Uno de los gérmenes mas perniciosos de nuestras sociedades capitalistas deshumanizadas ha sido el individualismo atroz que prevalece en las conductas interactivas de las personas en todos los niveles de relación grupal, en la familia, en la escuela, el trabajo y en la vida comunitaria del barrio, la colonia, el fraccionamiento; no respeta clases sociales, ni existen grupos privilegiados por estar inmunes a su desarrollo, lo mismo se expresa entre los ricos y poderosos que entre los pobres y marginados.
Sus expresiones más ignominiosas se dan en las políticas sociales y en el ámbito de los intereses económicos y materiales que están inmersos en los contratos civiles matrimoniales, divorcios y testamentos, llegando a destruir los inherentes sentimientos fraternales y solidarios que implican este tipo de relaciones donde alguna vez predominaba el amor como vinculo solidario en los grupos sociales, las parejas y las familias. A nivel de las familias ese individualismos atroz es el que genera tragedias y conflictos cuando se dan las separaciones o perdidas (muerte, divorcios, enfermedades), donde los nefastos intereses materiales y económicos individuales, pervierten estos sentimientos generando desintegraciones que llegan a desarrollar el rompimiento de los mas elementales vínculos afectivos parentales con sus nefastas consecuencias donde el amor es sustituido por el odio, la envidia y la agresión y los actores no reparan en el daño consecuente sobre los demás.
A diario los agentes manipuladores sociales de los medios de comunicación nos bombardean de ideales del ser superior, mediante satisfactores materiales superfluos y antivalores que fortalecen las imágenes victoriosas del éxito promoviendo estereotipos del ser individualista, consumista, ambicioso, codicioso, sin escrúpulos y hedonista, donde la agresión y la sexualidad son instrumentos que utilizan para lograr introyectar estos rasgos que prevalecen en la mayoría de las clases y grupos sociales. Observemos como en los contenidos de las redes sociales persiste el exhibicionismo y el voyeurismo atroz con sus contenidos que privilegian estos antivalores, donde se ha convertido en una entelequia el ser amigo hasta entre las redes familiares lesionando mortalmente los sentimientos fraternales y solidarios mínimos que dan sustento al cultivo del amor y la amistad genuina de todas las personas en nuestra sociedad. Lo mas deleznable es el uso de la violencia, descalificando, insultando, agrediendo, burlándose por los hechos o situaciones que implican gozos o sufrimientos humanos, que deben generar sentimientos solidarios y que se comunican en las redes sin la mas minima vergüenza, con sus posturas ignominiosas que proyectan el funcionamiento del cerebro primitivo, subcortical, donde predomina la emotividad sobre lo racional que esta inmerso en lo cognoscitivo, en la integración de la conciencia, cuyo grado de desarrollo y funcionamiento define no sólo los niveles del desarrollo humano de las personas sino de las sociedades y sus naciones.
Por eso uno de los principales objetivos de las políticas públicas para el desarrollo social y humano debe estar dirigido a terminar con ese individualismo atroz cultivando nuevos valores y estímulos motivacionales que deben ser promovidos y fomentados en los diferentes niveles de interacciones de las personas en sus grupos sociales, desde la familia, la escuela, el trabajo, hasta con los denominados grupos de pares, hasta las instituciones publicas y privadas. En este contexto, los medios de comunicación deberían de integrar los contenidos mas saludables en sus funciones informativas y de entretenimiento para el desarrollo humano armonizando con sus intereses mercantiles. Bastaría que se incorporara la cultura democrática en todos los niveles de interacción de los grupos sociales, incluyendo los medios, sustentada en lograr los máximos de libertad en el funcionamiento de las personas que les permita funcionar plenamente con sus capacidades, sin limitaciones de sus capacidades creativas y con respeto pleno a sus emociones y creencias ideológicas, con apertura a la critica, a corregir desviaciones de conductas poco saludables para su desarrollo y el de sus grupos de interacción.
Esto requiere dar un viraje, ademas, a las funciones de las secretarias de salud, educación y desarrollo social en los diferentes niveles de gobiernos, pasando del anacrónico enfoque que fomenta el individualismo hacía el colectivismo con sus modelos integradores sustentados en las vocaciones solidarias y sentimientos fraternales derivados del amor, la virtud de la justicia y el anhelado bien común que los maestros, los servidores públicos y los políticos deberían tener férreamente integrados en su ser para el desempeño de sus funciones; son estas deficientes integraciones las que generan el cultivo reproductor de las depredadoras conductas egoístas, envidiosas, voraces, insensibles, intrigosas, hostiles, agresivas, manipuladoras y explotadoras entre los seres humanos. Es claro que desde que las políticas educativas fueron marginando el integración formativa básica de los maestros y sus educandos en el conocimiento de las ciencias sociales y filosóficas se fue colaborando con el desarrollo prevaleciente de ciudadanos desdeñantes de la ética y los valores humanistas para los que el individualismo es la esencia del ser para alcanzar sus metas, donde esos sentimientos fraternales y solidarios son pervertidos para lograrlas.
El ejemplo más degradante a nivel colectivo, han sido los denominados apoyos que los gobiernos realizan para la atención de la pobreza y los denominados grupos vulnerables donde prevalecen problemas como el de la violencia social, familiar, niños maltratados, personas con discapacidad, en mendicidad, las adicciones, embarazo en adolescentes, menores en situación de calle, desnutrición, madres solteras, adultos mayores en pobreza y migrantes; que alimentan el prevaleciente asistencialismo y sus usos clientelares en la política, donde las acciones son reducidas a los actos caritativos, altruistas, disfrazados de solidaridad colectiva. Sus actividades están muy distantes de que la políticas sociales se traduzcan de sus pretendidas alcances de lograr acciones que integren la corresponsabilidad, la autogestión, la participación social y el desarrollo comunitario que serian las bases para lograr superar el individualismo promotor de las antivalores de las conductas fraternales y solidarias.
Superar este individualismo egoísta y atroz, aniquilador de los sentimientos fraternales, solidarios y agente corruptor de valores, que prevalece en nuestra sociedad, es una de las convicciones que compartimos con Andrés Manuel López Obrador en el proyecto alternativo de nación que proponemos para lograr el cambio verdadero de nuestra patria que logre la construcción de una sociedad con democracia plena, libre, con justicia pero sobre todo donde eliminemos la prevaleciente corrupción que nos ha degradado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario