A propósito de las remembranzas de las luchas que los
universitarios en todo el país, desarrollábamos en los setentas, del siglo
pasado, contra las injusticias, por las libertades y el desarrollo democrático de
nuestra patria, que llevó a él régimen
priista a una mayor represión violenta, con los hechos trágicos del 10 de junio
de 1971, donde asesinaron impunemente a los compañeros estudiantes, durante la
manifestación del jueves de corpus, que entre otras demandas manifestaban su
apoyo a nuestra lucha por la autonomía universitaria y la reforma académica de
la Universidad Autónoma de Nuevo León, donde el eje central era acabar con la
deshumanización imperante en los gobernantes e instituciones educativas que
deformaban su función educativa, generando profesionistas inmersos en el
mercantilismo que prevalecía en nuestra
sociedad, muy lejos de la elemental solidaridad humana.
Resulta que la prevaleciente deshumanización del
neoliberalismo imperante sigue desbordándose como un cáncer, diseminándose hasta
en los principios y valores básicos, que deben prevalecer en la elemental
solidaridad de quienes como personas deberían ser ejemplos de humildad, por la mística
inherente del servidor público y en los actos de filantropía de los
empresarios. Así cada vez que observo a un funcionario, político o a los
supuestos humanistas de las instituciones caritativas de beneficencia social
abusando de las imágenes de sus actos solidarios como aparecer con los niños
con cáncer, regalando sus pelucas, con los pobres otorgando sus dadivas contra
el hambre, con los ancianos proporcionando lentes, con los enfermos atendidos
en sus consultas brigadistas, se me exacerba la indignación por el abominable
abuso que sin el más mínimo valor ético moral desarrollan con cinismo y
desvergüenza con sus facies de alegría, regocijo y enaltecidos en su soberbia
por la glorificación de sus actos muy alejados hasta de sus creencias y valores
cristianos que pregonan.
Si son funcionarios, vergüenza debería de darles, la paradoja
de que siendo responsables de alguno de los sectores, como salud o seguridad
social, sus imágenes sean una muestra de sus incompetencias para lograr
consagrar el derecho a la salud, otorgándolo como lo que es, un derecho
inalienable de las personas; más vergüenza debería de darles aparecer
entregando alimentos como muestra de combate a la pobreza, en tanto mantienen
sus gobiernos con programas y modelos económicos, generadores de las lacerantes
desigualdades sociales, con sus lacras de pobreza y miseria que afectan a las
mayorías de nuestras poblaciones. Ni que decir de los funcionarios de la
educación, que insisten en aparecer en las escuelas públicas, anunciando
soluciones a problemas ancestrales como carencias de baños y bebedores de agua
potable en condicione sanitarias para los niños, aprovechándose de la inocencia
infantil con sus naturales alegrías, para la foto.
Si son fundaciones o instituciones filantrópicas, como les
gusta más que se les designe, donde imperan sus fundamentalismos religiosos
cristianos, como motor de su altruismo, como el Teletón de Televisa, Tv-Azteca,
, Caritas, Cruz Roja, etc., .simple y llanamente deberían ejercer ese valor
cristiano con la humildad caritativa, que implica el dar sin vanagloriarse de
lo otorgado, sin nada de publicidad sobre sus actos, menos de exponer el
sufrimiento y las tragedias de los beneficiarios, del cual abusan para
incrementar sus recursos económicos, que incrementen sus finanzas y ganancias
que no sólo les permite el apoyo a los discapacitados sino a mantener sus
burocracias internas y los vividores de estas tragedias humanas.
Los que conocemos de las estrategias de manipulación de los
regímenes de oprobio, sabemos muy bien que estos actores, cumplen muy bien con
sus amos, en esta tarea ingrata de usar las imágenes para seguir estimulando el
cerebro emocional de los ciudadanos, opacando la racionalidad de las
realidades, del saber, del conocer, lo
que sostiene de fondo las atrocidades de los oligarcas gobernantes,
sobre los derechos fundamentales humanos y sociales, que con sus decisiones han obstaculizado el
desarrollo social y humano, que los mexicanos y mexicanas, nos merecemos de conformidad
con nuestra historia, nuestro patrimonio cultural, económico, de la naturaleza,
y desde luego de los movimientos libertarios y reprimidos brutalmente,
como el del 10 de junio.
10 de junio no se olvida, la lucha sigue, en tanto las injusticias,
la explotación y las desigualdades sociales y económicas persistan.
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