Hace cien años la Internacional Socialista, reunida en Copenhague, proclamó el Día de la Mujer, a propuesta de la dirigente comunista alemana Clara Zetkin, como una jornada de lucha por los derechos de las mujeres de carácter internacional y como homenaje al movimiento en favor de los derechos de la mujer, además para ayudar a conseguir el sufragio femenino universal. En el siguiente año en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza y EU, además del derecho de voto y de ocupar cargos públicos, se exigieron el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral y durante 1913 y 1914 en el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la primera guerra mundial. Las mujeres rusas celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de 1913, en el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo del año siguiente para protestar por la guerra o para solidarizarse con las demás mujeres y de ahí siguió en todo el mundo esta fecha vigente para recordar, promover y fomentar esta lucha por la igualdad de las mujeres en el mundo. Es un día convocado históricamente por la izquierda y las fuerzas progresistas de todo el mundo, que algunos lideres y lideresas de derecha han tenido que asumir y sumarse al concierto mundial de las demandas de respeto a los derechos de la mujer y a sus condiciones de equidad de genero en todos los ámbitos de la vida humana desde la política, la cultura, la economía, el trabajo hasta la salud y la educación que ellos mismos con su conservadurismo promovieron y fomentaron con políticas legislativas que derivaron en modelos de explotación patriarcal con sus lacras de cultura machista y misógina que lamentablemente sigue presente en las interacciones necesarias de la diaria convivencia y con mas vergüenza e impotencia cuando emanan de actos de autoridad de funcionarios y gobernantes: por ejemplo en torno a las múltiples victimas de los feminicidios en nuestro país, a la constante explotación laboral y acoso de las trabajadoras y el lento burocratismo con el que aplican las leyes existentes para la protección de sus derechos y el de sus familias.
Así sin el menor rubor, con cinismo y desvergüenza los lideres políticos, sindicales, los gobiernos y sus funcionarios responsables de las políticas de genero nuevamente nos inundaran con su conocimiento del problema, harán gala de sus discursos sobre los problemas prevalecientes en nuestro país y en nuestro estado sobre la desigualdad, la violencia familiar, laboral y la persistente discriminación; llegaran al extremo como Fecal, el presidente espurio que nos gobierna, de reconocer la verdad, según el innegable al informar ante los medios “en México aún vivimos en una sociedad machista, persisten prejuicios y actitudes que frenan el desarrollo de las mujeres. Por desgracia aún hay muchas mujeres ignoradas, discriminadas, golpeadas y asesinadas; siguen siendo objeto de agresiones físicas, verbales, sicológicas y sexuales, y continúan prácticas de acoso y ofensa”. Sus corifeos como la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres: Rocío García Gaytán reforzaran con aderezos soflameros “la violencia femenina sigue siendo un tema lastimoso que nos avergüenza”. En fin, mas de 100 años de gobiernos priístas y panistas cuyas políticas de genero apenas iniciaron a finales del siglo pasado a desmantelar los marcos jurídicos patriarcales protectores de la impunidad de los machos y los misóginos, obstaculizadores del ejercicio de la justicia tanto en el marco de los derechos humanos de la mujer como en el acceso a los programas de atención a causa de la violencia del hombre y sus instituciones contra la mujer.
