martes, 31 de mayo de 2016

MIS VIVENCIAS EN EL CLIENTELISMO POLITICO


A propósito del clientelismo político, eje central del mantenimiento del poder de los regímenes de oprobio, que nos han gobernado en México, refiero mis vivencias en mi bregar institucional laboral, partidista y desde la sociedad civil donde en diferentes momentos de mi vida he actuado.

Después de bregar en el movimiento estudiantil universitario por la autonomía de nuestras universidades públicas, la reforma académica y el pase automático, reivindicando el derecho a la educación de todos,  desde finales de los sesentas del siglo pasado, como integrante de los insurgentes, Comités de Lucha, tanto en la Prepa 8  y de la Facultad de Medicina “Aulas Anexas” de la UANL, guiados por las férreas convicciones de los principios y valores políticos, que no lograron integrarnos a las reiteradas propuestas de los personeros del régimen, en sus estrategias de cooptación clientelar, principalmente mediante sus apoyos financieros, materiales, plazas laborales y becas académicas, que el régimen Echeverrista, privilegió en su obsesionada reivindicación con los universitarios, luego de las tragedias del 2 de octubre de 1968 y del 10 de junio de 1971, resulta que no permitimos ningún tipo de estos apoyos, lo que nos costó el aislamiento político con la falta de solidaridad de las izquierdas y movimientos progresistas, en el seno del movimiento universitario, y desde luego el acceso a las estrategias represoras de los cuerpos de seguridad del estado. En tanto predominó, en la UANL, el poder la denominada Mafia de la Bata Blanca, desde 1973 hasta 1985, con sus personeros rectores Luis Todd y Alfredo Piñeyro, sus hostilidades no cesaron en tratar de destruir y acabar con nuestro movimiento que finalmente lograron en 1986.

Así, muchos de los líderes y activistas fueron, durante los setentas, beneficiarios de fuentes de trabajo, en las academias, bibliotecas, administraciones, algunos hasta en puestos directivos en escuelas y facultades de la UANL, otros becarios en el extranjero, unos mas como funcionarios de instituciones públicas en el gobierno estatal y federal, logrando su contribución a la exterminación de los movimientos progresistas no sólo en el seno de la UANL sino en Nuevo León, distinguiéndonos como una de las entidades donde prevalece la pasividad y el conformismo, ante nuestros problemas sociales, no sólo de las masas estudiantiles, con su rebelión natural transformadora, sino de la ciudadanía en general, con el patético ejemplo de la liquidación del sindicalismo, donde hoy prevalecen sólo como organismos de “control” de los trabajadores, como verdaderas “mafias”, exterminando su vocación de “defensores de los derechos de los trabajadores”. Naturalmente, los que se integraron a militar al Partido Revolucionario Institucional (PRI), fueron los más beneficiarios en sus prebendas directivas, administrativas y económicas, hasta algunos, con el paso de los años llegaron a ocupar el cargo gobernador, como el Espartaquista Sócrates Rizzo y muchos más como secretarios y subsecretarios de los altos niveles de gobierno.

Resulta que nuestra persistente resistencia al perverso clientelismo, nos llevo a rechazar hasta el partidismo político de las denominadas izquierdas (PS-PST,PSUM,PSD), que ante la reforma política del régimen, les llevo a incorporarse al sistema de partidos, durante los años 1971-1986, con sus beneficios electorales, financieros y la facilitación de mejor acceso a los clientelismos del régimen gobernante, en sus gestiones de apoyos de los programas sociales, alimentarios, salud, educación, vivienda, servicios públicos, tenencia de la tierra e infraestructura urbana como pavimentación, alumbrado y drenaje.

