectuales, maestros, profesionistas, artistas, académicos, científicos, para apoyar nuestra lucha por el Proyecto de Nación de nuestro Movimiento de Resistencia Civil Pacifica y la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, para encabezar como candidato las próximas elecciones presidenciales del 2012. Debemos poner fin a la manipulación, la intolerancia, el maniqueísmo y la izquierda debe abrir sin condiciones al debate y la autocrítica, sí necesitamos ser autocríticos y acabar con la autocomplacencia enfermiza propia de la izquierda simuladora, clientelar y pragmática que nos evita a avanzar en lo fundamental. Criticar abiertamente no debe convertir a nadie en enemigo, los dirigentes partidistas de izquierda en nuestro estado tienen que superar el atraso y la irracionalidad que deriva de su empoderamiento enfermizo y estilos de trabajo retrógrados generadoras de conductas incongruentes con los principios y valores políticos tradicionales de la izquierda y que han protestado cumplir en el marco de la alianza nacional de los partidos de izquierda (DIA). Como izquierda debemos de integrar plenamente la ética política que con orgullo nos distinguía en los tiempos mas aciagos que enfrentamos el siglo pasado y como lo refiere el maestro Arnoldo Kraus “Los caminos de la liberación, del avance hay que buscarlos practicando la democracia para ganar la democracia”.
La izquierda de Nuevo León debe abrirse no sólo al debate y al ejercicio de la democracia sino a definir el rumbo y la organización del movimiento opositor prevaleciente de la mayoría ciudadana, harta del estado actual de sus vidas por los malos gobernantes, sólo así lograremos construir la anhelada sociedad democrática con los mejores niveles de desarrollo humano y social, dejando atrás la lacerante desigualdad y pobreza que han producido los gobiernos de las oligarquías en nuestras familias.
En Nuevo León ya habíamos vivenciado la brutalidad de la actividad política electoral estercolera de los partidos de izquierda en las últimas elecciones efectuadas el año pasado. Un Partido de la Revolución Democrática débil, dividido, desorganizado, con una miserable vida orgánica, dirigido autoritariamente, con sus principales activistas y militantes enfrascados en las miserias del pragmatismo electorero de las tribus, peleándose los recursos del financiamiento público y las candidaturas, desarticulado de los movimientos sociales y las demandas ciudadanas, no fue capaz de desarrollar estrategias efectivas para el avance electoral ni aprovechar el escenario para superar el grave problema de la ausencia de recursos humanos para la defensa del voto, en un sospechoso contubernio de alianzas obscuras de sus lideres con personajes nefastos del priísmo gobernante. Un Partido del Trabajo que una vez más finco su estrategia nefasta del quehacer político cohabitando en alianza con el partido gobernante del PRI en el estado, en el marco de mantener y extender las prebendas y la impunidad que recibe de sus gobernantes en sus instituciones asistenciales, educativas y de salud que dirigen y administran autocráticamente acompañadas de las gestorías facilitadoras de su quehacer político clientelar y corporativo que los funcionarios les articulan en los programas sociales y asistencialistas de sus gobiernos. En su estrategia pragmática-electorera tuvieron que recular retirando su alianza oficial con el PRI y su candidato al gobierno del estado, que habían registrado legalmente ante la Comisión Estatal Electoral del Estado, ante la exigencia de Andrés Manuel López Obrador de actuar con congruencia con los principios políticos que les une en la alianza pactada. El llamado fue cumplido a medias, retiraron su registro en esa alianza, no presentaron candidato a la gubernatura ni a la alcaldía de Monterrey, haciendo actividades proselitistas en sus territorios apareciendo efusivamente sus dirigentes apoyando y ordenando votar a sus clientelas a favor de los candidatos del PRI al gobierno del estado y al municipio de Monterrey. En tanto el Partido Convergencia ejerció su típica presencia testimonial, no presento candidato a gobernador, presento los mínimos candidatos en el resto de las elecciones, apoyando con su estrategia, en los hechos, al priísmo gobernante. Por su parte el Partido Social Demócrata sin presencia institucional ni vida orgánica en el estado y con el problema de no perder su registro federal como partido político, realizo una campaña electoral casi testimonial sin estrategias definidas y con graves carencias en los recursos materiales y económicos que permitieran alcanzar mínimos objetivos de posicionamiento electoral y con ello avanzar en el estado, trascendió su candidato al gobierno del estado por la defensa digna de la ideología de izquierda en el marco de las propuestas para el buen gobierno del estado. El hecho es que en esa elección del 2009 se proyecto, con todo rigor, la enfermiza incapacidad de los principales activistas y dirigentes de estos partidos para construir la unidad estratégica en una alianza que permitiera integrar los principios y valores del proyecto político que a nivel nacional comparten y que les ha permitido mantenerse en una alianza política electoral desde las pasadas elecciones presidenciales del 2006, apoyando en lo fundamental el proyecto de nación que encabeza Andrés Manuel López Obrador hoy denominada DIA (Diálogo para la Reconstrucción de México).