Es esa misma derecha conservadora que nos gobierna en México que sigue protegiendo los intereses de la oligarquía mediática que ostenta los monopolios de la televisión, la radio y la industria del entretenimiento y que no deja de estar produciendo sus contenidos llenos de estereotipos de la mujer ideal como objeto de uso, abnegada y martirizada que con sus necesarios sufrimientos del trato patriarcal y masculino alcanzara sus glorias del éxito encumbrándose a los niveles altos de sus metas donde lograra satisfacer el hedonismo placentero de sus satisfactores materiales no importando las condiciones ignominiosas de los costos. Los guiones que una y otra vez se presentan en sus estúpidas telenovelas, sus barras de entretenimiento, sus talk shows, sus comerciales, sus películas y en sus noticiarios siguen explotando sus tragedias en manera obscena e impune, su moral sigue subsumida al dios dinero que les otorga el rating. Son explotadores de la feminidad vulgarizando y degradando el erotismo con sus expresiones alburescas, sarcásticas e irónicas que complementan con expresiones sentimentales cariñosas que pretenden reforzar la supuesta inferioridad y su debilidad como mujer. En fin estos medios siguen siendo uno de los grandes obstáculos en la formación de los ciudadanos necesarios para que prevalezca la anhelada equidad de genero en nuestras sociedades, han llegado a empoderarse tanto que logran humillar a los políticos, gobernantes y funcionarios haciéndolos depender de sus favores mediáticos e impedir las reformas jurídicas necesarias en el marco de las telecomunicaciones y particularmente de las leyes de radio y televisión que permitan su funcionamiento en marco de competencias saludables que contribuyan al mejor desarrollo humano y social de nuestro país, donde la cultura de la equidad y la no violencia contra la mujer es uno de las aspectos fundamentales.
Luego en relación a la educación persisten en sus políticas con sus procesos pedagógicos insuficientes de integración del conocimiento para lograr la formación indispensable del alumno en la equidad de genero en sus materiales didácticos y además es reforzada porque los docentes no tienen la formación adecuada, derivada de sus formaciones inmersas en sus curriculums de sus carreras de origen, y con ello las habilidades y destrezas para lograr los objetivos de aprendizaje. Por si fuera poco se suman los modelos administrativos del tutelaje patriarcal que prevalecen autoritariamente ante la ausente democracia en sus escuelas, instituciones y el desastre caciquil provocado por los oligarcas del SNTE y los grupos de poder de las universidades públicas en complicidad con el gobierno que prevalece en el sistema educativo nacional. Si a esto agregamos la prevaleciente desintegración de la formación de los educandos en las áreas de humanidades, el panorama se vuelve sombrío en este aspecto del desarrollo humano, necesario para lograr las condiciones de igualdad y respeto a los derechos de las mujeres en nuestro país. La formación educativa para lograr la equidad de género será resultante de su integración transversal en los diseños y contenidos de los programas y planes de estudios, no como algo aislado, como un complemento, sino como un ámbito de la enseñanza que debe estar presente en la vida diaria del educando.
En el ámbito de la procuración de justicia siguen prevaleciendo jueces y magistrados ausentes de la formación de las teorías de genero, algunos claramente proactivos del machismo sin esconder su misoginia y que lamentablemente lesiona los derechos de la mujer, nuevamente asoma la ausente transversalidad del derecho con equidad de genero en la impartición de la justicia que se proyecta paradójicamente hasta en los centros de atención especializada para las víctimas femeninas creados por el estado para la adecuada impartición de injusticia para las mujeres. Los cambios legislativos han sido insuficientes, entre otros cambios sigue pendiente la integración del feminicidio en los códigos penales, la integración clara y concreta de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, además de facilitar los procesos de separación conyugal con la protección de la mujer. Los gobiernos siguen sin invertir los recursos financieros necesarios para brindar las condiciones de equidad necesarias en los procesos jurídicos donde están involucradas las mujeres y cuando han sido victimas de la violencia de los hombres sigue prevaleciendo modelos de atención reduccionistas desarticulados de la necesaria interdisciplinaridad que se requiere. Para ser una utopia la aplicación de las leyes que protegen a la mujer contra la violencia, siguen siendo trascendentes sólo cuando emergen tragedias que conmocionan a la sociedad y las autoridades reaccionan con sus discursos “esperanzadores” en la solución de estos problemas.
