Hacer política guiados, desde los orígenes filosóficos helenicos, con
la búsqueda de lograr la prosperidad y el bienestar común de las poblaciones,
que hoy son definidas en los indicadores del desarrollo humano y social de los
países, cada vez está más alejado de los políticos de nuestros países, más de
los americanos, que progresivamente se han distanciado de las bases fundamentales
a los conocimientos derivados de la ciencia, la filosofía y las respectivas
propuestas ideológicas que se han construido y están inmersas en los programas
políticos de partidos, organizaciones y luchadores sociales. La política ha
sido pervertida por el pragmatismo ramplón de lograr el poder por el poder, no
importando como se llega ni el cómo se ejerce, se menosprecia el bien común que
se subordina a los satisfactores individuales de los poderosos.
Desde el siglo pasado, con el neoliberalismo capitalista, los usos del
poder de los políticos se han dirigido a que prevalezca su enriquecimiento
económico y el de las oligarquías económicas de sus territorios, manteniendo
las graves desigualdades con las lacras de la pobreza y corrupción, inmersas
solo en sus peroratas de luchar contra la injusticia, acabar con la explotación
y lograr los más altos niveles de bienestar de las y los ciudadanos en sus
territorios.
El neoliberalismo ha usado magistralmente sus estrategias de
desacreditar a la política y los partidos, primero fue su satanización como
“comunista” de toda lucha libertaria, democrática, humanista y contra las
injusticias, en todo el mundo, llegando a imponer estrategias militares de
extermino hacia los opositores, luego fue imponiendo la politiquería, con sus
espejismos sobre la necesidad de empoderamiento de la “sociedad civil” y las
candidaturas independientes, promoviendo la partidiofobia y ausentando no sólo
la ética sino las luchas ideológicas por los valores, principios y programas
políticos en la búsqueda del empoderamiento. El ejemplo más abominable han sido
las alianzas de los partidos políticos donde se pierden hasta las básicas
diferencias históricas entre izquierdas y derechas, con sus dirigentes bregando
con declaraciones que van de la estupidez a la locura, como esa en la que
Alejandra Barrales, dirigente del PRD llega a afirmar que en “la actualidad ya
no existen diferencias en las ideologías”, argumentando a favor de su espuria
postura de aliarse con el partido derechista del PAN en las actuales elecciones
por el poder en México, con ello su grandeza intelectual acaba con el
conocimiento vigente de las ciencias políticas, la filosofía, la economía, la
sociología y la historia.
Hasta el vaticano, desde el papa Juan Pablo II, ha descalificado el
salvajismo del capitalismo neoliberal con sus politiquerías y con su jefe de
estado actual, el papa Francisco Bergoglio, ha renovado esa crítica convocando
para acabar con esa práctica y hacer política verdadera, refiriéndose a el
estigma de la descomposición moral y política que partidos, políticos y
autoridades tienen en América, con todas las lacras de la corrupción que nos
invade, desde los casos Odebrechet, hasta los robos que han dañado las finanzas
de los estados principalmente de nuestros países latinoamericanos, como los
efectuados por los ex presidentes de países centro y suramericanos, y los más
de 12 ex gobernadores han hecho en las últimas décadas en México. Ciertamente
es cuestionable la autoridad moral sobre políticas públicas, del Vaticano,
cuando esa misma politiquería ha estado envuelta en sus escándalos financieros
y de pederastia clerical, además de sus ausentes posturas reprobatorias contra
esos personeros de las oligarquías económicas y políticas que fomentan esas
conductas.
Esas politiquerías
son las que han generado que los grandes ricos de nuestras sociedades y el
mundo no tengan llenadera y nos estén manteniendo en las grandes brechas de
desigualdad económica, que vivimos y que esta semana nos conmociono al ser
informados: “La desigualdad en el ingreso siguió en aumento el año pasado. Sólo
ocho empresarios, todos varones, poseen una riqueza que equivale al ingreso de
3 mil 600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad, reveló la
organización humanitaria Oxfam, en un reporte publicado a propósito de la
realización, esta semana, del Foro Económico Mundial, que reúne en esta ciudad
a la élite de la política y los negocios del mundo.” http://www.jornada.unam.mx/2018/01/22/economia/019n1eco
Rechacemos la politiquería, más en estos tiempos electorales, donde
prevalecen las mentiras, las simulaciones y los engaños de los políticos que
viven de la política, muy lejos de sus peroratas engañabobos de querer y estar
para servir al pueblo.
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