viernes, 27 de mayo de 2016

CLIENTELISMO POLITICO ABOMINABLE EN MEXICO.


En tanto transcurren, en este año 2016, las campañas electorales de 14 entidades del país, muchos de los candidatos y partidos políticos, sobre todo del PRI, PAN Y PRD y sus aliados del PVEM, PANAL y PT, siguen haciendo uso de la deshonrosa práctica del clientelismo político con financiamientos provenientes del control efectivo de los recursos que administran en los estados, municipios y el gobierno federal, donde gobiernan, siguen alentando el “clientelismo de estado” como soporte de su régimen de oprobio. Aunque hay que reconocer que ese clientelismo se ha expendido por los corporativos empresariales y grupos delincuenciales, que con sus apoyos financieros amenazan seguir usurpando los ejercicios del poder de los políticos electos, sometiéndolos a sus voracidades por sumar el poder político en la concentración de sus riquezas.

Ejecutan, ad hoc, ese principio que Noam Chomsky denomina “manipular elecciones”, como estrategia de mantenimiento del poder de las plutocracias, donde el electorado es engañado por la propaganda publicitaria, que es dirigida a generar desinformación y estimular emociones engañosas, fabricando deseos y esperanzas, que lo lleven a tomar decisiones irracionales, en contra de sus intereses, como sucedió con el “Bronco” en Nuevo León, ante el “hartazgo” percibido por los electores, y la esperanza, que bien vendieron sus estrategas publicitarios, de ese personaje que hoy nos gobierna, con la decepción actual de miles de los que votaron por él.

En México y en la mayoría de los países de nuestro continente, este clientelismo, fue integrado, primero por los terratenientes con poder económico y político, desde el colonialismo español, en las haciendas, luego con el surgimiento de los estados nacionales, a partir del siglo XIX, con el desarrollo del régimen presidencialista, basado en la expansión electoral, los votos se convirtieron en referente real, promoviéndose las relaciones clientelistas dentro de las nuevas estructuras políticas, como los partidos políticos y la burocracia estatal, donde desde el siglo pasado, tanto los regímenes autoritarios del PRI como los que han enarbolado la democracia, el PAN y PRD, han hecho del clientelismo su base social de apoyo, mediante los empleos públicos, una burocracia con bajos sueldos, deficiente capacitación, el uso discrecional de los programas sociales, manteniendo el bajo nivel de institucionalización del estado, en todos los niveles donde gobiernan, además de la lacra de la corrupción administrativa que hoy prevalece impunemente.

El clientelismo político hace más victimas, a quienes tienen bajos niveles educativos, desinformados, inmersos en el control de sus creencias y actitudes, por los titulares de los cargos políticos, son personas cuya vida transcurre en alguno de los grados de pobreza, según el Coneval, el número de pobres en México aumentó en 2 millones durante la administración de Enrique Peña Nieto, al pasar de 53.3 a 55.3 millones de personas en situación de pobreza de 2012 a 2014, estos son el objetivo de los políticos clientelistas. Son los pobres que viven siempre con dificultades por satisfacer las necesidades básicas de alimentación, vivienda, salud y educación de sus familias. También están los de clase media, con pobreza intelectual, con la aspiraciones de ambicionar mejorar  su estatus socioeconómico, con un pobre desarrollo moral e ideológico, inmersos en la visión individualista del neoliberalismo  del que sólo vale por sí mismo, infectado por el virus deshumanizante que acaba con la solidaridad fraternal y el amor básico en la convivencia humana.

Así en este momento, nos siguen avergonzando los políticos en sus campañas, donde reparten las despensas, “con frijol y gorgojo”, parafraseando a AMLO, además de tinacos, materiales de construcción, laminas, juguetes, electrodomésticos, televisiones, medicinas, la mayoría desviando los recursos financieros, de los programas sociales del Sistema Integral Para el desarrollo Integral de la Familia (DIF) y de las Secretarias de Desarrollo Social, amenazando a sus beneficiarios de perder sus becas en los programas de salud, educativos, y los apoyos asistenciales de los adultos mayores, discapacitados y madres solteras. Sin faltar sus ofrecimientos de otorgar dinero por su voto, en efectivo o mediante la modernización tecnológica en la compra del voto mediante sus tarjetas electrónicas, como ya lo han hecho en el  Monexgate”, el “Pemexgate” y el de “Los Amigos de Fox”.

Se trata a toda costa de ganar una elección, lograr el poder, lo más lamentable es que los políticos, inmersos en estas prácticas clientelares, que lo logren, tendrán que someterse no sólo a los poderes facticos tradicionales de los empresarios, la iglesia, los medios de comunicación, sino hasta los grupos delincuenciales, más visibles en las elecciones de los estados de Tamaulipas, Chihuahua, Durango, Oaxaca y Veracruz, fortalecerán así las redes delincuenciales del poder en nuestra patria, incrementado los factores de riesgo que mantienen la corrupción, injusticia,  violencia y las graves desigualdades en nuestro país.

Inhibir hasta su mínima expresión, la lacra del clientelismo de la política, sólo se lograra con la prevalencia plena de la libertad y la democracia en todos los niveles de funcionamiento de nuestra sociedad.

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