Y que decir de los Institutos de la Mujer que a nivel nacional y en los estados fueron creados como estrategia fundamental para la construcción de la cultura de la equidad de género en nuestras sociedades, su problema central ah sido su dependencia económica, política y administrativa de los gobernantes quienes les modulan sus acciones en la lógica de sus intereses políticos por lo cual no pueden realizar acciones trascendentes ni siquiera de denuncia o descalificación sobre los comportamientos mas ignominiosos, promotores del mas primitivo machismo que ordinariamente prevalecen en políticos, sindicatos, empresas, medios de comunicación e instituciones educativas. Inmersos en la lucha contra la violencia que afecta a las mujeres, se han ausentado de la protesta trascendente en la discriminación política, laboral y profesional de la mujer en nuestra sociedad; mas criticable ha sido la integración de los modelos patriarcales autoritarios en su funcionamiento institucional que como en el caso de Nuevo León fue denunciado por destacadas intelectuales feministas que fueron violentadas en sus derechos por atreverse a afrontar el autoritarismo prevaleciente. El feminismo en sus instituciones parece estar reducido a las actividades académicas y científicas para la difusión y su discusión intelectual pero prohibida como estrategia de acción en el seno de la sociedad para lograr la anhelada transformación de la cultura machista y misógina prevaleciente. Son loables y trascendentes sus acciones y estrategias jurídicas y educativas que han integrado para la promoción y fomento de la igualdad de la mujer, logrando transformar leyes en nuestro estado, necesitan dinamizar su funcionamiento con la autonomía e independencia necesaria que les permita ser congruentes con los principios y valores inherentes a las políticas de genero que con justa razón defienden y promueven en los escenarios de discusión nacionales e internacionales
En los derechos políticos sigue prevaleciendo el abuso descarado e impune de todos los partidos políticos al simular cumplir con las leyes sobre la equidad de genero en las candidaturas, las registran y luego que toman protesta, las hacen renunciar para que un hombre sea el que ejerza la función del puesto político, lo deleznable es que algunas mujeres se presten a este tipo de maniobras. En la integración de los órganos directivos de los partidos y los puestos públicos de gobierno sigue pendiente lograr esta equidad de género en su integración. En los derechos laborales la mujer sigue siendo victima de la explotación, con menores salarios que el hombre, e integrada al desempeño de las tareas femeninas que patriarcalmente prevalecen en nuestra cultura empresarial. Esta sujeta a la exclusión por estados como el embarazo, lactancia, condiciones étnicas y de orientación sexual y debe integrarse al sometimiento patriarcal de sus directivos quienes persisten en ignorar el acoso en todas sus manifestaciones (sexual, psíquico, emocional, laboral) como abuso y transgresión de sus derechos elementales.
En fin, es obvio que como sociedad no tenemos mucho que celebrar por los lentos y escasos avances en la lucha por los derechos de las mujeres y en el desmantelamiento del sistema patriarcal machista que prevalece. En lo que tenemos que persistir es en reconocer y brindar homenaje a todas las mujeres y hombres del mundo que diariamente perseveran en sus acciones para lograr políticas de género fundamentales para nuestro desarrollo humano y social en nuestras sociedades.
Así sin el menor rubor, con cinismo y desvergüenza los lideres políticos, sindicales, los gobiernos y sus funcionarios responsables de las políticas de genero nuevamente nos inundaran con su conocimiento del problema, harán gala de sus discursos sobre los problemas prevalecientes en nuestro país y en nuestro estado sobre la desigualdad, la violencia familiar, laboral y la persistente discriminación; llegaran al extremo como Fecal, el presidente espurio que nos gobierna, de reconocer la verdad, según el innegable al informar ante los medios “en México aún vivimos en una sociedad machista, persisten prejuicios y actitudes que frenan el desarrollo de las mujeres. Por desgracia aún hay muchas mujeres ignoradas, discriminadas, golpeadas y asesinadas; siguen siendo objeto de agresiones físicas, verbales, sicológicas y sexuales, y continúan prácticas de acoso y ofensa”. Sus corifeos como la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres: Rocío García Gaytán reforzaran con aderezos soflameros “la violencia femenina sigue siendo un tema lastimoso que nos avergüenza”. En fin, mas de 100 años de gobiernos priístas y panistas cuyas políticas de genero apenas iniciaron a finales del siglo pasado a desmantelar los marcos jurídicos patriarcales protectores de la impunidad de los machos y los misóginos, obstaculizadores del ejercicio de la justicia tanto en el marco de los derechos humanos de la mujer como en el acceso a los programas de atención a causa de la violencia del hombre y sus instituciones contra la mujer.