Mi único ingreso laboral a la SSA, en la plaza de Médico, fue un proceso de trámite ordinario, en el marco de una convocatoria nacional, cubrí los requisitos, aprobé los exámenes de ingreso, y luego el de capacitación para el desempeño, en 1981, mis antecedentes y posturas políticas opositoras al régimen y el no sujetarme a sus clientelismos, llevó a que la autoridad me cesara injustamente, transgrediendo los derechos laborales elementales vigentes, su ensañamiento fue demostrado en un largo proceso jurídico que concluyo en 1988, ordenándose mi reinstalación y el pago de todos los salarios y prestaciones que deje de percibir en ese periodo de tiempo.

En 1983 un grupo de Médicos, decidimos formar una asociación civil, dedicada a la capacitación, asistencia e investigación médica de postgrado, el Centro de Estudios e Investigaciones Médico- Sociales (CEIMSAC), sin afanes de lucro, fuimos distinguidos por nuestro trabajo profesional en salud mental y así se nos propuso que hiciéramos un convenio de colaboración con el entonces Consejo Tutelar para Menores de Nuevo León, órgano dependiente de la Secretaría General de Gobierno del estado, la ausencia de recursos  para el financiamiento de ese convenio, les llevo a ofrecernos plazas por honorarios del equipo de trabajo, lo cual aceptamos creamos una Unidad de Atención Psiquiátrica Ambulatoria, todo estaba bien, hasta que nuestro dirigente del equipo y principal tutor profesional de mi formación médica y psiquiátrica, un distinguido líder ideólogo  de la liga Espartaco-leninista, nos llevo los formularios de ingreso al PRI, encabezados por su solicitud debidamente llenada y firmada, naturalmente, nos opusimos, en el marco del conflicto fui cesado en 1985. Seguimos luego sólo con el CEIMSAC, como asociación civil, nunca aceptamos ninguna de las dadivas económicas ofrecidas por funcionarios para financiar, según ellos legalmente otorgadas, nuestras actividades.

Luego en 1988 recibí la invitación de los dirigentes del Frente Popular Tierra y Libertad para colaborar en sus proyectos políticos, educativos y de salud, era una de las pocas organizaciones que conservaba autonomía de gestión, con prevalencia en la mayoría de los activistas de los principios y valores políticos opositores al gobierno, los conocía desde su fundación en 1973, en mis tiempos de estudiante universitario, cuando les distinguía la humildad y el respeto a esos principios. Así volví a apoyarlos, participando en el inicio y desarrollo de la Prepa, los CENDIS, el magno proyecto del Hospital General Tierra y libertad y su Partido del Trabajo, donde como integrante de la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia finalmente les renuncie, en el año 2001, ante el cínico y descarado clientelismo de los dirigentes que  les alimentaron los regímenes pripanistas y que hoy es el único sostén de su organización. Puedo afirmar que en el seno de esa vivencia partidista como dirigente y la intimidad compartida por los principales dirigentes, con mi persona y por mi profesión médica, que les distinguió en atención a algunos de sus problemas de salud, que ahí viví en toda su magnitud todas las conductas típicas del clientelismo, entre dirigentes y sus seguidores, entre dirigentes y gobernantes, funcionarios del régimen, mas en las campañas electorales, donde ni yo pude sustraerme de los usos y costumbres típicos de las campañas clientelares. El clientelismo logro su objetivo de pervertirlos y desviar sus objetivos ideológicos hasta liquidar la mínima ética política en las conductas  de los dirigentes.  

Finalmente acepte una invitación, de un grupo distinguido de militantes del PRD, en el año 2003, se trataba de un proyecto de renovación de ese partido, con valores y principios que acordamos y que fundamentalmente iban dirigidos a eliminar no sólo los vicios del clientelismo sino del oportunismo, el corporativismo y los fundamentalismos ideológicos muy acentuados en las denominadas tribus, logramos trascender ganamos elecciones internas, donde finalmente los compañeros y compañeras dirigentes persistieron en seguir en esas conductas que nos hicieron renunciar en ese  partido en el 2012.

Luego fundamos MORENA en el 2012, donde hasta el momento prevalece la lucha contra el ignominioso clientelismo, que es una de las conductas transgresoras graves de un militante y que es fundamento para su expulsión de nuestra organización.       

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