Ha iniciado mayo y se han perdido valiosos 30 días de campaña de los candidatos a diputados federales y al senado para nuestro estado de Nuevo León designados por los integrantes de la Coalición Movimiento Progresista (PRD, PT y MC), MORENA y los empresarios, si a esto se suma la torpe estrategia de no utilizar los tiempos en las precampañas (tres meses) para posicionar estas candidaturas y/o lograr organización de base entre los simpatizantes para la promoción del voto a su favor y el de Andres Manuel López Obrador (AMLO) para la presidencia de la republica, los daños serán irreparables al no lograr ni siquiera escenarios medios o altos que logren trascender hacia la victoria electoral de sus candidaturas. Pareciera que los responsables operativos de las campañas están trabajando nuevamente para seguir beneficiando al PRI y al PAN, cuando menos en el estado, utilizando los mismos estilos de trabajo, de la subcultura política que los dirigentes de los partidos y organizaciones de izquierda no tardaron en aprender del nefasto régimen priísta y sus extensores panistas.
¿Donde están sus propuestas políticas? ¿Donde están sus planes de campaña?, ¿Como están instrumentados para coordinarse eficientemente en los diferentes niveles de elección federal (senadores y diputados federales y en las elecciones municipales?, aun con su bárbara decisión de no ir en coalición local. Si no hay ni plan de campaña no sabrán que hacer para obtener los votos suficientes para ganar su elección, sus actividades y las de sus equipos de campaña (si es que tienen) estarán al garete, victimizadas por sus ocurrencias, sin mandos ni responsabilidades, eso si con un gran desgaste de los tiempos y de sus físicos, algunos proyectando un gran estoicismo (repartiendo promocionales, colocando pendones, etc.), algunos desorientados haciendo actividades fuera de sus territorios, sin lograr eficientar los recursos disponibles conforme a la rentabilidad electoral. La Rentabilidad Electoral son los votos que se obtienen por las actividades de campaña y dependen de tres factores: eficientar los tiempos de los candidatos dirigiendo los recursos económicos, materiales y humanos a la maximización de su utilidad y todas las actividades a obtener resultados cuantificables del voto. Las elecciones se ganan con votos y no sólo con imagen ni activismo disparatado, sus campañas no deben sólo estar sólo al acecho de aprovechar la imagen de AMLO, ante un electorado segmentado y territorializado que puede tener identidad con el, pero que en el estado, distrito y/o su municipio requiere propuestas que soluciones los problemas locales y/o el candidato (a) proyecte una imagen positiva. Las candidaturas no se ganan sólo con protagonismos en los eventos de AMLO como sucede en aquellos candidatos que sólo vemos disputándose un lugar en el templete o el podium o para salir en la foto en las actividades de campaña en nuestro estado, o en los que están abusando de la imagen de AMLO en sus promocionales mal diseñados, sobre todo con esos rojos carniceros del PT, que sólo satisfacen los fundamentalismos ideologicos de sus dirigentes, sin contenidos motivantes y que estimulan negativamente al electorado indeciso.
Los candidatos que realmente quieren apoyar, a AMLO y a MORENA, deben tener claras las Metas para que logren establecer acciones articuladas, contundentes y responsables en sus planes de campaña y estas deben de ser:
1. Lograr incrementar los votos a favor de AMLO en los distritos y municipios de Nuevo León y los de su candidatura de conformidad con escenarios mayores a los resultados electorales obtenidos en el 2006.
2. Apoyar la consolidación de la estructura organizativa y participativa del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) en el estado.
3. Trabajar con alto grado de “Rentabilidad Electoral” que beneficie a los partidos integrantes de la Coalición (PRD, PT y MC), pero principalmente a su candidatura.
4. Apoyar la organización para la defensa del voto, integrando representantes para las casillas electorales el día de la elección.
Esto sólo se alcanza si tienen un Plan de Campaña que explique lo que debe hacerse:
1. En su distrito y/o municipio para lograr los votos suficientes para un escenario ganador.
2. Que defina claramente las tareas y responsabilidades del candidato y del resto de los participantes (equipo) en la campaña.
3. En eficientizar la distribución de los recursos económicos y materiales conforme a la rentabilidad electoral de cada actividad.
4. El desarrollo un calendario de actividades electorales con flexibilidad para hacer ajustes en los tiempos conforme a las circunstancias. (día, hora y actividad).
