viernes, 29 de abril de 2011

DIA DEL NIÑO: PARA RECORDAR LOS PENDIENTES

Mas que el jolgorio frívolo y mercantilista, con sus lacras de promoción y fomento del consumismo, y de la simulada preocupación de los gobernantes y funcionarios de las dependencias públicas responsables de proporcionar el respeto a sus derechos fundamentales, que este día se unen a los mercaderes del entretenimiento infantil con sus eventos celebratorios donde se disponen a festejar el día del niño, los adultos tenemos que reflexionar sobre los graves pendientes que nuestros gobernantes no han logrado atender en sus fastuosos planes de gobierno en consonancia con la pretendida consagración a la fraternidad y a la comprensión entre los niños del mundo y las actividades para la promoción del bienestar y de los derechos de los niños. Esta fecha tiene su origen en las declaraciones sobre los derechos del niño iniciadas en 1929 con la Declaración de Ginebra y las adopciones posteriores que la Organización de las Naciones Unidas hizo en 1959 en la versión sobre la declaración de los derechos del niño que luego fue ampliada y pactada en La Convención sobre los Derechos del Niño, por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989, como un tratado internacional de la ONU por el que los estados firmantes reconocieron los derechos del niño en 54 artículos que consagran el derecho a la protección de la sociedad y el gobierno, el derecho de los menores de 18 años a desarrollarse en medios seguros y a participar activamente en la sociedad. Aunque la ONU lo celebra en ese mismo día de noviembre para conmemorar la aprobación referida, en nuestro país se celebra el 30 de abril.
Entre los derechos para los niños suscritos en esta Convención destacan: el derecho a la vida, derecho al juego, derecho a la libertad y a compartir sus puntos de vista con otros, derecho a dar a conocer sus opiniones y manifestar sus ideas, derecho a una familia, el derecho a la protección durante los conflictos armados, derecho a la libertad de conciencia, derecho a la protección contra el descuido o trato negligente, derecho a la protección contra el trabajo infantil, derecho a la información adecuada, derecho a la protección contra la trata y el secuestro, derecho a conocer y disfrutar de nuestra cultura, derecho a la protección contra las minas terrestres, derecho a la protección contra todas las formas de explotación, derecho a crecer en una familia que les dé afecto y amor, derecho a un nombre y una nacionalidad, derecho a la alimentación y la nutrición, el derecho a vivir en armonía, derecho a la diversión, el derecho a la libertad, derecho a la paz mundial, derecho a la salud y el derecho a no ser discriminados por sexo, credo, etnia o ideología.
A partir de la promulgación de la Convención de 1989 los países pactantes han ido adecuando su legislación interna a los principios contemplados en esta Declaración. En México la atención específica para los niños iniciaron en 1961 al crear el Instituto Nacional de Protección a la Infancia, continuando en 1968 con el Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez y posteriormente en la formación del Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF), a partir de 1977, constituyéndose en la dependencia pública responsable para velar por el respeto de los derechos de los niños y proporcionar acciones producto del descuido, el maltrato, la negligencia y todas las formas de abuso y violencia infantil. En tanto estas acciones corresponden a las políticas públicas del estado de bienestar que los gobiernos neoliberales han estado desmantelando y desmotivando progresivamente mediante la disminución del financiamiento, el hecho es que en todo este tiempo no sólo han sido incapaces de proporcionar en forma eficiente y eficaz sus funciones garantes para el bienestar del niño y las niñas sino que lo mas lamentable es que se han visto involucrados en delitos transgresores de los derechos del niño como se ha reportado en los niños victimados por el descuido negligente en las guarderias y en los casos del trafico de niños en las denominadas casas hogar, en el marco de los procesos jurídicos de tutelaje que siguen careciendo de transparencia, con grandes márgenes de discrecionalidad para beneficio de las redes de explotación infantil. En el marco del financiamiento, Susana Sottoli, representante en México del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) informo que un estudio de sus dependencia concluye que la inversión pública destinada a la infancia y adolescencia en México se elevó entre 2007 y 2010 hasta representar el 6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) prevaleciendo una “distribución desigual” en las diferentes áreas que deben tomarse en cuenta para garantizar de manera integral los derechos de los niños y niñas y aseveró que El 80 por ciento de los recursos destinados a niños y adolescentes son para salud y educación, pero los programas destinados a garantizar que los niños estén protegidos contra todo tipo de violencia, abuso o explotación, así como a proveer su participación en las decisiones que las afectan, es de menos del uno por ciento para cada uno.
Nuestros niños siguen siendo victimas de la lacerante pobreza económica, patrimonial y alimentaria que en el país padecen al menos 50 millones de personas en esa condición, de las cuales 19 millones sufren “pobreza alimentaria” (sus ingresos son insuficientes para comprar comida). Según la OCDE, México tiene la tasa más alta de pobreza infantil de todos los países miembros pues uno de cada cuatro niños mexicanos en 2008 vivían en hogares con esta condición. El director del Centro de Investigación de Nutrición y Salud, Juan Rivera Dommarco, aseguró que en México, a pesar de los esfuerzos de los programas sociales, hay 1.6 millones de infantes que sufren desnutrición extrema. La prevalencia de la mala nutrición es “muy alta” en menores de dos años de edad beneficiarios del Programa Oportunidades y ellos han detectado que en zonas rurales la talla baja en el grupo no indígenas es poco más de 20 por ciento, pero en la población indígena supera 33 por ciento. La desnutrición desde la gestación hasta los 2 años de edad aumenta la morbilidad y mortalidad infantil, retrasa el crecimiento, lo que repercute en la capacidad de trabajo físico y en el desempeño escolar, en un incremento de las enfermedades crónicas y en la disminución de la productividad que lleva a un deterioro del desarrollo económico y persistencia del ciclo de la anemia y la pobreza. México todavía tiene prevalencia muy altas de anemia entre 12 y 60 meses de edad, estamos hablando de 23 por ciento de niños mexicanos, 1 de cada 5 que no consume zinc, hierro, vitaminas, ácido fólico, inclusive, entre las poblaciones con mayores recursos.

