La semana pasada se informó que fue aprobado por una amplia mayoría de sus consejeros y vocales el proyecto de presupuesto del Consejo para la Cultura y las Artes de Nuevo León (Conarte) al conseguir los vocales que sus respectivos gremios artísticos no sufrieran el recorte del 13 por ciento, anunciado a principios de año, logrando que las áreas de artes plásticas, cine, danza, fotografía, literatura, música y teatro mantuvieran el presupuesto del año pasado, que consiste en un millón 470 mil 300 pesos y que para este año se proponía que contaran con un millón 272 mil pesos, motivo por el cual habían iniciado un proceso de gestión ante el gobernador y el congreso del estado que concluyo en ese supuesto logro. Se destacaba además que persistía el recorte del 13 por ciento a los diferentes proyectos y áreas culturales y se mantiene así el aumento de 14 millones de pesos al gasto corriente (pago de nóminas e infraestructura del Conarte) según indicó Carmen Junco, presidenta del citado organismo. El presupuesto actual del Conarte quedará en 108 millones de pesos, de los cuales 64 se destinarán al gasto corriente, y los restantes 44 a difundir y apoyar las actividades culturales. Para el vocal de literatura, Armando Alanís, la situación no lo deja satisfecho pues a título personal consideró que los recursos siguen siendo insuficientes para los proyectos culturales que se deben ejecutar en el estado: “Las reducciones del 13 por ciento a los gremios ya no son tales y lo recuperamos. Estamos tranquilos pero inconformes porque ni el Gobernador ni el Tesorero nos han contestado”. Por su parte, el escritor Ricardo Díaz Vázquez refirió que la aprobación actual del Presupuesto “no se ve como una victoria” pues habrá que ir pensando “en un universo de tres años, cuales son las reformas y cual es el Consejo que se necesita ahora”. Por otra parte la poeta María Belmonte, directora de la Casa de la Cultura informo que el Centro de Escritores de Nuevo León tendrá que pasar un cumpleaños austero (en su cumpleaños 25) y con reajustes económicos debido a la disminución del presupuesto de la Casa de la Cultura y por no contar con un apoyo otorgado por la federación; al aprobarse el Presupuesto de Egresos 2011 del Conarte, el Centro de Escritores reajustará de cinco a dos el número de becas ofrecidas así como de 12 a 10 los meses de apoyo a los becarios. Al recorte Federal habrá que sumarle el reajuste del 13 por ciento en el presupuesto de la Casa de la Cultura, que pasó de un millón 118 mil pesos a 973 mil 774 mil pesos para este año.
El Conarte fue creado en 1995 como organismo público descentralizado del Gobierno del Estado y tiene como objeto: “propiciar y estimular las expresiones artísticas, la cultura popular y las diversas manifestaciones que propendan a la preservación y enriquecimiento de la cultura en Nuevo León; proteger, conservar y difundir el patrimonio cultural del estado; y promover los valores culturales de la sociedad nuevoleonesa”, de acuerdo a su pagina de Internet. El hecho es que desde su creación se ha enfrentado a las políticas presupuestarias marginales de los gobernantes que han privilegiado las políticas del control de los integrantes de los gremios artísticos en Nuevo León que alimentan a los escritores y artistas como intelectuales orgánicos aduladores del régimen y pervierten a los opositores al acceder a los apoyos financieros, becas y demás prebendas que en los hechos cooptan su libertad de pensamiento inhibiendo sus potencialidades no sólo creativas y artísticas sino su influencia en el desarrollo humano y social de nuestra sociedad. Hace meses fuimos testigos pasivos de sus diferendos en los medios con sus vergonzantes denuncias de abusos, desvíos de recursos, trafico de influencias, simulaciones y mentiras en el cumplimiento de sus responsabilidades sin que trascendieran propuestas de sus consejeros y vocales de los gremios artísticos que fortalecieran estrategias transformadoras para lograr lo enunciado en el objetivo referido. El año pasado cuando se iniciaba la discusión de esa disminución de su presupuesto ni siquiera lograron posicionar su protesta en la comunidad cultural del estado con la respectiva humillación grave de su recorte presupuestal, en lo que representa una extensión de la políticas del gobierno federal que encabeza el espurio Felipe Calderón donde prevalece el hecho, ya señalado por otros intelectuales del D.F., de que ''el país esta gobernado con la fuerza y no con la inteligencia", debido a que los recursos que se han quitado a la cultura corresponden a los que se han aumentado en las áreas de seguridad nacional.