Es esa misma derecha conservadora que nos gobierna en México que sigue protegiendo los intereses de la oligarquía mediática que ostenta los monopolios de la televisión, la radio y la industria del entretenimiento y que no deja de estar produciendo sus contenidos llenos de estereotipos de la mujer ideal como objeto de uso, abnegada y martirizada que con sus necesarios sufrimientos del trato patriarcal y masculino alcanzara sus glorias del éxito encumbrándose a los niveles altos de sus metas donde lograra satisfacer el hedonismo placentero de sus satisfactores materiales no importando las condiciones ignominiosas de los costos. Los guiones que una y otra vez se presentan en sus estúpidas telenovelas, sus barras de entretenimiento, sus talk shows, sus comerciales, sus películas y en sus noticiarios siguen explotando sus tragedias en manera obscena e impune, su moral sigue subsumida al dios dinero que les otorga el rating. Son explotadores de la feminidad vulgarizando y degradando el erotismo con sus expresiones alburescas, sarcásticas e irónicas que complementan con expresiones sentimentales cariñosas que pretenden reforzar la supuesta inferioridad y su debilidad como mujer. En fin estos medios siguen siendo uno de los grandes obstáculos en la formación de los ciudadanos necesarios para que prevalezca la anhelada equidad de genero en nuestras sociedades, han llegado a empoderarse tanto que logran humillar a los políticos, gobernantes y funcionarios haciéndolos depender de sus favores mediáticos e impedir las reformas jurídicas necesarias en el marco de las telecomunicaciones y particularmente de las leyes de radio y televisión que permitan su funcionamiento en marco de competencias saludables que contribuyan al mejor desarrollo humano y social de nuestro país, donde la cultura de la equidad y la no violencia contra la mujer es uno de las aspectos fundamentales.
Luego en relación a la educación persisten en sus políticas con sus procesos pedagógicos insuficientes de integración del conocimiento para lograr la formación indispensable del alumno en la equidad de genero en sus materiales didácticos y además es reforzada porque los docentes no tienen la formación adecuada, derivada de sus formaciones inmersas en sus curriculums de sus carreras de origen, y con ello las habilidades y destrezas para lograr los objetivos de aprendizaje. Por si fuera poco se suman los modelos administrativos del tutelaje patriarcal que prevalecen autoritariamente ante la ausente democracia en sus escuelas, instituciones y el desastre caciquil provocado por los oligarcas del SNTE y los grupos de poder de las universidades públicas en complicidad con el gobierno que prevalece en el sistema educativo nacional. Si a esto agregamos la prevaleciente desintegración de la formación de los educandos en las áreas de humanidades, el panorama se vuelve sombrío en este aspecto del desarrollo humano, necesario para lograr las condiciones de igualdad y respeto a los derechos de las mujeres en nuestro país. La formación educativa para lograr la equidad de género será resultante de su integración transversal en los diseños y contenidos de los programas y planes de estudios, no como algo aislado, como un complemento, sino como un ámbito de la enseñanza que debe estar presente en la vida diaria del educando.
