viernes, 27 de abril de 2018

LA SALUD MENTAL DE LAS Y LOS NIÑOS MEXICANOS

A propósito del Día de la Niñez, que celebramos cada año, en México el 30 de abril, las y los trabajadores de la salud mental, observamos conmocionados y con una gran dosis de impotencia, el trascendente incremento de los trastornos psiquiátricos y problemas psicosociales en los infantes de México y mas en nuestro estado de Nuevo León, que sin duda se deben a los limitados recursos financieros de inversión de las políticas públicas de los gobernantes en este rubro.

Si correlacionamos, que en las últimas décadas, la maternidad es desempeñada muy prematuramente, por la prevalencia de más del 30% de embarazos en madres adolescentes, presente en las últimas décadas, sumado a que la gran mayoría de los embarazos son no planeados, es decir están en la categoría de no “deseados” y que luego un gran porcentaje de ellos son objeto de atención, por la técnica quirúrgica denominada cesárea, 45% a nivel nacional, 70% en Nuevo León; luego la prevaleciente morbi-mortalidad infantil, relacionadas con enfermedades infecciosas, el abandono de la lactancia al seno materno, la pobreza parental de la crianza, con sus carencias, nutricionales, afectivas crónicas, con sus pobres estimulaciones del desarrollo psicomotor, psicosocial y emocional en las familias, que se han incrementado por el mal uso de las tecnologías de la información, donde hasta las tabletas y celulares, se han convertido hasta sustitutos de los padres, en el cuidado; y finalmente la falta de atención oportuna a los problemas emocionales, de conducta, de socialización y de aprendizaje de los niños y niña, que se pueden presentar en la infancia, desde una simple desviación de su proceso de desarrollo, hasta la integración clara, formando parte de una enfermedad mental, prefiguramos un futuro sombrío para la felicidad y el bienestar de la niñez, en pleno siglo XXI.   
Luego, si tenemos que a las instituciones educativas, públicas o privadas no sólo se les dificulta desarrollar sus funciones en el desarrollo humano integral de los niños, sobre todo en los factores sociopsicoeconomicos, de sus ambientes familiares, que sin duda también afectan sus procesos de enseñanza-aprendizaje, sino además que carecen de los recursos profesionales, técnicos y materiales, para la atención preventiva y de rehabilitación de los problemas de salud mental y los trastornos psiquiátricos que prevalecen en sus alumnos de sus escuelas. Se incrementan así, las bases para este panorama sombrío, que ya nos está invadiendo en nuestras sociedades, con el incremento de la prevalencia de los trastornos psiquiátricos infantiles. Los estudios en México, sobre la prevalencia de trastornos psiquiátricos en niños reportan entre un 14 y 20%, de los cuales el 7% son casos severos. Estimaciones, de investigadores del Instituto Nacional de Psiquiatría, refieren que los trastornos de ansiedad son los más prevalecientes, con Fobia especifica del 9% y la Angustia  en el  2% de esta población general. Le siguen los trastornos afectivos, con el Trastorno Distimico con un 6% de prevalencia, el Trastorno Depresivo Mayor del 2 al 4% de prevalencia en niños y adolescentes, con estudios específicos en preadolescentes que han detectado hasta el 18% de prevalencia. Por otra parte en relación a los trastornos de conducta, el trastorno por déficit de atención (TDA), que afecta el rendimiento escolar de los educandos, en México se estima una prevalencia en niños en edad escolar del 3 al 5% y en adolescentes de 1 al 2%. El trastorno de conducta oposicionista desafiante se estima con una Prevalencia del 2 al 6% de la población más frecuente en el nivel socioeconómico bajo. El Trastorno disocial de la conducta se estima una prevalecía del 6 al 16% de los varones, en las mujeres entre el 2 y el 9% y en población general entre el 1.5% y el 3.4% más en núcleos suburbanos y rurales. En relación a la Enuresis, se ha estimado una prevalencia en el 49% en los niños de 3 años, el 26% entre los niños de 4 años y 7% entre los niños de los 5 años; en tanto la Encopresis sólo el 1.5% de prevalencia en niños mayores de siete años. Sin contar, además con los problemas psicosociales, inmersos en los niños y niñas, desde la violencia,  prevaleciente en el 70% de los hogares, las conductas infractoras, adictivas y los problemas educativos y sus precarias condiciones para lograr los objetivos educativos del conocer, del saber y del ser creativos.
Hace décadas que las ciencias de la conducta y las neurociencias determinaron con claridad los factores de riesgo de los niños, que actúan contra el desarrollo de un vida plena, saludable, y más de los que son capaces de generar la irrupción de las enfermedades mentales, desde los genéticos, las condiciones prenatales, postnatales, ambientales, psicosocioeconomicos y conductuales, inmersos en su proceso de desarrollo humano, que nos ha reforzado determinantemente, la concepción de que infancia es destino.

Nuestras sociedades y familias, siguen con el pendiente de lograr priorizar la inversión de sus recursos y sus tiempos en minimizar al máximo, esos factores de riesgo y con ello no sólo lograr disminuir la prevalencia de los trastornos de salud mental, sino además contribuir al máximo bienestar y felicidad de los niños, y con ello el futuro de nuestras sociedades.

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