Así los partidos de izquierda de Nuevo León sin unidad, ni estrategias claras, desorganizados y dispersos no sólo tuvieron malísimos resultados electorales en las elecciones locales y federales sino ni siquiera lograron iniciar un proceso político que les permitiera marchar hacia la construcción de la unidad de la izquierda en nuestro estado con miras al proceso electoral del 2012. La candidata del PRD al gobierno del estado, Martha Zamarripa, fue victima de la guerra de las tribus y de las alianzas pragmáticas del PT y Convergencia con el priísmo gobernante. Por otra parte otros actores políticos, otroras militantes del movimiento de apoyo al gobierno legítimo que encabeza AMLO, formaron un partido palero: Cruzada Ciudadana, dirigido por Luis S. Farias, operador político de Manuel Camacho en Monterrey durante la campaña política presidencial de esta alianza en apoyo a AMLO en el 2006, con el cínico y desvergonzado apoyo del gobierno se alió con el PRI, quien a cambio le otorgo el registro estatal electoral y la regiduría que ostenta este personaje en Monterrey. Otros militantes del movimiento del gobierno legítimo se integraron como candidatos del partido espurio del PANAL sin lograr sus propósitos oportunistas electoreros. Así los partidos de esta izquierda en su conjunto no alcanzaron ninguna victoria electoral, menoscabaron sus posiciones de representación proporcional ante el Congreso del Estado donde sólo lograron posicionar un diputado del PT y uno del PRD por la vía plurinominal. En los principales Ayuntamientos como es el caso de los municipios que integran el área metropolitana que concentra el 85% de los electores de todo el estado los resultados fueron mas negativos: en Monterrey no existen regidores del PT, tiene uno solo del PRD, en San Nicolás no alcanzaron un solo regidor de los partidos que integran esta alianza, en Guadalupe sólo tiene un regidor del PT, en Apodaca alcanzo dos regidores de cada partido, en San Pedro ninguno, en Santa Catarina sólo un regidor del PRD y en Escobedo también sólo un regidor del PRD.
La actividad política de esta izquierda no ha pasado de ser reproductora de estos estilos de trabajo incongruentes con el quehacer político ideologico y programatico de la izquierda en sus ámbitos de influencia; los diputados y regidores de los partidos de izquierda siguen haciendo horrendas prácticas políticas sumándose a vergonzosas alianzas en beneficio del priísmo gobernante. En tanto estos partidos políticos continúan con la incapacidad de desarrollarse institucionalmente, con escasa vida orgánica, sin educación política de sus militantes, cerrados a la articulación con los movimientos sociales y las demandas ciudadanas, sin integrar en su vida interna las exigentes demandas de democracia y transparencia, con sus castas de dirigentes aduladores del caciquismo, el autoritarismo, el pragmatismo, el clientelismo y el corporativismo politico, exigiendo una militancia mas dispuesta a la adulación servil que a la critica y reflexión libertaria, marginando y excluyendo a quienes se conducen libertariamente y que con sus capacidades amenazan sus liderazgos. Los que no son expulsados, renuncian a la vida política partidaria, los que tratan de integrarse son botados automáticamente por las burocracias de esos partidos, algunos se integran al tan de moda “honorable” movimiento ciudadano en sus diferentes trincheras enalteciéndose en el apoyo a las demandas del movimiento obrero, los sindicatos, los derechos humanos, los presos políticos, la ecología, los usuarios de los servicios públicos; otros mas se agrupan en el quehacer contracultural y/o revolucionario de la artes, todos ellos terminan odiando la vida política de estos partidos. En tanto la mayoría de los militantes y activistas de izquierda que perseveramos intentando ser congruentes, seguimos coincidiendo en los eventos públicos y las actividades de apoyo al movimiento de resistencia ciudadana a las políticas injustas del gobierno espurio, en apoyo del proyecto de nación, por el que luchamos, así como en la organización territorial y de difusión del movimiento en nuestro estado soportando los embates de la ausente organización eficaz y eficiente que parece ser el mayor lastre en las actividades de la izquierda en nuestro estado y que lamentablemente no se quiere aceptar por los responsables y dirigentes del DIA para beneficio de los intereses políticos en los que medran los castas de dirigentes de los partidos de izquierda en el estado que sólo ven en el 2012 el botín de los puestos públicos.