En el ámbito de la procuración de justicia siguen prevaleciendo jueces y magistrados ausentes de la formación de las teorías de genero, algunos claramente proactivos del machismo sin esconder su misoginia y que lamentablemente lesiona los derechos de la mujer, nuevamente asoma la ausente transversalidad del derecho con equidad de genero en la impartición de la justicia que se proyecta paradójicamente hasta en los centros de atención especializada para las víctimas femeninas creados por el estado para la adecuada impartición de injusticia para las mujeres. Los cambios legislativos han sido insuficientes, entre otros cambios sigue pendiente la integración del feminicidio en los códigos penales, la integración clara y concreta de los derechos sexuales y reproductivos de la mujer, además de facilitar los procesos de separación conyugal con la protección de la mujer. Los gobiernos siguen sin invertir los recursos financieros necesarios para brindar las condiciones de equidad necesarias en los procesos jurídicos donde están involucradas las mujeres y cuando han sido victimas de la violencia de los hombres sigue prevaleciendo modelos de atención reduccionistas desarticulados de la necesaria interdisciplinaridad que se requiere. Para ser una utopia la aplicación de las leyes que protegen a la mujer contra la violencia, siguen siendo trascendentes sólo cuando emergen tragedias que conmocionan a la sociedad y las autoridades reaccionan con sus discursos “esperanzadores” en la solución de estos problemas.
Y que decir de los Institutos de la Mujer que a nivel nacional y en los estados fueron creados como estrategia fundamental para la construcción de la cultura de la equidad de género en nuestras sociedades, su problema central ah sido su dependencia económica, política y administrativa de los gobernantes quienes les modulan sus acciones en la lógica de sus intereses políticos por lo cual no pueden realizar acciones trascendentes ni siquiera de denuncia o descalificación sobre los comportamientos mas ignominiosos, promotores del mas primitivo machismo que ordinariamente prevalecen en políticos, sindicatos, empresas, medios de comunicación e instituciones educativas. Inmersos en la lucha contra la violencia que afecta a las mujeres, se han ausentado de la protesta trascendente en la discriminación política, laboral y profesional de la mujer en nuestra sociedad; mas criticable ha sido la integración de los modelos patriarcales autoritarios en su funcionamiento institucional que como en el caso de Nuevo León fue denunciado por destacadas intelectuales feministas que fueron violentadas en sus derechos por atreverse a afrontar el autoritarismo prevaleciente. El feminismo en sus instituciones parece estar reducido a las actividades académicas y científicas para la difusión y su discusión intelectual pero prohibida como estrategia de acción en el seno de la sociedad para lograr la anhelada transformación de la cultura machista y misógina prevaleciente. Son loables y trascendentes sus acciones y estrategias jurídicas y educativas que han integrado para la promoción y fomento de la igualdad de la mujer, logrando transformar leyes en nuestro estado, necesitan dinamizar su funcionamiento con la autonomía e independencia necesaria que les permita ser congruentes con los principios y valores inherentes a las políticas de genero que con justa razón defienden y promueven en los escenarios de discusión nacionales e internacionales
En los derechos políticos sigue prevaleciendo el abuso descarado e impune de todos los partidos políticos al simular cumplir con las leyes sobre la equidad de genero en las candidaturas, las registran y luego que toman protesta, las hacen renunciar para que un hombre sea el que ejerza la función del puesto político, lo deleznable es que algunas mujeres se presten a este tipo de maniobras. En la integración de los órganos directivos de los partidos y los puestos públicos de gobierno sigue pendiente lograr esta equidad de género en su integración. En los derechos laborales la mujer sigue siendo victima de la explotación, con menores salarios que el hombre, e integrada al desempeño de las tareas femeninas que patriarcalmente prevalecen en nuestra cultura empresarial. Esta sujeta a la exclusión por estados como el embarazo, lactancia, condiciones étnicas y de orientación sexual y debe integrarse al sometimiento patriarcal de sus directivos quienes persisten en ignorar el acoso en todas sus manifestaciones (sexual, psíquico, emocional, laboral) como abuso y transgresión de sus derechos elementales.
En fin, es obvio que como sociedad no tenemos mucho que celebrar por los lentos y escasos avances en la lucha por los derechos de las mujeres y en el desmantelamiento del sistema patriarcal machista que prevalece. En lo que tenemos que persistir es en reconocer y brindar homenaje a todas las mujeres y hombres del mundo que diariamente perseveran en sus acciones para lograr políticas de género fundamentales para nuestro desarrollo humano y social en nuestras sociedades.
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