En México estamos viviendo, después de las elecciones de
julio del 2018 y con la Victoria que encabezo nuestro partido MORENA y AMLO, al
ser designado nuestro presidente, un proceso de transformación de nuestra
sociedad, que pretende ser revolucionario, donde la transición sea pacifica,
sin violencia, superando las grandes transiciones revolucionarias históricas,
del mundo y de nuestra patria, donde el medio principal del cambio han sido las
armas y sus tragedias inmersas en la violencia con los cientos de miles y
millones de muertos.
En este periodo de tiempo, estamos enfrentando y tratando de
vencer los intereses y las estructuras de poder, del antiguo régimen que existen
en los diferentes niveles territoriales e institucionales, desde los ámbitos
locales, regionales y nacionales. La estrategia fundamental, ha sido lograr los
cambios institucionales, mediante acuerdos negociados con las elites
dominantes, donde el proceso de redistribución relativa del poder político y
económico, ha generado divisiones, que no dejaran de ser temporales, en tanto
la negociación, no resulte afectando el gran capital de sus intereses y de las
grandes multinacionales, que lamentablemente siguen influyendo en el nuevo
poder emanado del mandato electoral de los ciudadanos que nos dieron el apoyo.
Sus resistencias son extremas y han llegado hasta promover el
uso de la fuerza militar, para acabar con el ejercicio del poder presidencial y
legislativo, que nuestra incipiente Cuarta Transformación, ha logrado,
reformando la constitución, las leyes, los planes y programas, para lograr
nuestro desarrollo nacional inmerso en los tres ejes generales rectores: Justicia
y Estado de Derecho, Bienestar y Desarrollo Económico, donde prevalezca la
democracia la honestidad, el humanismo y los más altos niveles de desarrollo
social y humano de nuestro pueblo.
El éxito de nuestra lucha en la transición reformista que cursamos, dependerá del
arte de la negociación desde el poder, que ejerza AMLO y sus principales
integrantes del gabinete federal, así como los dirigentes de MORENA, tanto en
el Congreso de la Unión, como en el seno de la organización del partido. Lograr
la victoria de la 4T dependerá de las concesiones y consensos, que se
construyan frente a las antiguas estructuras del poder, que prevalecen en los
municipios, las gubernaturas, los congresos estatales, las dependencias
federales, instituciones, organizaciones corporativas y clientelares del
régimen de oprobio que pretendemos erradicar.
Las políticas del cambio seguirán mejorando la economía, la
situación social de las y los ciudadanos y el posicionamiento de AMLO seguirá
siendo con altos porcentajes de aprobación, sin embargo eso no garantiza que la
percepción, esa función cerebral, que sirve de base en la conducta de la
persona ante una elección, tenga plenamente integradas la convicción e
identidad política con la 4T, que permita la victoria de los candidatos y
candidatas de MORENA en las elecciones del 2021. Sera año de un gran reto,
porque tendremos elecciones de 300 diputados por votación directa y 200 de
representación proporcional, 15 gubernaturas y 30 procesos locales de diversa
índole, que serán la prueba de fuego para el nuevo régimen y los poderes
locales.
Además de la grave disfuncionalidad de nuestro
movimiento-partido, tenemos a los gobiernos estatales, más en los estados
pripanistas que de modo sistemático han autorizado y financiado los fraudes
electorales, que junto con los grupos de interés muy poderosos y hasta las
organizaciones criminales, en los estados, no cesaran en sus estrategias del
fraude electoral. Otra adversidad, serán los funcionarios federales
delegacionales claramente originarios, formados e integrados en el pragmatismo
político electoral, oportunista y sin valores. Por otra parte seguimos inmersos
en las estrategias de concientización digital y acciones, que dominan la mente
pública, de los fake news, desestabilizadores, donde desde las fuerzas
gubernamentales carecemos de un sistema de información, concientización y
propaganda, adecuado para defendernos de los efectos destructores de su guerra
psicológica.
Por eso en el 2020, será necesario solucionar los tres problemas fundamentales que tiene la 4T, Primero:
el relacionado con el estado de Morena como partido en el poder, incapaz de
lograr su funcionamiento institucional cabal, política, administrativa y
jurídicamente, seguimos fragmentados y dispersos, sin lograr consensos, ni la
renovación de las direcciones en el proceso democrático de elección interna, sin
direcciones operativas, en todos los niveles, desde el nacional, hasta los
estados, los municipios y los distritos electorales, inmersos en pragmatismos
políticos oportunistas, sin ideales ni valores, con personajes y grupos de
interés al servicio del régimen, que pretendemos acabar, con sus desviaciones y
perversiones en las posturas políticas en sus feudos territoriales, semiparalizado en sus tarea fundamental de
formación de cuadros y sin capacidad de apoyo logístico contra los opositores a
la 4T.
El segundo, está en la guerra psicológica contra los
adversarios, la estrategia comunicacional del gobierno es deficiente, a pesar
de las innovaciones, seguimos sin neutralizar la permanente erosión televisiva
de nuestras comunidades, dominada por los grupos empresariales al servicio del
régimen anterior. El 90
por ciento de la percepción del mundo de los ciudadanos, pasa por la televisión,
siguen con su universo mental alterno, en el que el ciudadano percibe a la
falacia como “verdad”, los expertos de las ciencias de la comunicación, desde
el siglo pasado, han informado como las oligarquías al servicio del
capitalismo, manipulan la percepción y logran subjetivar la realidad, en
sus objetivos de lograr el control de las mentes, donde se ha venido sumando la
influencia de las redes sociales y la prensa conservadora con sus empresas
capitalistas. Si a esto sumamos que la mayoría de los cerebros de
las personas, siguen con los efectos de la mala educación, inmersa no sólo en
los bajos niveles de escolaridad, sino en el analfabetismo funcional, con sus
dificultades en el análisis, la comprensión y el uso de las inteligencias, sin
la sabiduría del conocimiento, proclives a la reacción emocional y la
amoralidad del capitalismo del éxito, a cualquier precio y el poder fulminante
de la comunicación digital, urge un sistema de contra
propaganda para triunfar en la guerra psicológica social contra los adversarios.
El tercero, tiene que ver con seguir desmantelando las
estructuras del poder y sus personeros del régimen de oprobio, vigentes y
activos en los diferentes niveles de gobierno y de las instituciones públicas, será
vital que AMLO siga manteniendo su liderazgo y dirección en la construcción del
consenso, conduciendo de manera hegemónica, creando eficientes equipos,
expulsando funcionarios corruptos, con claros servicios y complicidades con el
régimen de oprobio, perseverando en que se imponga el poder político sobre el
económico, logrando medios alternativos con gran capacidad de solución de
conflictos, incluyendo su influencia en el desarrollo de nuestro partido
movimiento, inmerso en la democracia, sin aristocracias, ni corrupción y con
una gran capacidad de consensos, que logren la unidad en la acción,
movilizándose en apoyo de las políticas de la 4T y contra los conservadores
opositores de las oligarquías económicas y políticas.
En el 2020, lograr solución a estos tres grandes problemas,
permitirá continuar la trasformación de nuestra sociedad, rumbo a las
elecciones del 2021, para lograr la victoria, donde la felicidad y prosperidad
de nuestro pueblo deben seguir siendo, el objetivo final de nuestra lucha
revolucionaria.