Ante este panorama de descomposición será muy difícil lograr la unidad de esta izquierda partidista militante que sigue bregando sin superar los conflictos del pasado, resistente a los procesos de unidad si esta no se enmarca en su utilitarismo, con un sector donde prevalecen los estilos de trabajo sectarios, dogmáticos, autoritarios, sin apertura a la critica, autocomplacientes, resentidos crónicamente, intolerantes al debate, resistentes a los procesos democráticos en su interior, con una gran capacidad teórica-discursiva desarticulada de la acción pragmática eficaz, anclados al pasado político con posturas irreductibles. En tanto el otro sector esta inmerso en el perverso pragmatismo utilitario buscando el poder sólo por el poder, son los compañeros que integraron con facilidad la cultura política de las lacras del clientelismo y el corporativismo de los regimenes prianistas, ausentándose de la ética política que distingue la verdadera vocación del ser de la izquierda. Son los que justifican sus perversiones y desviaciones del quehacer político con razonamientos insertados en sus ideologías doctrinarias, ostentando una ortodoxia fundamentalista de su forma de hacer política, orgullosos de su quehacer revolucionario que les proporciona el disfrute personal de los grandes satisfactores de la odiosa vida burguesa que dicen combatir en su lucha ideológica.
Por eso la mejor estrategia política de la izquierda debiera de ser orientada a contribuir en la construcción de organización social de base, para fortalecer el movimiento, desde los barrios, colonias, comunidades y en los grupos de activistas de la sociedad civil, convocando a todas las personas no sólo militantes de la izquierda sino a todos y todas las que compartan una mentalidad progresista, victimas de las políticas y la injusticia del gobierno estatal y del gobierno espurio de FECAL, hartos de la violencia, la inseguridad social y la corrupción imperante. Busquemos y convenzamos a los activistas sociales, dirigentes sindicales, a los obreros, los campesinos, intelectuales, maestros, profesionistas, artistas, académicos, científicos, para apoyar nuestra lucha por el Proyecto de Nación de nuestro Movimiento de Resistencia Civil Pacifica y la propuesta de Andrés Manuel López Obrador, para encabezar como candidato las próximas elecciones presidenciales del 2012. Debemos poner fin a la manipulación, la intolerancia, el maniqueísmo y la izquierda debe abrir sin condiciones al debate y la autocrítica, sí necesitamos ser autocríticos y acabar con la autocomplacencia enfermiza propia de la izquierda simuladora, clientelar y pragmática que nos evita a avanzar en lo fundamental. Criticar abiertamente no debe convertir a nadie en enemigo, los dirigentes partidistas de izquierda en nuestro estado tienen que superar el atraso y la irracionalidad que deriva de su empoderamiento enfermizo y estilos de trabajo retrógrados generadoras de conductas incongruentes con los principios y valores políticos tradicionales de la izquierda y que han protestado cumplir en el marco de la alianza nacional de los partidos de izquierda (DIA). Como izquierda debemos de integrar plenamente la ética política que con orgullo nos distinguía en los tiempos mas aciagos que enfrentamos el siglo pasado y como lo refiere el maestro Arnoldo Kraus “Los caminos de la liberación, del avance hay que buscarlos practicando la democracia para ganar la democracia”.
La izquierda de Nuevo León debe abrirse no sólo al debate y al ejercicio de la democracia sino a definir el rumbo y la organización del movimiento opositor prevaleciente de la mayoría ciudadana, harta del estado actual de sus vidas por los malos gobernantes, sólo así lograremos construir la anhelada sociedad democrática con los mejores niveles de desarrollo humano y social, dejando atrás la lacerante desigualdad y pobreza que han producido los gobiernos de las oligarquías en nuestras familias.
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