La Salud mental de los niños de acuerdo presenta un panorama que requiere urgentemente la atención porque los estudios de la SSA sobre los trastornos psiquiátricos en niños reportan entre un 14 y 20% de prevalencia de los cuales el 7% son casos severos. Los datos obtenidos en este estudio sugieren que el 7% de la población infantil en este rango de edad requiere de una atención especializada e integral, y otro 7% adicional demanda alguna ayuda o atención. el 15% padece algún trastorno mental que se manifiesta como trastorno de conducta y/o aprendizaje, 4% padecen el Trastorno por Deficit de Atención, el retardo mental afecta del 1 al 3% de la población, tan sólo en las escuelas de educación especial de la SEP se atienden anualmente 140 mil niños con problemas de aprendizaje, la epilepsia tiene una prevalencia de 3.7% en la población de 18 a 64 años y de 2.1% en los niños siendo el trastorno psiconeurológico más frecuente 6 a 8 casos por mil habitantes. Los problemas psiquiátricos que con más frecuencia se tratan en los menores son la angustia y la depresión, así como los intentos de suicidio
Por otra parte el informe sobre el Estado de la vivienda en México 2010 elaborado por Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) señala que en todo el territorio nacional existen 8 millones 946 mil 725 familias, donde dos de cada 10 hogares según viven en condiciones de hacinamiento, o en casas construidas con materiales precarios o en deterioro lo cual se constituye en un grave factor de riesgo para el desarrollo físico, mental, emocional, social, moral y espiritual de estos niños que en estas precarias condiciones ambientales tendrán que sobrevivir de las estadísticas de la mortalidad y morbilidad infantil.
Así estos niños mal nutridos, con altas prevalencias de morbilidad y mortalidad por enfermedades infecciosas y parasitarias, con salud dental precaria y con un desarrollo psicosocial ensombrecido por los factores de riesgo familiar y social que afectan su salud mental tienen que cursar su educación formal en un sistema educativo que todavía es incapaz de proporcionar cobertura universal plena, según la misma SEP El 94.7 por ciento de la población de seis a 14 años asiste a la escuela, cifra que se compara con 85.8 por ciento que asistía a la escuela en 1990. En las comunidades indígenas el panorama es peor: las cifras del INEGI revelan que sólo 14% de esa población logra terminar la primaria y para rematar según datos de UNICEF, en el país un millón de niños no acuden a la escuela y cerca de 3.3 millones trabajan en ambientes de riesgo, y unos 16 mil niños son prostituidos en destinos turísticos. Después de una década de evaluaciones, la calidad de la educación, México sigue ocupando el último lugar de desempeño entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Al dar a conocer los primeros resultados del Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, por sus siglas en inglés) 2009, México ocupó el lugar 48 (420 puntos en promedio) de entre 65 naciones, 33 de la OCDE, en las áreas de lectura, matemáticas y ciencias, con una escala que va de los 262 a los 698 puntos.
En esta semana Gerardo Sánchez García, presidente de la Confederación Nacional Campesina (CNC), denunció la explotación laboral de los menores en el campo, informo que de los seis millones de jornaleros agrícolas que se emplean en los campos agrícolas del país, más de tres millones son niños de entre 6 y 14 años, en la mayoría de los casos perciben poco más de 20 pesos por jornada de trabajo y realizan sus actividades al margen de cualquier protección laboral, cuando aportan alrededor del 30% del ingreso familiar. Agrego que 500 mil niños menores de 14 años de edad, que son jornaleros migrantes o que viven en algunas de las 98 mil localidades más apartadas del país, no pueden ser atendidos en las escuelas. Lo peor, dijo, es que aún no encuentran la forma de cómo incorporarlos a la educación, sus jornadas rebasan las ocho horas diarias, salarios inferiores al mínimo, están expuestos a condiciones insalubres y desprovistos de cualquier tipo de seguridad social.

