A propósito del clientelismo político, eje central del
mantenimiento del poder de los regímenes de oprobio, que nos han gobernado en
México, refiero mis vivencias en mi bregar institucional laboral, partidista y
desde la sociedad civil donde en diferentes momentos de mi vida he actuado.
Después de bregar en el movimiento estudiantil universitario
por la autonomía de nuestras universidades públicas, la reforma académica y el
pase automático, reivindicando el derecho a la educación de todos, desde finales de los sesentas del siglo pasado,
como integrante de los insurgentes, Comités de Lucha, tanto en la Prepa 8 y de la Facultad de Medicina “Aulas Anexas” de
la UANL, guiados por las férreas convicciones de los principios y valores
políticos, que no lograron integrarnos a las reiteradas propuestas de los
personeros del régimen, en sus estrategias de cooptación clientelar,
principalmente mediante sus apoyos financieros, materiales, plazas laborales y
becas académicas, que el régimen Echeverrista, privilegió en su obsesionada
reivindicación con los universitarios, luego de las tragedias del 2 de octubre
de 1968 y del 10 de junio de 1971, resulta que no permitimos ningún tipo de
estos apoyos, lo que nos costó el aislamiento político con la falta de solidaridad
de las izquierdas y movimientos progresistas, en el seno del movimiento
universitario, y desde luego el acceso a las estrategias represoras de los
cuerpos de seguridad del estado. En tanto predominó, en la UANL, el poder la
denominada Mafia de la Bata Blanca, desde 1973 hasta 1985, con sus personeros
rectores Luis Todd y Alfredo Piñeyro, sus hostilidades no cesaron en tratar de
destruir y acabar con nuestro movimiento que finalmente lograron en 1986.
Así, muchos de los líderes y activistas fueron, durante los
setentas, beneficiarios de fuentes de trabajo, en las academias, bibliotecas, administraciones,
algunos hasta en puestos directivos en escuelas y facultades de la UANL, otros
becarios en el extranjero, unos mas como funcionarios de instituciones públicas
en el gobierno estatal y federal, logrando su contribución a la exterminación
de los movimientos progresistas no sólo en el seno de la UANL sino en Nuevo
León, distinguiéndonos como una de las entidades donde prevalece la pasividad y
el conformismo, ante nuestros problemas sociales, no sólo de las masas
estudiantiles, con su rebelión natural transformadora, sino de la ciudadanía en
general, con el patético ejemplo de la liquidación del sindicalismo, donde hoy
prevalecen sólo como organismos de “control” de los trabajadores, como
verdaderas “mafias”, exterminando su vocación de “defensores de los derechos de
los trabajadores”. Naturalmente, los que se integraron a militar al Partido
Revolucionario Institucional (PRI), fueron los más beneficiarios en sus
prebendas directivas, administrativas y económicas, hasta algunos, con el paso
de los años llegaron a ocupar el cargo gobernador, como el Espartaquista
Sócrates Rizzo y muchos más como secretarios y subsecretarios de los altos
niveles de gobierno.
Resulta que nuestra persistente resistencia al perverso
clientelismo, nos llevo a rechazar hasta el partidismo político de las
denominadas izquierdas (PS-PST,PSUM,PSD), que ante la reforma política del
régimen, les llevo a incorporarse al sistema de partidos, durante los años
1971-1986, con sus beneficios electorales, financieros y la facilitación de
mejor acceso a los clientelismos del régimen gobernante, en sus gestiones de
apoyos de los programas sociales, alimentarios, salud, educación, vivienda,
servicios públicos, tenencia de la tierra e infraestructura urbana como
pavimentación, alumbrado y drenaje.
Mi único ingreso laboral a la SSA, en la plaza de Médico, fue
un proceso de trámite ordinario, en el marco de una convocatoria nacional,
cubrí los requisitos, aprobé los exámenes de ingreso, y luego el de
capacitación para el desempeño, en 1981, mis antecedentes y posturas políticas
opositoras al régimen y el no sujetarme a sus clientelismos, llevó a que la
autoridad me cesara injustamente, transgrediendo los derechos laborales
elementales vigentes, su ensañamiento fue demostrado en un largo proceso
jurídico que concluyo en 1988, ordenándose mi reinstalación y el pago de todos
los salarios y prestaciones que deje de percibir en ese periodo de tiempo.
