jueves, 1 de julio de 2010

REVOLUCION O SEGUIR MURIENDO

Trágicos sucesos nos han conmocionado a la sociedad mexicana desde el incremento de los miles de muertos, alrededor de 24,000 en lo que va del sexenio gobernante actual, en la estúpida guerra declarada por el gobierno espurio de Fecal con los cientos de victimas inocentes civiles, niños, mujeres y jóvenes hasta la muerte de candidatos y políticos como el realizado el pasado lunes 28 de junio con el colega médico Rodolfo Torre Cantú, candidato al gobierno del estado de Tamaulipas por el Partido Revolucionario Institucional, asesinado cruelmente por los presuntos delincuentes de los carteles que han estado influyendo en la gobernabilidad de ese estado y que el periodista Diego Enrique Osorno describe magistralmente como la delincuencia y el marco de la lucha de los carteles que se vive ha provocado además de el silencio de los medios el aletargamiento de la sociedad civil en su conjunto extendiendo el conflicto y las tragedias de una guerra que los mexicanos no decidimos y ni siquiera pasaba por nuestras mentes que sólo habían registrado los horrores de la guerra en otros países. Dice Diego “el silencio que hoy existe en Tamaulipas no se creó de forma espontánea. El silencio, para funcionar, requiere de un sofisticado aparato de represión. Necesita de fosas clandestinas, de gobernantes ilegítimos o ineptos, del monopolio de los cuernos de chivo, de una degradación económica, de policías corruptos y de una sociedad civil aletargada”

Estúpida guerra porque se instrumento como estrategia para lograr legitimar el poder espurio que en complicidad con la oligarquía nos habían robado a la izquierda con nuestro candidato Andrés Manuel López Obrador a la presidencia en las elecciones del 2006 y en el marco de la necesidad de militarizar ese poder para secuestrar el ejercicio de las garantías individuales de los ciudadanos mexicanos, que hoy simulan defender incrementando la represión contra los opositores al régimen. Con una evidente estructura organizacional operativa deficiente de sus aparatos de inteligencia y con la penetración corrupta de sus estructuras burocráticas procuradoras de justicia y de seguridad pública han sido incapaces de desmantelar las organizaciones criminales y ya no sólo desarticularlos sino contener el control territorial de las zonas del país que controlan, han seguido además impunes sus estructuras financieras de esas redes económicas que no se cansan en señalar los expertos internacionales de la ONU como el eje central estratégico de ataque para logara menoscabar la fuerza de la delincuencia y disminuir la violencia agobiante que nos han impuesto en todo el país y la señalan como la más grave omisión de dicha estrategia al mantener intocadas las estructuras financieras y las redes de corrupción del crimen organizado

Estúpida guerra que a nombre del estado enarbolan políticos y gobernantes detentadores del poder del estado, la mayoría carentes de principios y valores de la ética política, integridad ideológica, con una formación y desarrollo humano cuestionables, resistentes a integrar el conocimiento científico al ejercicio de las políticas públicas, con un pasado ignominioso cuestionable por sus comportamientos legales y éticos, sin visión de estadistas, con perfiles caciquiles, rehenes de los poderes fácticos y con un nacionalismo patriotero destacado por su frivolidad en los actos políticos trascendentales y lo mas lamentable integrados a las redes del ejercicio corrupto y transgresor de las leyes en los diferentes círculos del poder que determinan el quehacer político actual en esas mafias que AMLO analiza y describe con claridad en su libro sobre “La Mafia que se Adueño de México... y el 2012".