La creación de Conarte coincide con las políticas dirigidas al congelamiento de los intelectuales, como lo ha referido Hermann Bellinghausen en sus artículos periodísticos de la Jornada, fortalecidas desde el salinismo con estrategias de financiamiento que socavan la libertad, la autonomía y la independencia tanto de los esfuerzos de las instituciones públicas y no gubernamentales, así como de los esfuerzos individuales. De tal forma que para los críticos opositores al régimen se les da la marginación y la exclusión de los apoyos materiales y financieros necesarios para sus producciones academicas y culturales de los presupuestos públicos y a los personajes sumisos que se alienan con el silencio cómplice o sus posturas criticas aderezadas que guardan las formas de la rebeldía aparente. Desde el salinismo se crearon y multiplicaron los sistemas nacionales de apoyo a los escritores, artistas, académicos e investigadores, incrementando las becas a las jóvenes promesas con sus residencias en las universidades de los Estados Unidos, los Países Europeos y los famosos premios anuales que han permitido enmascarar la intrascendente vida cultural de las nuevas generaciones que sigue trascendiendo por la extensa obra de los adorables viejos intelectuales y artistas de nuestro México. Desde entonces una gran cantidad intelectuales sobre todo de los marxistas oportunos y ortodoxos fueron integrados como becarios del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), el Conaculta y como miembros del sistema nacional de investigadores (SIN), la inteligencia de los neoliberales les llevo a la promoción de estas estrategias para así disminuir la influencia que los intelectuales históricamente tenían en los asuntos políticos, de ahí que en la actualidad su posicionamiento como agentes de cambio ha disminuido importantemente. Sus penosas realidades los llevan a elegir entre desarrollar su vida con plena libertad en el desarrollo de sus obras luchando por la sobrevivencia, condenados a ser poetas y pintores bohemios o escritores, académicos e investigadores subempleados con sus penurias económicas viviendo en el marco de carencias elementales conjuntamente con sus familias para mantener niveles de bienestar básicos; o integrarse a las redes de los apoyos gubernamentales, mejorando su nivel de vida con la posibilidad de ser reciclado por el sistema transformándose en expertos tecnócratas y hasta celebridades integradas al mercado del consumo en el marco de la publicidad, información y entretenimiento donde por obra y gracia de la televisión comercial y la prensa escrita logran posicionarse como supuestos intelectuales críticos del poder que no dejan de ser meros comentaristas y aduladores condescendientes de los gobernantes y funcionarios, alimentadores de prejuicios, renunciando a construir valores y pensamientos distintos, o como Mario Benedetti señalaba sobre los escritores y los intelectuales y su influencia minima que deben tener en todo caso, en las personas, en el ciudadano de a pie, porque el poder nunca acepta ser influido por la cultura, todos los gobiernos la desprecian, porque es molesta. El hecho es que la mayoría de los académicos, artistas e intelectuales de nuestra sociedad se han doblegado a las premisas de la oligarquía gobernante, aceptando indignamente las miserias económicas de sus apoyos insertos en los presupuestos de sus instituciones como ha sucedido en Conarte, han sucumbido al poder económico, mediático y político de la derecha. Algunos intelectuales cínicos mantienen vigente la celebre frase del líder “charro” Fidel Velázquez: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, otros como figuras parlantes “racionalizan” las políticas reaccionarias contra los movimientos sociales, la lucha por la democracia, la desigualdad, los indígenas, los sindicatos y hasta estúpidamente promueven las acciones militarizadas en el marco de la sociedad violenta que padecemos. El papel de los grupos mafiosos en la cultura ha tendido desde finales del siglo pasado a hacer prevalecer a unos cuantos mediocres con discutibles méritos por sobre muchos intelectuales y artistas a los que han buscado ningunear, y luego justificar acríticamente al poder político y económico. Lo más patético de lo que acontece en el México panista actual es que esto se haga desde los intereses de la ultraderecha empresarial e ideológica, y que esas minorías de presuntos artistas, escritores y académicos parezcan obsesionadas en pretender que el modelo neoliberal que desmantela a la nación y empobrece a los mexicanos es la única vía hacia una imaginaria modernidad.
En fin su función pensante, sí su pensamiento, como nunca antes, está en otra parte. En un país con graves desigualdades y un analfabetismo funcional a la alza como política de Estado, el pensamiento activo no está allí, los intelectuales aduladores se enriquecen y autohalagan, aislados del mundo real que tan afanosamente tratan de desmentir. Es inteligente y necesario que la sociedad fomente la creación, la investigación y el pensamiento, que poetas, escritores, académicos y pintores sigan produciendo, que como intelectuales sean protagonistas de los procesos de transformación social como lo han ejemplificado personajes como Pablo González Casanova, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Paco Ignacio Taibo II, Carlos Montemayor, José María Pérez Gay, Octavio Rodríguez Araujo, Luis Villoro, José Emilio Pacheco, Gustavo Esteva, Juan Bañuelos, Adolfo Gilly y muchos mas de la izquierda. En el desierto prevaleciente de la función pensante de nuestra sociedad, aun los intelectuales útiles de la derecha son necesarios para el pensamiento activo como Carlos Fuentes Enrique Krauze, Daniel Cosio Villegas, Octavio Paz, Luis Gonzalez, Hector Aguilar, y Gabriel Zaid entre otros.