En 1983 un grupo de Médicos, decidimos formar una asociación
civil, dedicada a la capacitación, asistencia e investigación médica de
postgrado, el Centro de Estudios e Investigaciones Médico- Sociales (CEIMSAC),
sin afanes de lucro, fuimos distinguidos por nuestro trabajo profesional en
salud mental y así se nos propuso que hiciéramos un convenio de colaboración
con el entonces Consejo Tutelar para Menores de Nuevo León, órgano dependiente
de la Secretaría General de Gobierno del estado, la ausencia de recursos para el financiamiento de ese convenio, les
llevo a ofrecernos plazas por honorarios del equipo de trabajo, lo cual
aceptamos creamos una Unidad de Atención Psiquiátrica Ambulatoria, todo estaba
bien, hasta que nuestro dirigente del equipo y principal tutor profesional de
mi formación médica y psiquiátrica, un distinguido líder ideólogo de la liga Espartaco-leninista, nos llevo los
formularios de ingreso al PRI, encabezados por su solicitud debidamente llenada
y firmada, naturalmente, nos opusimos, en el marco del conflicto fui cesado en
1985. Seguimos luego sólo con el CEIMSAC, como asociación civil, nunca
aceptamos ninguna de las dadivas económicas ofrecidas por funcionarios para
financiar, según ellos legalmente otorgadas, nuestras actividades.
Luego en 1988 recibí la invitación de los dirigentes del
Frente Popular Tierra y Libertad para colaborar en sus proyectos políticos,
educativos y de salud, era una de las pocas organizaciones que conservaba
autonomía de gestión, con prevalencia en la mayoría de los activistas de los
principios y valores políticos opositores al gobierno, los conocía desde su
fundación en 1973, en mis tiempos de estudiante universitario, cuando les
distinguía la humildad y el respeto a esos principios. Así volví a apoyarlos,
participando en el inicio y desarrollo de la Prepa, los CENDIS, el magno
proyecto del Hospital General Tierra y libertad y su Partido del Trabajo, donde
como integrante de la Comisión Nacional de Garantías y Vigilancia finalmente
les renuncie, en el año 2001, ante el cínico y descarado clientelismo de los
dirigentes que les alimentaron los
regímenes pripanistas y que hoy es el único sostén de su organización. Puedo
afirmar que en el seno de esa vivencia partidista como dirigente y la intimidad
compartida por los principales dirigentes, con mi persona y por mi profesión
médica, que les distinguió en atención a algunos de sus problemas de salud, que
ahí viví en toda su magnitud todas las conductas típicas del clientelismo,
entre dirigentes y sus seguidores, entre dirigentes y gobernantes, funcionarios
del régimen, mas en las campañas electorales, donde ni yo pude sustraerme de
los usos y costumbres típicos de las campañas clientelares. El clientelismo
logro su objetivo de pervertirlos y desviar sus objetivos ideológicos hasta
liquidar la mínima ética política en las conductas de los dirigentes.
Finalmente acepte una invitación, de un grupo distinguido de
militantes del PRD, en el año 2003, se trataba de un proyecto de renovación de
ese partido, con valores y principios que acordamos y que fundamentalmente iban
dirigidos a eliminar no sólo los vicios del clientelismo sino del oportunismo,
el corporativismo y los fundamentalismos ideológicos muy acentuados en las
denominadas tribus, logramos trascender ganamos elecciones internas, donde
finalmente los compañeros y compañeras dirigentes persistieron en seguir en
esas conductas que nos hicieron renunciar en ese partido en el 2012.
Luego fundamos MORENA en el 2012, donde hasta el momento
prevalece la lucha contra el ignominioso clientelismo, que es una de las
conductas transgresoras graves de un militante y que es fundamento para su
expulsión de nuestra organización.
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