El asesinato del candidato de la alianza entre el PRI, el Partido Verde y el Panal al gobierno de Tamaulipas, Rodolfo Torre Cantú, junto con seis de sus colaboradores, perpetrado por el crimen organizado, supone un serio desafío al Estado mexicano y a la supervivencia de las instituciones democráticas. Ello exige una respuesta responsable y con visión de Estado por parte del gobierno federal para afrontar los errores que se iniciaron desde su estrategia al empezar esta estúpida guerra contra la delincuencia organizada, visión que lamentablemente se ausenta y en su lugar se recurre a otra de las estrategias recurrentes del poder promoviendo diálogos y consensos entre las clases dirigentes políticas y empresariales, reproductores de la simulación y perpetuadores de los problemas que intentan resolver, usando los medios de comunicación para seguir manipulando la información y promover esa unidad que busca diluir la magnitud del problema que tenemos de nuestra sociedad desde una perspectiva integral que ataque de raíz la impunidad en todas las instituciones que perfilan ese estercolero de los escenarios del quehacer político que ya había expresado en el artículo anterior.

Hacer el llamado a un frente común en defensa de la institucionalidad democrática y de la convivencia civilizada entre los mexicanos, ante la amenaza del narcoterrorismo sólo debe ser parte de la propuesta integral de terminar con la sociedad de la impunidad que prevalece con el persistente modelo de desarrollo económico que por decenas de años sólo ha provocado el estancamiento del desarrollo social y humano de nuestros habitantes con sus lacras de desigualdad y pobreza. Corrupción, Impunidad y delincuencia han constituido las bases del quehacer político de los sectores públicos y privados engendrándose una clase política mediocre, corrupta, con una desenfrenada ambición de poder, desdeñosa de la legalidad y totalmente ajena a los valores democráticos. Ante la gravedad de las circunstancias se necesita políticos dispuestos a enfrentar realidades que permitan no sólo acabar con la alta tasa de impunidad de la delincuencia organizada en nuestro país que va del 95 al 98 por ciento de acuerdo con el Dr. Edgardo Buscaglia, especialista en temas de seguridad, quien no se cansa de referirnos además que el éxito de una estrategia victoriosa contra la delincuencia pasa por atacar la corrupción política en sus raíces, estrategias que han sido aplicada con éxito en 17 países, como Colombia, Jordania e Italia donde se tuvieron que afrontar las extensas redes de corrupción existentes de las elites política y empresarial del país, provocando encarcelamiento y trágicos suicidios de funcionarios, parlamentarios y “honorables” empresarios señalados como responsables por las autoridades judiciales. Poner fin al pacto de impunidad en México parece utópico como lo señala Hector Tajonar “debido a los acuerdos secretos, aunque conocidos por organismos de inteligencia internacional, por especialistas en la materia y muchas veces por la opinión pública nacional, pero sospechosamente ignorados por las autoridades judiciales del país. Romper con dicho pacto de impunidad es la única forma de acabar con las inmensas redes de corrupción que permiten la infiltración del crimen organizado en las estructuras políticas, policíacas, judiciales y empresariales del país”.

El llamamiento debe ser por la unidad nacional de todos los mexicanos contra la impunidad, la corrupción y la delincuencia en todas sus manifestaciones para de ahí transitar al Estado pleno del ejercicio del derecho que permita a los gobiernos, partidos y sociedad acabar con la absurda, improvisada y estúpida guerra que contra éste inició el gobierno de Calderón. De tal forma que necesitamos que todos estemos dispuestos a pagar los costos de la operatividad en primer termino de un acuerdo de acabar con la impunidad, iniciando la limpieza de toda la basura derivada de pactos obscuros, transgresores de la ley, instrumentados no sólo al margen de la legalidad sino de la mínima ética que se requiere para el quehacer político y social para luego transitar a la cabal aplicación del anhelado estado de derecho lo cual significaría lo que en ciencia política se denomina reinventar el Estado, logrando revolucionarnos con la mínima violencia en la construcción de esta nueva historia de nuestra sociedad donde ademas la democracia sea la virtud prevaleciente en el seno de nuestra cultura y dejemos así el pasado ignominioso de autoritarismo, desigualdad, explotación, corrupción e impunidad que hemos padecido durante siglos.

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