Es mucho pedir que los intelectuales de nuestra sociedad asuman la tradición francesa de los enciclopedistas franceses que promovían la relación y el enfrentamiento con el poder y que fue llevada a su apogeo por Voltaire con su influencia en la opinión pública y su desafío a los déspotas ilustrados, solo esperamos que el intelectual desafíe al poder con otro poder: el del pensamiento, y que hagan efectivo lo que el artículo sexto de la Constitución prohíbe: la “inquisición judicial o administrativa” contra la “manifestación de las ideas”. Esperamos que los intelectuales mexicanos superen el estigma de estar acostumbrados a pensar poco y a disfrutar de sus malas y buenas prebendas para abstenerse de ejercer el pensamiento y de que prefieren las dadivas de los gobiernos y funcionarios en turno para humillarse eternamente transformándose en cómplices de la explotación y desigualdad prevaleciente en nuestra sociedad.
El Conarte fue creado en 1995 como organismo público descentralizado del Gobierno del Estado y tiene como objeto: “propiciar y estimular las expresiones artísticas, la cultura popular y las diversas manifestaciones que propendan a la preservación y enriquecimiento de la cultura en Nuevo León; proteger, conservar y difundir el patrimonio cultural del estado; y promover los valores culturales de la sociedad nuevoleonesa”, de acuerdo a su pagina de Internet. El hecho es que desde su creación se ha enfrentado a las políticas presupuestarias marginales de los gobernantes que han privilegiado las políticas del control de los integrantes de los gremios artísticos en Nuevo León que alimentan a los escritores y artistas como intelectuales orgánicos aduladores del régimen y pervierten a los opositores al acceder a los apoyos financieros, becas y demás prebendas que en los hechos cooptan su libertad de pensamiento inhibiendo sus potencialidades no sólo creativas y artísticas sino su influencia en el desarrollo humano y social de nuestra sociedad. Hace meses fuimos testigos pasivos de sus diferendos en los medios con sus vergonzantes denuncias de abusos, desvíos de recursos, trafico de influencias, simulaciones y mentiras en el cumplimiento de sus responsabilidades sin que trascendieran propuestas de sus consejeros y vocales de los gremios artísticos que fortalecieran estrategias transformadoras para lograr lo enunciado en el objetivo referido. El año pasado cuando se iniciaba la discusión de esa disminución de su presupuesto ni siquiera lograron posicionar su protesta en la comunidad cultural del estado con la respectiva humillación grave de su recorte presupuestal, en lo que representa una extensión de la políticas del gobierno federal que encabeza el espurio Felipe Calderón donde prevalece el hecho, ya señalado por otros intelectuales del D.F., de que ''el país esta gobernado con la fuerza y no con la inteligencia", debido a que los recursos que se han quitado a la cultura corresponden a los que se han aumentado en las áreas de seguridad nacional.
La creación de Conarte coincide con las políticas dirigidas al congelamiento de los intelectuales, como lo ha referido Hermann Bellinghausen en sus artículos periodísticos de la Jornada, fortalecidas desde el salinismo con estrategias de financiamiento que socavan la libertad, la autonomía y la independencia tanto de los esfuerzos de las instituciones públicas y no gubernamentales, así como de los esfuerzos individuales. De tal forma que para los críticos opositores al régimen se les da la marginación y la exclusión de los apoyos materiales y financieros necesarios para sus producciones academicas y culturales de los presupuestos públicos y a los personajes sumisos que se alienan con el silencio cómplice o sus posturas criticas aderezadas que guardan las formas de la rebeldía aparente. Desde el salinismo se crearon y multiplicaron los sistemas nacionales de apoyo a los escritores, artistas, académicos e investigadores, incrementando las becas a las jóvenes promesas con sus residencias en las universidades de los Estados Unidos, los Países Europeos y los famosos premios anuales que han permitido enmascarar la intrascendente vida cultural de las nuevas generaciones que sigue trascendiendo por la extensa obra de los adorables viejos intelectuales y artistas de nuestro México. Desde entonces una gran cantidad intelectuales sobre todo de los marxistas oportunos y ortodoxos fueron integrados como becarios del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (FONCA), el Conaculta y como miembros del sistema nacional de investigadores (SIN), la inteligencia de los neoliberales les llevo a la promoción de estas estrategias para así disminuir la influencia que los intelectuales históricamente tenían en los asuntos políticos, de ahí que en la actualidad su posicionamiento como agentes de cambio ha disminuido importantemente. Sus penosas realidades los llevan a elegir entre desarrollar