Resulta que los vertiginosos cambios científicos y tecnológicos
que han logrado las telecomunicaciones, las neurociencias, la salud
pública y particularmente la sexología se han visto reducidos en sus efectos
sobre la salud sexual de nuestros jóvenes, que en este ámbito, siguen siendo
víctimas de los problemas ancestrales de conductas sexuales inmersas en la
desinformación, mitos y prejuicios sobre el ejercicio de su sexualidad humana
generando problemas que afectan su salud y su desarrollo social y humano.
Inmersos en edades de inicio, con relaciones sexuales cada
vez más tempranas, en el contacto de conductas sexuales explicitas, en sus
hogares, con sus grupos de pares, en la transgresión del eros que generan las
obscenidades y pornografía, que prevalece en las redes sociales del internet,
experimentando sus relaciones sexuales
genitales, en un contexto de inmadurez afectiva, donde el amor se confunde con
el turbulento deseo sexual, que emerge vigoroso, impulsado por el desarrollo
psicosexual de esta etapa, sin protección adecuada ni prevención del embarazo
no deseado, lo cual hace prevalecer la incidencia de los tres grandes problemas,
que en estos momentos prevalecen: uno,
es el de los embarazos no deseados, luego el cada vez más frecuente abuso
sexual, siguiendo la incidencia de enfermedades de transmisión sexual, donde el
SIDA sigue siendo distintivo por su alta prevalencia.
Aunque los embarazos no deseados, son focalizados como un
problema de salud reproductiva, está más definido en el marco de la salud
sexual, porque implica aspectos no sólo biológicos, sino psicológicos, sociales
y existenciales, tanto en su origen como en sus consecuencias, sobre el curso
posterior del embarazo no deseado, que puede ser desde el nacimiento del bebe,
el aborto y el desarrollo precoz de roles, como el proceso de crianza, con sus
responsabilidades, que obstaculizan el desarrollo evolutivo del adolescente o
del joven, integrando estresores psicosociales, que se convierten en factores de
riesgo para sus salud mental; además de exigir su integración temprana al mundo
laboral y afectar su proceso educativo. Imaginemos el impacto que ha tenido en
nuestra sociedad, que las últimas décadas, el 30% de los embarazos ha sido en
las mujeres de 12 a 19 años, sí, quiere
decir que un tercio de los integrantes de nuestra sociedad se han desarrollado
en ambientes familiares con riesgos por las carencias inherentes a esta
problemática. Embarazo no deseado, es igual a padres disfuncionales, familia
disfuncional, pobreza patrimonial no sólo económica sino afectiva, la mayoría
con algún tipo de violencia familiar. Es
una problemática que refleja con claridad el fracaso de la educación sexual del
joven, mas en el eje de aprendizaje relacionados con el libre disfrute de la
sexualidad con el uso adecuado de las técnicas y métodos anticonceptivos.
En relación al abuso sexual, seguimos conmocionándonos sólo
por las tragedias de violación, que
comunican las redes sociales, cuando en estricto sentido un abuso sexual se
configura cuando se desarrollo una conducta contra la voluntad de la persona y
esto como ya lo habíamos referido en este blog, es poco conocido y poco
denunciado por las jóvenes, no sólo ante sus padres sino ante las autoridades,
por los prejuicios y el estigma que genera, sumando más daño a las víctimas de
este comportamiento criminal, que sigue siendo uno de los hechos generadores de
daños en la salud mental y sexual, con sus secuelas de estrés postraumático y
dificultades posteriores del ejercicio de la sexualidad de las personas. Es un
tema poco investigado, en nuestra sociedad, es una de las aéreas de
oportunidad, para los muchos académicos e investigadores de las aéreas médicas
y psicosociales, cuyos resultados podrían fundamentar la atención integral y
eficaz mediante la prevención y atención a las víctimas.
En relación a las enfermedades infecciosas denominadas de
transmisión sexual (ETS), ya referimos en este blog, sobre la salud de los
jóvenes, que en una de las principales causas de mortalidad sigue siendo las
muertes por el SIDA, aunque existe como dato general que una de las tres
primeras causas de consulta en los servicios de salud es por infecciones
urinarias, puede ser que la mayoría corresponden a este grupo ETS. No existen
cifras oficiales sobre la prevalencia de las principales ETS, como la gonorrea,
sífilis, trichomoniasis, clamidias, etc.., que en el pasado eran muy vigiladas sanitariamente,
sus tratamientos difíciles, y que hoy generalmente padecen un subregistro,
porque no son notificados los casos, y su tratamiento es más sencillo, aunque
claro está en sus fases de contagio sin tratamiento, fácilmente se transmiten. Es
otra área seria de investigación epidemiológica, que tenemos que afrontar como
problema de salud pública.
No incluyo, otros problemas relacionados con las conductas
sexuales que enfrentan los jóvenes, como las relacionados con la masturbación,
los sueños de contenido sexual, sus fobias sexuales y las disfunciones sexuales
derivadas de la mala educación sexual, que prevalece en la mayoría de los
ambientes familiares, escolares y demás instituciones que tienen que ver con
acciones para el bienestar y desarrollo humano, inmersas en el conservadurismo
del siglo pasado que sigue prevaleciendo en nuestro estado, cuna de las resistencias
de los poderosos empresarios contra la integración de la educación sexual en
los procesos educativos de todos los niveles, generando ciudadanos y profesionistas
inmersos en la ignorancia y los prejuicios,
lo más lamentable es que entre estos destaquen todavía médicos, psicólogos y
educadores.
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