5. En que las actividades del candidat@ estén equilibradas y armonizadas en Visitas Domiciliarias, Reuniones vecinales, con grupos de interés (asociaciones ciudadanas, culturales, deportivas, artísticas, empresariales), lideres de opinión, foros, brigadeos en plazas públicas, mercados y otros sitios de concentración
El escenario de una campaña ganadora siempre integra la suma de los siguientes hechos:
1. Campañas bien planeadas y sincronizadas con otros candidatos.
2. Integración de recursos económicos, materiales y humanos suficientes y al menos claros, desde el inicio de las actividades.
3. Unificación de estrategias, recursos y de estructuras políticas de apoyo de los partidos y organizaciones de la Coalición Movimiento progresista (PRD, PT, MC y MORENA)
4. Manejo adecuado de la imagen y el discurso del candidato que proyecte en liderazgo y conocimiento.
5. Presencia en los medios de comunicación. Los candidatos deben generar la información y dejar de justificarse en el bloqueo que los medios tradicionalmente hacen a la izquierda.
6. Funcionamiento eficaz del plan, aun con la ausencia del candidato en un evento.
7. No existen conflictos internos ni tiempos muertos para el candidato.
Por lo tanto las campañas perdedoras y mediocres son las no planeadas, cursan con conflictos internos, escasos apoyos económicos y de recursos materiales, improvisadas, con los tiempos desbordados, sin estrategias, no se jerarquizan las zonas de rentabilidad electoral con poca coordinación, profesionalismo bajo, el candidato no logra simpatía por su mala imagen, ausente carisma, proyecta inexperiencia y sus discursos no son motivadores, son en las que puede haber mucho trabajo hasta quedar exhausto, sedientos, asoleados, pero sin resultados.
Los dirigentes y responsables operativos de los partidos para las campañas electorales en Nuevo León tienen que dejar atrás sus estilos patrimonialistas, centralizados, autoritarios, discrecionales, clientelares, inequitativos y sin transparencia en el suministro de los recursos financieros y materiales (que son recursos públicos que los organismos electorales les aportan para sus campañas) para los candidatos de todos los niveles. Elección tras elección, en estos partidos, ha sido recurrente el apoyo expedito de los recursos partidistas a sus candidatos privilegiados, sobre todo a los familiares y de los integrantes de las cúpulas dirigentes, quienes además reciben apoyos de recursos materiales y humanos de sus instituciones, centralizando todo desde el manejo de imagen (con sus aberrantes diseños) y de las campañas, hasta la entrega a cuenta gotas de promocionales (camisetas, plumas, gorras, pañoletas, vasos, llaveros y demás souvenirs), algunos regalos para eventos de loterías; los trípticos, calcomanías, pendones , mamparas y/o espectaculares siempre desfasados en los tiempos, con recurrencia a mal utilizarse o destruirse. Raro es la definición clara y el cumplimiento puntual en los apoyos de los recursos económicos para las gastos operativos de sus campañas ofrecidas a los candidatos, quienes en sus deficientes manejos llegan a ser victimas de los administradores y los dirigentes de los partidos al apoyar con sus firmas recursos que según los dirigentes le fueron otorgados como costos en los promocionales para su campaña y que luego aparecen en los informes oficiales del IFE o de la Comisión estatal electoral justificando cantidades económicas en los gastos de campaña de sus candidaturas, en lo que tal pareciera que para los dirigentes representa su gran oportunidad para obtener beneficios, en perjuicio de la lucha democrática. También es cierto que han existido candidatos de la izquierda que han resultado unos vivales, quedándose con los recursos económicos que se le proporcionaron para sus campañas. Sería interesante que politólogos, periodistas y ciudadanos activistas por la transparencia y rendición de cuentas abundaran en la investigación de los usos de estos recursos por los partidos políticos en nuestra sociedad y sus efectos en el desarrollo de nuestra incipiente democracia.
Los candidatos de la Coalición Movimiento Progresista deben exigir el trato justo y respetuoso, no tienen porque soportar el ignominioso trato indigno que están acostumbrados a realizar algunos de los operadores y de los dirigentes de los partidos, integrantes de esta coalición, con quien se deja ser usado en sus afanes de participación como candidato, no tienen que sacrificar lo más valioso de su persona: su dignidad y libertad de ser.
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