su vida con plena libertad en el desarrollo de sus obras luchando por la sobrevivencia, condenados a ser poetas y pintores bohemios o escritores, académicos e investigadores subempleados con sus penurias económicas viviendo en el marco de carencias elementales conjuntamente con sus familias para mantener niveles de bienestar básicos; o integrarse a las redes de los apoyos gubernamentales, mejorando su nivel de vida con la posibilidad de ser reciclado por el sistema transformándose en expertos tecnócratas y hasta celebridades integradas al mercado del consumo en el marco de la publicidad, información y entretenimiento donde por obra y gracia de la televisión comercial y la prensa escrita logran posicionarse como supuestos intelectuales críticos del poder que no dejan de ser meros comentaristas y aduladores condescendientes de los gobernantes y funcionarios, alimentadores de prejuicios, renunciando a construir valores y pensamientos distintos, o como Mario Benedetti señalaba sobre los escritores y los intelectuales y su influencia minima que deben tener en todo caso, en las personas, en el ciudadano de a pie, porque el poder nunca acepta ser influido por la cultura, todos los gobiernos la desprecian, porque es molesta. El hecho es que la mayoría de los académicos, artistas e intelectuales de nuestra sociedad se han doblegado a las premisas de la oligarquía gobernante, aceptando indignamente las miserias económicas de sus apoyos insertos en los presupuestos de sus instituciones como ha sucedido en Conarte, han sucumbido al poder económico, mediático y político de la derecha. Algunos intelectuales cínicos mantienen vigente la celebre frase del líder “charro” Fidel Velázquez: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”, otros como figuras parlantes “racionalizan” las políticas reaccionarias contra los movimientos sociales, la lucha por la democracia, la desigualdad, los indígenas, los sindicatos y hasta estúpidamente promueven las acciones militarizadas en el marco de la sociedad violenta que padecemos. El papel de los grupos mafiosos en la cultura ha tendido desde finales del siglo pasado a hacer prevalecer a unos cuantos mediocres con discutibles méritos por sobre muchos intelectuales y artistas a los que han buscado ningunear, y luego justificar acríticamente al poder político y económico. Lo más patético de lo que acontece en el México panista actual es que esto se haga desde los intereses de la ultraderecha empresarial e ideológica, y que esas minorías de presuntos artistas, escritores y académicos parezcan obsesionadas en pretender que el modelo neoliberal que desmantela a la nación y empobrece a los mexicanos es la única vía hacia una imaginaria modernidad.
En fin su función pensante, sí su pensamiento, como nunca antes, está en otra parte. En un país con graves desigualdades y un analfabetismo funcional a la alza como política de Estado, el pensamiento activo no está allí, los intelectuales aduladores se enriquecen y autohalagan, aislados del mundo real que tan afanosamente tratan de desmentir. Es inteligente y necesario que la sociedad fomente la creación, la investigación y el pensamiento, que poetas, escritores, académicos y pintores sigan produciendo, que como intelectuales sean protagonistas de los procesos de transformación social como lo han ejemplificado personajes como Pablo González Casanova, Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska, Paco Ignacio Taibo II, Carlos Montemayor, José María Pérez Gay, Octavio Rodríguez Araujo, Luis Villoro, José Emilio Pacheco, Gustavo Esteva, Juan Bañuelos, Adolfo Gilly y muchos mas de la izquierda. En el desierto prevaleciente de la función pensante de nuestra sociedad, aun los intelectuales útiles de la derecha son necesarios para el pensamiento activo como Carlos Fuentes Enrique Krauze, Daniel Cosio Villegas, Octavio Paz, Luis Gonzalez, Hector Aguilar, y Gabriel Zaid entre otros.
Es mucho pedir que los intelectuales de nuestra sociedad asuman la tradición francesa de los enciclopedistas franceses que promovían la relación y el enfrentamiento con el poder y que fue llevada a su apogeo por Voltaire con su influencia en la opinión pública y su desafío a los déspotas ilustrados, solo esperamos que el intelectual desafíe al poder con otro poder: el del pensamiento, y que hagan efectivo lo que el artículo sexto de la Constitución prohíbe: la “inquisición judicial o administrativa” contra la “manifestación de las ideas”. Esperamos que los intelectuales mexicanos superen el estigma de estar acostumbrados a pensar poco y a disfrutar de sus malas y buenas prebendas para abstenerse de ejercer el pensamiento y de que prefieren las dadivas de los gobiernos y funcionarios en turno para humillarse eternamente transformándose en cómplices de la explotación y desigualdad prevaleciente en nuestra sociedad.
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