El Informe Nacional sobre Violencia de Género en la Educación Básica en México refiere que el noventa por ciento de la población escolar de primaria y secundaria ha sufrido alguna vez humillaciones e insultos, reporta, al destacar que los niños y jóvenes son los que más agreden y el proceso educativo prevalece con estereotipos que perduran y fomentan inequidad de género y la inherente violencia de genero. Por si fuera poco en el marco de la violencia generalizada que vivimos de acuerdo con un reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), México ocupa el primer lugar en violencia física, abuso sexual y homicidios de menores de 14 años entre los países del organismo. De 2006 a 2008 se registraron en el país 23 mil homicidios de niños y niñas de cero a 17 años de edad, según su informe presentado por la OCDE del 2010. El noreste del país presenta la tasa de mortalidad por homicidio más alta en menores de cuatro años y Chihuahua registra el mayor número de casos, donde de 2000 a 2008 se reportan 40 asesinatos a pequeños de cero a cuatro años y 161 de los que tenían entre 15 y 17 años de edad, según el texto “La violencia contra niños, niñas y adolescentes en México. Miradas regionales”.

En este día del niño, lamentablemente para la mayoría de los adultos, prevalece como un ejercicio más que promueve el consumismo mercantilista deshumanizante que padecemos en nuestra sociedad donde no debemos de olvidar que los niños son victimas de la lacerante pobreza, sus bajos niveles de salud, victimas de la violencia familiar, escolar y social con el abuso sexual y sus trascendentes casos de pederastia hechos por sacerdotes de la iglesia católica, el abuso y explotación de que son objeto en el marco del trafico de seres humanos, la prostitución y su integración a la abominable industria del sexo; además de la mala educación pública a la que están expuestos, el uso consumista con los denominados alimentos chatarra que las escuelas y los medios de comunicación se niegan a dejar de abusar en su prevaleciente promoción; su ingreso cada vez mas temprano a las cifras de la obesidad y otros trastornos alimentarios, la diabetes, suicidios, alcoholismo y abuso de drogas entre otros.

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